Un amor virtual

Capítulo 2

Caminábamos de la mano por el parque. Parecía una escena salida de una película. La luna, las luces, las estrellas y la pequeña brisa que siempre acompaña al lago. Nos imaginaba cariñosos y despreocupados y todo parecía fluir al menos por un momento. Claro que eso no evitaba que piense en todo el daño que estaba causándome a mí misma.

Lo miré y él me respondió con una sonrisa torcida indicando que todo estaba bien. Pero la realidad es que nada lo estaba.

Caminábamos acompañados de los ruidos nocturnos, lo que dificultaba entablar una conversación fluida, cosa que agradecía enormemente. Inmersa en ese silencio mutuo entre nosotros pensaba en formas sutiles de preguntar acerca de los rumores, pero el miedo me paralizaba constantemente y cada uno de mis pequeños intentos parecía en vano.

- Te noto muy callada.

Me dijo de repente, trayéndome de vuelta a la realidad.

- Si, creo que tengo un poco de frío.

Dije sin reparar demasiado en ello.

- Oh, claro. Toma mi chaqueta, no quiero que te enfermes.

Esos pequeños detalles eran los que habían hecho que me enamore de él desde un principio. Y en este momento era lo que más me dolían.

- No quiero causarte molestias, estoy bien.

- Insisto.

Dijo mientras me dedicaba un abrazo repentino.

Ni siquiera podía corresponder ese abrazo, lo sentía tan cerca y tan lejos a la vez. Y él no tardó en darse cuenta de esto.

- Te siento distante, ¿pasa algo?

- No, no nada. Sólo me siento un poco cansada. Los exámenes están a punto de acabar conmigo.

Claro que era malísima mintiendo, pero por alguna razón él decidió creerme. A veces creo que para la mentira hacen falta dos personas, uno que mienta y otro que decida tomar esa mentira, a pesar de saber lo que es, y creerla.

- Estás hermosa esta noche.

Me tomó demasiado desprevenida. Sólo eso bastó para que todo lo que pasaba por mi mente se caiga a pedazos y se salga en forma de lágrimas por mis ojos. Me senté en un banco próximo y lloré. Lloré como si el mundo se me hubiese venido abajo, lloré porque amarlo me dolía.

- Ey ¿qué te ocurre? no era mi intensión que te pongas así, sólo intentaba subirte el ánimo.

-....

No podía parar de llorar. Hasta que dijo lo siguiente.

- No quiero que tengas una recaída, no ahora.

No quería mostrarme de este modo, así que tomé los pedazos rotos de mí misma, dibujé una fachada como solía hacerlo a menudo y le dije.

- Sólo fue un momento de debilidad, voy a estar bien.

Por mi mente pasaban miles de cosas al mismo tiempo y no podía formularlas con claridad. Entonces dije

- Sólo quiero ir a casa.

- Claro, vamos.

 

El camino de vuelta a casa fue en completo silencio, pero no era de esos silencios incómodos, sino uno lleno de frases no dichas que era mejor no decirlas. 

Antes de despedirme de él lo besé, con nostalgia, con pasión, con dolor. Y dejé que se fuera. No sólo de mi casa, sino también de mi corazón.

Al entrar en mi habitación lloré mucho más, ya no con tristeza, sino más bien con ira y sentimientos que jamás creí que podía llegar a experimentar. Tiré las sábanas, los libros, los peluches, estaba fuera de mí misma y no podía calmarme. De repente en esa vorágine de sentimientos encontrados vi la computadora sobre mi escritorio y la abrí. El fondo de pantalla con mi novio no ayudaba en lo absoluto a como me sentía en ese momento.

Decidí hacer lo que sea para probar que me engañaba, decidí en dos minutos que me vengaría por la forma en la que se burló de mi. Debía pagar lo que me había hecho, necesitaba herirlo de la misma manera. Así que lo hice, puse manos a la obra para crear un perfil falso, mandé la solicitud de amistad y esperé para ejecutar mi plan de acción.




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