-¡Qué asqueroso! -Exclamó Gabriela con asco cuando Daniel hablaba sobre la vez que se había abierto el codo por estar montado en su bicicleta jugando con sus amigos cuando era mas pequeño.
-Esa fue una de mis experiencias más locas. -Habló Daniel con voz firme.
Claramente Daniel quería impresionar a Aimé con su historia. El no usar el equipo de protección cuando usas una bicicleta no es algo digno de admirar, y Aimé evidentemente no estaba nada sorprendida con la historia de aquel chico.
-Te pudo pasar algo peor. -Agregó Aimé cruzando sus brazos.
-Pero no me pasó nada. -Daniel sonrió. -Desde chico siempre he sido una persona muy extrema, ya estoy acostumbrado a esas cosas.
Sebastian solo rodaba los ojos al escuchar cada palabra que decía su amigo. Daniel solo quería llamar la atención de Aimé. Algo le hacia pensar a Sebastian, que Daniel solo era un hablador, y que en realidad, las historias que tanto contaba, nunca le habían pasado, o que lo había sacado de alguna película de acción.
Sebastian tenia el presentimiento de que la vida de Daniel era una completa farsa.
-Yo creo que todo lo que dijo es inventado. -Susurró Joel cerca de Sebastian asegurándose de que solo ellos dos pudieran escuchar aquellas palabras.
Ambos chicos soltaron una leve risa.
-Está bien, hay que dejar que hable lo que quiera.
Sebastian no pensaba esa clase de cosas sobre Daniel con mala intención. Si el presentimiento de Sebastian era correcto y Daniel realmente estaba interesado en Aimé, no quería que la chica fuera herida por historias inventadas por su amigo.
Para Sebastian lo más importante era la honestidad y mucho más importante cuando se trata de la persona que te interesa y que quieres.
Aimé por otro lado, no se sentía ni un poco asombrada con la historia que Daniel contaba con tanta emoción.
Ella al igual que Sebastian, creía que la historia de Daniel era un poco (Bastante) exagerada para el gusto de ambos chicos.
Mientras Daniel continuaba contando más acontecimientos de su vida y Gabriela y Joel lo observaban sin entender si lo que decía era verdad o mentira, Aimé observaba a Sebastian.
El chico de cabello oscuro miraba de un lado a otro. Se miraba como si se sintiera fuera de lugar. Aimé sonrió al verlo sentado en silencio a lado de su amigo Joel.
Esos dos chicos le parecían adorables a Aimé.
-... Ahora saben que no nací con cicatrices. -Daniel rió llamando la atención del distraído Sebastian. -Las gané con todos mis accidentes.
-¡Cuántos golpes y caídas! ahora entiendo porque te falta un tornillo. -Agregó Sebastian.
-Eso no es cierto. -Daniel se encogió de hombros. -Además, las cicatrices vuelve locas a las chicas.
-¡Claro que no! -La voz de Aimé provocó que las miradas de Sebastian y Daniel se posaran en ella.
-¿No? -Preguntó Daniel con duda.
-Por supuesto que no. -La chica cruzó los brazos. -Sólo son cicatrices, no es nada del otro mundo, ¿Cómo podría ser eso algo genial?
Sebastian sonrió divertido, al igual que Joel, pero este último le importó poco la presencia de Daniel y soltó una leve carcajada.
-Por lo menos, a mi no me impresionan esas cosas. -Agregó Aimé por última vez.
Aimé se puso de pie y se alejó sin antes darle una sonrisa de despedida a Sebastian y de paso a Joel que aun reía. Gabriela no dudo en ir detrás de su amiga, y al igual que Aimé, Gabriela le sonrió a Sebastian; el chico solo dio un asentimiento de cabeza.
-Esa chica es muy difícil. -Habló Daniel mirando a Aimé alejarse. -¿Creen que me pasé con la historia?
-Bastante. -Respondió Joel. -Era obvio que todo lo que dijiste era mentira.
-¡¿De verdad?! -Cuestionó frunciendo el ceño.
-Si.
Ambos chicos le dieron un asentimiento de cabeza.
-Solo quería impresionarla. -Dice Daniel sonriendo decepcionado de él mismo.
-Ya veo. -Joel le da un leve golpe en el hombro.
Ya había salido la verdad que Sebastian tanto temía confirmar. ¿Por qué justamente tenía que ser Aimé?
-¿Querías impresionarla por qué...?
-Porque me gusta. -Daniel interrumpió la pregunta de Joel.
-Esa no fue la mejor manera. -Agregó Sebastian.
-¿Entonces que puedo hacer? -Preguntó Daniel observando a Sebastian. -Necesito sus consejos, amigos. Ustedes saben que estas cosas del amor, no son lo mío, pero Aimé es muy diferente, quiero intentarlo.
Joel le dio una mirada rápida a Sebastian antes de observar a Daniel.
-No te vendas frente a ella. -Aconsejó Joel.
-¿Qué...?
Daniel no comprendía, y eso era algo obvio para Sebastian. El chico estaba consiente de que Daniel era su amigo, pero también sabía lo idiota que podía llegar a ser a veces, o casi siempre.
-Se refiere a que no hables siempre de ti, deja de presumirle tus logros, tus aventuras, tus accidentes y cicatrices.
Sebastian remarcó sus últimas cuatro palabras para que Daniel se diera cuenta del error que había cometido al presumir cosas que a Aimé realmente no le interesaron.
-Exactamente. -Concordó Joel con Sebastian.
Daniel se puso de pie. Se acercó a Joel para darle un leve golpe en el hombro como agradecimiento por escucharlo y darle un consejo.
Joel se alejó después de eso, dejando solos a Daniel y Sebastian en el patio del la escuela.
-Gracias, por tu consejo, amigo. -Habló Daniel primero. -Nunca me había sentido tan tonto por una chica, se que ella es muy especial.
A Sebastian le dolió el estomago al escuchar las palabras de Daniel. Se sentía mal con él mismo. Si tan solo hubiera actuado primero que Daniel, no tendría que estar dándole consejos para llamar la atención de la chica que también a él le gustaba.
-No es nada.
Aquellas tres palabras fueron las únicas que pudo pronunciar, después Daniel avanzó y Sebastian se quedó solo de pie, sin esperanzas de que algo pasara entre Aimé y él.