La vida nos había llevado por caminos separados, pero nuestro amor seguía vivo. Josué y yo seguíamos escribiéndonos, recordándonos cada día lo mucho que nos queríamos. Nuestros corazones latían al unísono, a pesar de la distancia.
Pero la vida nos tenía preparadas nuevas sorpresas. Josué decidió mudarse a Chicago, y mi corazón se desgarró. Sabía que esto significaba que sería aún más difícil vernos.
Mi propia vida también había cambiado. Había concebido otra hija, y esto me unía aún más a mi pareja actual. Pero mi corazón seguía perteneciendo a Josué.
Mi imaginación volaba hacia él, y mis pensamientos estaban llenos de preguntas. ¿Cómo estaría? ¿Qué haría en Chicago? ¿Pensaría en mí como yo pensaba en él?
La distancia parecía insalvable, pero mi amor por Josué seguía siendo fuerte. Sabía que, aunque nuestra situación había cambiado, nuestro amor permanecía constante.
Cuando leí el mensaje de Josué, mi corazón se desplomó. Caí en un llanto desconsolado, sentía que me desvanecía. La idea de que se alejaba hacia Chicago, hacia un destino desconocido, me parecía insoportable.
Aunque habíamos pasado tiempo sin vernos, mi corazón siempre estuvo unido al suyo. Mis pensamientos giraban en torno a él, mi alma sentía su ausencia. Cada vez que pronunciaba su nombre, una sonrisa asomaba en mis mejillas.
Pero ahora, la distancia parecía insalvable. Mi corazón clamaba por estar con él, por verlo, por amarlo, por sentirlo. La separación me dolía como una herida abierta.
"¿Por qué tienes que irte?", preguntaba mi corazón. "¿Por qué no puedo estar contigo?"
En ese momento, mi mundo se detuvo. Solo existía el dolor de la separación y el anhelo de reunirnos de nuevo.
¿Quieres seguir adelante? ¿Qué pasa luego en la historia? ¿Josué y tú se comunican de nuevo, o la distancia sigue siendo un desafío?