Un Amor Tan Travieso

Capítulo 58

Los Fortunato, en compañía de Perla y Jamal, llegaron velozmente a la gran mansión de la Baronesa de Biada, en donde Sergio ingresa olvidando su cortesía, caminando en dirección al dormitorio de Petra, que seguramente aún estaba durmiendo, puesto que seguía siendo muy temprano esa mañana.

Los sirvientes, ni su familia, pudieron detener a Sergio para que acuda a aquella habitación, puesto que no deseaba darle tiempo de vestirse y seguir disfrazándose en su mentira.

— Señora, por favor señora... rápido, llego su prometido y viene hasta aquí — dice una criada a Petra, ingresando rápidamente en el dormitorio de la Baronesa y quien conocía su secreto.

Petra salta de la cama al escuchar eso, vestida solo con su camisón de dormir y habla con desesperación.

— Detenlo... que no entre... apresúrate niña...

La sirviente sale rápidamente, pero regresa casi al instante, al ver como el Señorito Fortunato aparecía

Sergio ingresa en el dormitorio de manera alegre, dando un golpe con las palmas de las manos y sonriéndole a la sorprendida Petra que estaba tratando de buscar sus prendas.

— Ah... mi querida Baronesa

— ¿Por qué estás aquí y llegas así? — pregunta asustada

— Quería saludar a mi prometida y pasar más tiempo con mi hijo no nacido — dice Sergio usando un tono burlón para hablar.

Afuera de la habitación se escuchaba como los criados le pedían a los Fortunato que salgan del lugar, puesto que invadir así una casa, era una completa falta de respeto. Sergio arrastra a su madre al interior de la habitación de la Baronesa y le acompaña Perla, mientras Jamal y su padre se quedan afuera.

— Quiero que salgan de mi dormitorio... que seamos familia no les da el derecho de aparecer de esta forma en mi casa — dice Petra enfadada.

Sergio corre hacia ella hasta alcanzarla y abrazarla, mientras la Baronesa trataba de apartarlo de manera desesperada.

— Pero ¿qué pasa? — Sergio actúa de manera sorprendida — te siento más delgada mi querida Petra

Sergio le abraza por la cintura, sobreactuando la falta de vientre que debería de tener una embarazada.

— Será que ya has dado a luz a nuestro hijo y ¿no me enterado? Buscaré por donde esta

De manera apresurada, Sergio buscaba entre el cobertor de la cama y las sillas, donde estaba la ropa íntima de la Baronesa, buscando su disfraz, sintiendo como ella lloraba y jalaba de su brazo, para impedir que siga buscando aquello.

— Ya basta Sergio, no sigas con eso. Ya se ha descubierto todo... no le sigas humillando — Dice Amelia a su hijo.

— ¡A ha! Aquí esta — Sergio saca de entre la ropa de Petra, una especie de faja con un vientre falso y salta encima de la cama, para estar de pie en ella y que le vean bien — ¿así que esto es lo que se dedican a hacer en sus horas de costura?... pero si hasta tiene encajes en los bordes, que bonito...

Perta le quita su vientre falso, con un llanto amargo que demostraba su desesperación.

— YA BASTA... SAL DE MI DORMITORIO... LARGUENSE TODOS DE AQUÍ...

— Claro que si querida, pero me llevo a mi hijo conmigo — Sergio baja de la cama y le arrebata el falso vientre de manera tan brusca que casi hace caer a Petra.

Al caminar en dirección hacia la puerta, Petra rápidamente toma del brazo de Sergio para detenerlo, llorando de manera ahogada, abriendo mucho los ojos, esperando que alguien interceda por ella.

— Espera amor mío... yo puedo explicarlo... solo quería una oportunidad... porque te amo... desde la primera vez que te vi... siempre he estado perdidamente enamorada de ti...

— Creo que esta demás decirte que, el compromiso se cancela. Y ahora, si me permites, tengo asuntos más importantes que tratar

Sergio se suelta y camina con rapidez fuera del dormitorio, con la mirada de todos los que estaban ahí. Él salía con paso firme, llevando consigo la prueba del engaño y como la Baronesa nuevamente corre en camisón para alcanzarlo en los pasillos, suplicando y tomándole del brazo para impedir que se marche.

— ... es tu culpa... siempre fuiste caballeroso y creaste ilusiones en mi... solo estaba desesperada... por favor... POR FAVOR NO TE VALLAS... QUE YO TE AMO... NOOO...

La Baronesa hacia tal escándalo, que varios criados se habían corrido la voz para que fueran a ver lo que estaba pasando y no perderse del espectáculo.

— Hijo, por favor... Al menos un poco de consideración con la mujer que te dio su cariño. Habla con ella — decía en voz baja Víctor a su hijo que no dejaba de avanzar a pesar de que Petra lo jalaba.

— Yo no tengo nada que hablar con una mujer que se ha humillado sola y que ocupa trucos asquerosos para conseguir el cariño de alguien — responde Sergio de mal humor, soltándose de manera brusca del agarre de la Baronesa.

Ella seguía gritando, sin nadie saber qué hacer para detener esa situación que era completamente incomoda.

Cuando Sergio alcanza la puerta de salida de la mansión, cae al suelo, cuando Petra se abalanza sobre él, lo que le hizo perder el equilibrio.

— Por favor mi amor... nosotros tendríamos una vida feliz... seremos felices... no me hagas esto... déjame al menos explicarte...

— AHH... QUE FASTIDIO DE MUJER — Grita enfurecido Sergio, levantándose rápidamente y hablándole de manera amenazante a la mujer que le suplicaba — Escúchame bien Petra, porqué será la última vez que te dirigiré la palabra. Espero que mañana pueda contraer matrimonio con la señorita Calero, porque si no es así, descargare mi rabia contra ti y te perseguiré, hasta ser la pesadilla que arruine tu vida.

Diciendo esto, Sergio sale de la mansión, junto con los que le acompañaban, dejando a la Baronesa de Biada en el suelo de la entrada, en compañía de los criados que le miraban. Ahora no tenida nada, estaba triste y humillada, a un nivel que le impediría volver a entrar en los círculos sociales.




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