Un Amor Raramente Común

Prólogo

Lo abrazé con mucha fuerza, tenia unas malditas botas de mínimo 10 centímetros y así él me llevaba como por una cabeza.

- Gracias aunque no era necesario y lo sabes: Solo querio estár con la gente a la que más quiero- dije aún en sus brazos.

- Lo sé pero hazte una promesa en tus dieciocho y deja de ser tan terca- me dijo me separe lo suficiente para verlo a la cara.

- Calla- le dije aún con una sonrisa- Puedo pedirte algo- dije, mordiendome un poco el labio.

- Con que no exageres- me dijo y ambos nos reimos.

- No te vayas- pedí una última vez, Stéfano se limitó a darme un beso en la frente.

- Sabes que jamás tengo opción: No me sirve de nada protestar.




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