Cuento completo

Hace no muchos años, vivían en un pequeño y pintoresco pueblo de un gran reino dos jóvenes, una hermosa jovencita que soñaba con ser bailarina y un apuesto joven marinero que soñaba con tener un hogar, una hermosa familia y asentarse en una linda casa dejando el océano.

Ellos vivían en un pueblo pesquero que se destacaba por su hermoso farol que daba vista a las mejores puestas de sol que había y alumbraba el puerto.

La joven Amelia es la hija de un panadero y una música, mientras que Kai es hijo de un marinero y una veterinaria especializada en animales acuáticos, ya que es una amante del océano.

Amelia iba a una prestigiosa escuela de ballet en su ciudad, ella logro estudiar ahí gracias a su gran talento, pues no pertenecía a la clase alta. A pesar de que ella amaba al ballet y a su escuela Amelia practicaba en secreto y cuando nadie la veía los bailes modernos que comenzaban a surgir, lo hacía en secreto porque estaba mal visto que una jovencita practicará esos bailes tan descuidados y ella no se quería arriesgar a ser expulsada.

Hasta que un día en su prestigiosa escuela de ballet salió una convocatoria, se haría el ballet de El cisne negro, y por primera vez este sería una mezcla entre ballet y baile moderno, pues las maestras consideraban que las alumnas deberían poder expresarse más con el baile moderno sin perder el estilo y la elegancia del ballet, esta convocatoria se hizo el último día de clases antes de las vacaciones de verano, pues querían ver las ideas que sus alumnas les traerían al regreso.

Amelia estaba muy emocionada, sin embargo, muchas de sus compañeras no lo estaban, ¿por qué debían juntar la elegancia, estilo y control del ballet con el descontrolado y desprolijo baile moderno? Simplemente no lo entendían y tampoco lo aceptaban porque ellas de clase alta debían hacer esos bailes de las clases más bajas y, en su opinión, inferiores.

Esa tarde, al salir del colegio Amelia se dirigió al puerto para empezar a practicar y pensar una coreografía cuanto antes, pues el puerto era su mayor fuente de inspiración con sus sonidos, la gente, los olores, el movimiento, los animales, la libertad que sentía en ese lugar y sobre todo esas hermosas vistas que ofrecía.

Amelia iba escuchando música con su muser y empezaba a imaginar su coreografía mientras observaba a unas gaviotas elevándose para volar libremente por lo que no vio a Kai. En cambio, Kai si vio a Amelia justo cuando ella iba a chocar con un pescador que llevaba una pesada carga, cosa que no sucedió porque él decidió apartarla, para hacerlo Kai le tomo una mano y dándole una vuelta la acerco haciendo que ella termine pegada a él.

En ese momento Amelia no entendió lo que había pasado, sus auriculares habían salido de sus oídos y solo se encontró con que los brazos de un apuesto joven la rodeaban por su espalda mientras sus propias manos se posaban en el pecho de él, ella alzo su mirada y se encontró con la de él, en ese momento el mundo desapareció por unos segundos y solo se encontraban ellos, sus miradas, la luz y el sonido del mar.

Unos segundos después un marinero les pidió permiso rompiendo ese momento tan mágico que ellos estaban teniendo, apenados Amelia bajo sus manos, Kai la soltó y ambos se movieron a un lado, luego de eso ambos apenados y sonrojados se quedaron unos minutos quietos y en silencio, Kai viendo el cielo y Amelia viendo el piso, en ese momento Amelia noto que aún no le había agradecido por su ayuda, así que armándose de valor y dejando lo más que puedo la pena de lado hablo:

-Muchas gracias por ayudarme al apartarme del camino de ese hombre y ponerme a salvo. -

A lo que él le contesto: -Fue un placer el poder ayudarte, pero deberías tener más cuidado al andar en el puerto. -

Luego de ese pequeño intercambio de palabras los jóvenes quedaron nuevamente en silencio cada uno observando algo a su alrededor, hasta que Kai bajo su mirada para ver a la hermosa jovencita que tenía enfrente de nuevo y decidió empezar una conversación con ella.

Él le dijo: -Mi nombre es Kai ¿y el tuyo? -

A lo que ella respondió: -Mi nombre es Amelia. -

Kai decidió continuar, pues algo en esa jovencita lo había cautivado: -Espero no te moleste mi atrevimiento al preguntar, pero ¿tú no vienes mucho por el puerto o sí? -

Amelia se sorprendió al principio sin embargo decidió responderle y continuar con su charla pues le parecía alguien muy amable: -No te preocupes no es molestia, solo he venido algunas veces, pero es cierto casi no vengo por aquí, en cambio tu pareces conocer muy bien el lugar ¿sueles venir mucho a este lugar? -

Kai continuo su conversación: -Así es, yo vivo aquí pues mi padre es un pescador y solemos ir de viaje con toda mi familia. -

Amelia: -Wow, debes de conocer muy bien el mar y a la gente del puerto. -

Kai: -Así es. -

Amelia: - ¿Tu familia viaja muy a menudo? -

Kai: -Bastante mis padres aman el mar así que he crecido viajando en barco desde muy pequeño, de hecho, mañana partiremos de nuevo por unas semanas. -

Amelia: -Debe ser lindo viajar tanto, pero si viajas mañana seguro tienes mucho por hacer, de nuevo gracias por todo, yo me voy para no entretenerte más. -

Kai: -Así es hay algunas cosas por hacer, al contrario, no me entretuviste, disfrute mucho nuestra platica. -

Amelia: -Yo igual disfrute mucho nuestra platica, adiós, Kai. -

Kai: -Adiós Amelia. -

Luego de eso Amelia se despidió de Kai, y se fue de ahí a su casa, para ayudar a su madre y contarle el anuncio de la academia, a lo cual su madre reacciono emocionada pues ella era la única que sabía de la pasión secreta de su hija; mientras que Kai fue con sus padres para ayudarlos a subir los utensilios de su madre y las provisiones al barco, pues toda su familia iría a cuidar animales y pescar en un viaje por el mar.

Luego de ese encuentro, Amelia no pudo olvidar a Kai, por lo que al día siguiente volvió al puerto justo para despedirse y luego verlo partir. Kai se sorprendió al ver a Amelia ahí pero también se alegró mucho, pues no había podido olvidar a esa hermosa jovencita del día anterior.