- Siento que te conozco de toda la vida.
Me decía en el vano intento de conquistarme.
- Yo también siento lo mismo.
Mis palabras, a pesar de que él no lo sabía, iban cargadas de una terrible ironía.
- Tenemos que vernos pronto, Me gustaría poder conocerte en persona.
- Claro, pronto.
Siempre era la misma propuesta y a su vez la misma respuesta instantánea, pronto. Pronto. Sabía en lo más profundo de mi ser lo mal que estaba haciendo al mentirle, pero no podía parar.
- Quisiera saber cómo eres.
- Sabes cómo pienso y lo que me gusta.
- Pero aún así no es suficiente. Quiero verte.
Nunca desistía de su objetivo.
- Ya te dije, pronto.
- Siempre lo dices, pero al menos me gustaría verte en alguna foto.
Entré en pánico nuevamente dado que sólo tenía las fotos que había posteado en el perfil falso. Y para empeorar la situación me había olvidado por completo el nombre de la chica a la cual le había robado las fotos. No sabía qué hacer, me sentía entre la espada y la pared. Así que tuve que improvisar.
- ¿Sigues ahí?
- Claro.
- Entonces ¿Me enviaras alguna foto tuya?
Y aquí viene el peor error.
- Ya hay fotos en mi perfil.
- Pero quiero algo más privado ¿me hago entender?
- Un poco.
- ¿Entonces?
- Espera un momento.
El pánico que sentía era indescriptible, sólo quería que todo acabe, pero no quería que me descubra.
Decidí tomar una foto con una camisa que usaba poco y desprendi algunos botones para que se vieran mis senos o al menos una parte de ellos.
- Guau. Eso me calienta demasiado.
Y una vez comenzado el juego ya no había marcha atrás.
- Tu turno.
Me envió una foto de su bulto enorme
Y no podía evitar pensar a cuántas personas, chicas en realidad, le había enviado la foto de algo tan privado y que yo pensé que era la única que lo conocia. Pobre ilusa.
- ¿Te llegó la foto?
- Si, estaba pensando si me cabría en la boca.
Dije lo que pude, intentando sonar sexy. Pero realmente me sentía avergonzada y ridícula.
- Pues, por eso deberíamos vernos, para hacer la prueba.
- Si obvio.
- Me calientas con sólo una foto. Podría acabar con una más.
Entonces me corrí la braga dejando ver apenas mi vagina y se la envié sin pensar demasiado en lo que estaba haciendo.
- Nena, eres preciosa.
-...
- Ésta va por ti.
-...
No podía evitar sentirme tan excitada como lo estaba, tanto que tuve que meter mis dedos y moverlos tan rápidamente para apaciguar lo caliente que me ponían unas simples palabras. Acabé pensando en él haciendo lo mismo. Pero cuando lo hice, tuve que levantarme y vomitar todo lo que traía dentro, me sentía sucia, asqueada. Ya no quería continuar con lo que estaba haciendo. Necesitaba parar.
En un momento de llanto llamé a mi amiga Vanesa para pedir un consejo.
- Hola.
Respondió al cuarto tono.
- ¿Cómo has estado? No sé nada de ti desde lo que pasó en el parque.
Le dije.
Y ella respondió.
- Intenté llamar muchas veces, nunca devolviste mis llamadas.
- Lo sé, lo siento. Tenía que procesarlo y hacer algo al respecto.
Su tono traía cierto enojo y reproche, no la culpo. Desaparecí, pero no podía contarle la verdadera razón, no podía simplemente decir “Estoy planeando una venganza en contra de mi novio”, debía ser sutil, nadie tenía que enterarse.
- Y ¿qué hiciste?
- Pronto te lo contaré. Pero necesito detalles de con quién sale mi novio.
- ...
- ¿Y bien?
- Ya te los conté ¿recuerdas?