Un Amor Tan Travieso

Capítulo 14

Todos los Fortunato se encontraban sentados en una mesa en la terraza que daba a los jardines, desayunando y charlando alegremente, puesto que era placentero estar toda la familia reunida.

— Me pregunto si alguno de ustedes tiene intenciones de presentar sus respetos a casa de alguna señorita — sonreía Agustín mirando a su hijo y nieto.

— Es verdad, ya es una hora prudente como para ir a hacer alguna visita de manera formal — intervenía Víctor con una pisca de picardía en su voz.

Perla y Amelia que estaban en la mesa comenzaron a reír, puesto que sabían que Sergio estaba interesado en Emelina, pero no esperaban que, el que respondería, sería Sebastián.

— Yo deseo ir a presentar mis respetos a los Calero — dice con su habitual seriedad — tengo intenciones de cortejar a la señorita Emelina.

Un silencio se hizo en el ambiente, puesto que no esperaban que Sebastián tuviera sentimientos por ella, ya que por lo general era reservado y pocos sabían lo que pensaba, a diferencia de Sergio, quien siempre había sido extrovertido y parlanchín.

— Yo también quiero ir — salta rápidamente Sergio, dándole Sebastián una mirada de sorpresa — Le prometí que la cortejaría, así que lo haré.

Las familias se miraban entre sí preocupados, ya que, si ambos muchachos estaban interesados en la misma joven, esto podía crear algún conflicto familiar, distanciando a Sergio y Sebastián a causa de Emelina.

— Entonces deben de prepararse para que salgamos a casa de los Calero — rompía aquel incómodo silencio Celenia.

Ambos jóvenes se levantan de sus asientos y se marchan al interior de la mansión, mientras los que se quedaban en la mesa se miraban con un dejo de preocupación.

Sergio estaba en su habitación arreglando las mangas de su chaqueta, cuando escucha que alguien toca a su puerta, invitándolo a pasar. Al abrir aparece Sebastián.

— Tío ¿Qué haces aquí? — preguntaba de buen humor Sergio

— Me gustaría que habláramos antes de ir a casa de Emelina — respondía de manera calmada Sebastián, entrando y cerrando la puerta tras de sí

Sergio observaba que Sebastián estaba preocupado y pensativo, acercándose a la ventana para mirar a fuera a sus padres que, aún seguían en la mesa de la terraza.

— Ya viste la expresión de todos, cuando ambos dijimos que queríamos ir a casa de los Calero — dice Sebastián — ellos están preocupados. Piensan que el cortejar a la misma mujer nos pondrá en enemistad.

Sergio se acerca también a la ventana para mirar a sus padres y abuelos. Deja escapara un suspiro, ya que era momento de hablar de aquello.

— Yo nunca podría crear enemistad contigo Sebastián — respondía Sergio — pasé lo que pasé, yo te quiero... eres mi familia y eso nunca nada lo va a cambiar.

— Yo también quería decirte lo mismo — Sebastián se retira de la venta y se sienta en una silla que estaba en aquel dormitorio — Nosotros, nunca hemos hablado de Emelina, de sentimientos o de amor, yo no sé lo que piensas sobre eso, pero creo que quieres cortejarla porque deseas que este a tu lado y no solo por ser un buen amigo... seria tonto pensar en algo así.

— Yo sé desde hace mucho tiempo que a ti te interesa ella. Pero ella es mi amiga, me entiende y me comprende, temo perderle, que nuestra amistad desaparezca cuando contraiga matrimonio.

— Yo la quiero, por la mujer que es y quiero que sepas, que estoy interesado en ella y espero que sea mi esposa — Sebastián cruzaba sus manos para hablar — pero si ella no me escoge, yo respetaré su decisión y le desearé toda la felicidad de esta vida.

— También respetaré lo que ella elija — Sergio se acerca a Sebastián para tomar asiento en la silla aledaña y hablar de frente con su tío — Yo la quiero y también te quiero a ti, nada en este mundo me hará cambiar de parecer.

— Entonces, quiero que hagamos una promesa, como lo hacíamos cuando éramos niños — Sebastián estira su mano para que Sergio la tome, presionándolo cuando ambos se alcanzan — Siempre seremos familia y siempre te querré, nos tendremos al uno al otro y compartiremos nuestras penas y alegrías, que Emelina y nadie, nunca destruya este amor fraterno que nos tenemos.

— Tratemos de ser igual que siempre — continuaba Sergio presionando la mano de Sebastián — Sé que ella te elegirá, porque le conozco y sé que tiene sentimientos por ti. Lo único que te pido, es que no la alejes de mi lado, permíteme seguir siendo su amigo.

— Definitivamente si, jamás me alejaré o la alejaré a ella. Así como tú, jamás te alejes y dejes de ser mi apoyo, como siempre lo has sido.

El decirse aquello dejó sensibles a ambos, puesto que tenían un nudo en la garganta, ya que, de un momento a otro, el grupo de tres que siempre habían sido, se transformaría en solo dos, dejando al tercero de lado.

Sebastián y Sergio se abrazan, para transmitirse cuanto afecto se tenían, ya que desde ese día se comenzarían a distanciar por las obvias razones de la vida.

Cuando bajan por las escaleras en donde se encontraban ya sus padres esperándolos, ambos se veían felices y bromeaban cada tanto, como habitualmente lo hacían. Este simple gesto, daba un respiro de tranquilidad a todos y esperaban lo mejor para los muchachos.

 




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