Cuando mi vida no pensaba ponerse más difícil, nuestra situación en nuestro país se ponía cada vez más complicada. Ya no podríamos mantenernos como familia y nos tocó tomar rumbos diferentes. Salir adelante por nuestras familias, salir del país. Mi pareja y yo tomamos la difícil decisión de dejar a nuestras hijas con sus abuelosp, en su cuidado. Ellas tenían solo dos y tres años.
Me sentía desgarrada, me sentía como si estuviera perdiendo una parte de mí. Dejar a mis hijas fue como dejar atrás mi corazón. Pero sabía que era necesario, sabía que era lo mejor para ellas. Queríamos darles un futuro mejor, queríamos que tuvieran oportunidades que nosotros no habíamos tenido.
La separación fue dolorosa, fue como si me estuvieran arrancando el alma. Me sentía vacía, me sentía sin rumbo. Pero sabía que debía seguir adelante, sabía que debía luchar por un futuro mejor para mis hijas. Y así, con una mezcla de tristeza y esperanza, empecé un nuevo capítulo en mi vida.