Un amor que florece

25. roto

MARIANO

MARIANO.

—hijo, nos vamos al trabajo. por favor, bebé sal y come algo ¿sí? —, la preocupada voz de mi madre sonaba al otro lado de la puerta de estas estrechas cuatros paredes.

"no puede sonar más hipócrita"

—¿No contesta? debe de estar dormido. amor, debemos irnos—, la voz de papá se hizo presente, en la oscuridad de mi habitación puedo ver la silueta de sus sombras por debajo de la puerta.

—-pero estoy preocupada, no lo he visto en días, su comida siempre está ahí. no está comiendo debidamente— nuevamente se hizo presente la voz de mi madre.

—ya luego trataremos con él, Madison. por ahora vámonos se nos hará tarde, no olvides que tenemos una reunión importante—, luego de eso, escuché sus pasos alejarse de la puerta, dejando un eco en mi cabeza cuando escuché la puerta principal ser cerrada, y el auto encendido alejándose por la calle.

—¿Más importante que su hijo? —, me pregunto a mí mismo, en un susurro que sonaba bastante fuerte para mi.

las lágrimas no tardaron en derramarse nuevamente por mi rostro. en silencio y completa soledad; con la vista empañada, a duras penas puedo ver mis pies descalzos al borde de la cama. de alguna forma extraña siento que ya no tengo a nadie en esta vida. Lo único importante a lo que me aferré cuando mi hermano mayor falleció fue él, pero ahora que ya no está; siento que no tengo nada a que aferrarme. él fue el único que me eligió, se quedó y me hizo sentir especial. aun cuando mamá y papá se sumergieron en su propio mundo, y dejaron de preocuparse por mi, Lukas siempre me prestó atención y me ayudó a salir del hoyo cuando ya no tenía fuerzas, me dio un motivo para sonreír de nuevo, siempre y cuando yo veía su sonrisa, entonces todo valía la pena, el mundo brillaba para mí, aunque cuando estaba solo en mi habitación los pensamientos negativos siempre se apoderaban de mi mente, pero cuando él aparecía en mis pensamientos, era la fuente de mis sonrisas y mi corazón ardía. solo ahí supe que lo quería más que un amigo, porque solo Lukas me hacía sentir en el cielo, pero si se lo proponía me regalaba el mismísimo infierno.

—¿por qué? ¿Dónde quedó mal? —, no lo sé ni siquiera quiso perdonarme aunque hice todo por él, por su bien, aguanté su odio, su rechazo, pensando en que tal vez estaría mejor sin mi, lo soporté todo, buscando la forma de solucionar la situación mientras tenía que fingir, frente a todos como un idiota.

Tiré de mis cabellos con fuerza y frustración, me siento tan mal, que creo que en cualquier momento puedo desfallecer, con ese vacío y tristeza que no se va por más que quiera, yo en verdad quería quedarme a tu lado Lukas, no sabes cuanto me haces falta. Te extraño tanto. me he quedado con todo el amor en las manos, y ahora estoy roto, siempre lo he estado, pero ahora más que nunca, tu ausencia me está matando, estaba tan acostumbrado a tu cercanía, que si hubiera sabido que todo esto terminaría de esta forma jamás hubiera sido egoísta, jamás me hubiera declarado, entonces y solo entonces estarías aquí, a mi lado, como un amigo, supongo que fui demasiado codicioso. Debí conformarme con eso, aunque fuera doloroso, pero sin ti es más difícil, por eso me gustaría poder regresar en el tiempo y cambiar las malas decisiones que tomé, porque eso fue lo nuestro, una mala decisión.

(...)

—¡Mar, ven toma mi mano! — ¿Qué es este lugar oscuro? está tan oscuro que no puedo ver mis propias manos, entonces escuché su voz reír, y su cabellera roja se hizo presente, frente al lago al que solíamos ir los dos, una sonrisa se hizo presente en mis labios. corrí hacia él y lo abracé, Lukas me correspondió el abrazo, pero de alguna forma su cuerpo se sentía frío.

—¡Te extrañé tanto! —, exclamé con las lágrimas al borde de los ojos.

—¿Qué dices? si siempre he estado aquí—, su sonrisa parecía irreal cuando sus manos tomaron mi rostro y limpiaba todo rastros de lágrimas, tu tacto en mi piel era gélido, haciéndome estremecer.

—Frías—, las palabras se escaparon de mis labios, sin pensar en cómo reaccionaría.

—¿Cómo? —, una sonrisa se asomó por sus labios.

—Tus manos— respondí tomando sus manos entre las mías— están frías— fijé mi vista en el lago por un momento.

—Es inevitable querido hermano, estoy muerto después de todo— esa voz, la reconocería donde sea. volví mi vista hacia Lukas, para toparme con la sorpresa de que no era él quién tomaba mi mano, sino mi difunto hermano, Mario.

—¿Mario? — la voz me temblaba me cuesta creerlo, ¿en verdad es mi hermano? ¿en carne y hueso?, volví a abrazarlo y aferrarme a él más que nunca—¿Por qué me dejaste solo? ha sido difícil desde que te fuiste, fuiste muy egoísta debiste quedarte— mi caprichoso lloraba y gritaba aferrándome a su frío cuerpo, tengo miedo de que se vaya y me deje solo de nuevo.

—Mariano, ya me tengo que ir—, escuché su voz calmada y reconfortante, y sus frías manos acariciar mis cabellos y luego mi espalda, posicionando su mentón sobre mi cabeza, entonces me aferré más a él, me niego a dejarte ir.

—¿Ya? no te vayas, por favor quédate un poco más o llévame contigo, pero no me dejes atrás—, ruego desesperado negándose a soltarlo, aunque él hace lo posible por separarse del abrazo.

—a donde voy no puedes ir—, no me importa, puede ser al fin del mundo y me iría contigo, me niego a dejarte solo otra vez.

—pero, Mar, hermano yo me siento solo aquí, es tan doloroso que siento que ya no puedo soportarlo más—, a quién le pertenece el apodo disminuido de Mar, es a mi hermano, no a mí, mi yo pequeño le llamaba así por sus bonitos y grande ojos azules, tan azules que al verlos te perdías en ellos y te sentías en la profundidad del océano.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.