Un amor virtual

Capítulo 3

En ocasiones nos dejamos llevar por los sentimientos, por lo fugaz y por las pasiones.

Yo era la encarnación de la ira. Mi cuerpo temblaba e iba a mil kilómetros por hora, sentía que me desmayaba de dolor. Pero no sabía qué me dolía. Al menos no lo sabía hasta ese momento.

Armar un perfil falso que resulte creíble lleva tiempo. Y me refiero a que debe ser medianamente verídico porque en el mundo en que vivimos, los perfiles falsos en internet son moneda común. Yo necesitaba crear una chica linda con gustos interesantes y similares a los de mi novio para que tuviesen de qué hablar y ciertas maneras de llevar su conversación de manera natural.

Cree un nombre y un apellido, el lugar en el que vivía y lo que más le apasionaba. Todo se complicó cuando me di cuenta de que no tenía fotos para postear. Fue un momento en el que pensé que todo era en vano, que no valía la pena esforzarse mucho más. Pero debo admitir que una parte de mí quería hacerlo cueste lo que cueste. Y lo hice.

Busqué por todo instagram fotos de chicas con pocos seguidores para evitar denuncias y que mi plan se arruine debido a pequeñas fallas y faltas de atención. Me sentía en un éxtasis y no podía parar. Mi cuerpo temblaba y mis manos sudaban y sabía que no me detendría hasta obtener respuestas a todas las preguntas que rondaban en mi cabeza.

Una vez que me sentí satisfecha con la hermosa e interesante chica de 19 años que había creado, decidí enviar solicitudes de amistad al azar y esperé.

Enviarle la solicitud de amistad a mi novio fue difícil. Implicaba ver su perfil desde la óptica de una persona desconocida y mirar sus fotos como si fuese la primera vez. Tenía una foto de perfil conmigo en nuestro último viaje juntos. Eso me causó un poco de nostalgia y de culpa a la vez, pero hice caso omiso a mis pensamientos, recordando y justificando mis malas acciones por milésima vez en el día.

Para mi mala o buena suerte, según como se quiera verlo, él aceptó la solicitud y envió un mensaje de forma instantánea.

- Hola....

- Hey, ¿cómo va?

- Bien, un gusto conocerte.

- El gusto es mío.

El juego había comenzado y ya no había marcha atrás.

En ocasiones nos dejamos llevar por los sentimientos, por lo fugaz y por las pasiones.

Yo era la encarnación de la ira. Mi cuerpo temblaba e iba a mil kilómetros por hora, sentía que me desmayaba de dolor. Pero no sabía qué me dolía. Al menos no lo sabía hasta ese momento.

Armar un perfil falso que resulte creíble lleva tiempo. Y me refiero a que debe ser medianamente verídico porque en el mundo en que vivimos, los perfiles falsos en internet son moneda común. Yo necesitaba crear una chica linda con gustos interesantes y similares a los de mi novio para que tuviesen de qué hablar y ciertas maneras de llevar su conversación de manera natural.

Cree un nombre y un apellido, el lugar en el que vivía y lo que más le apasionaba. Todo se complicó cuando me di cuenta de que no tenía fotos para postear. Fue un momento en el que pensé que todo era en vano, que no valía la pena esforzarse mucho más. Pero debo admitir que una parte de mí quería hacerlo cueste lo que cueste. Y lo hice.

Busqué por todo instagram fotos de chicas con pocos seguidores para evitar denuncias y que mi plan se arruine debido a pequeñas fallas y faltas de atención. Me sentía en un éxtasis y no podía parar. Mi cuerpo temblaba y mis manos sudaban y sabía que no me detendría hasta obtener respuestas a todas las preguntas que rondaban en mi cabeza.

Una vez que me sentí satisfecha con la hermosa e interesante chica de 19 años que había creado, decidí enviar solicitudes de amistad al azar y esperé.

Enviarle la solicitud de amistad a mi novio fue difícil. Implicaba ver su perfil desde la óptica de una persona desconocida y mirar sus fotos como si fuese la primera vez. Tenía una foto de perfil conmigo en nuestro último viaje juntos. Eso me causó un poco de nostalgia y de culpa a la vez, pero hice caso omiso a mis pensamientos, recordando y justificando mis malas acciones por milésima vez en el día.

Para mi mala o buena suerte, según como se quiera verlo, él aceptó la solicitud y envió un mensaje de forma instantánea.

- Hola....

- Hey, ¿cómo va?

- Bien, un gusto conocerte.

- El gusto es mío.

El juego había comenzado y ya no había marcha atrás.

En ocasiones nos dejamos llevar por los sentimientos, por lo fugaz y por las pasiones.




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