Un ángel cayó

Capítulo 12

En la sala de espera, cerca del quirófano, estaban Valeria y Alan. Alma estaba siendo preparada para entrar a operación; le habían puesto una coleta que hicieron con una gasa, ya que todo debía ser estéril; le dieron unos medicamentos inyectados y tomados con la propia saliva, puesto que no podían darle agua. Se sentía un poco nerviosa, pero también ansiosa. El desterrado estaba preparándose; él también debía estar estéril; también estaba ansioso porque por fin, su humana lo podría ver a los ojos y se podrá dar cuenta del amor que siente por ella.

Estaba mal, hacerle una cirugía a alguien que amaba tanto, eso en los humanos podría ser perjudicial, pero él era un ángel y usaría cada uno de sus dones, para salvarla, así tuviera que pelear con la misma muerte.

Por el pasillo, donde estaban los jóvenes, pasó la camilla con Alma quien iba medicada. Ella sabía que Alam estaría ahí con ella, pero ver a Valeria la llenó de felicidad, puesto que no la esperaba y entendía todos los sacrificios y esfuerzo que su joven amiga tuvo que hacer para estar ahí. En el quirófano entró feliz, porque allá afuera, estaban sus dos amigos esperando por ella.

—Todo saldrá bien, pequeña —Daniel le susurro. Ella no dijo nada, tan solo dio un asentimiento de cabeza acompañado por una sutil sonrisa.

La cirugía comenzó, era bastante temprano así que Valeria se fue al trabajo, llegaría antes de la hora estimada de la finalización de la operación; Alam prefirió quedarse, ya que había pedido permiso y sólo tenía un empleo, a diferencia de Valeria, que trabajaba doble.

Pasaron las horas y poco a poco, se iban y llegaban enfermeros y más médicos; el por ser un ángel, soportaba muchas horas de pie, las que fueran necesarias, sin embargo y por protocolo, tuvo que detenerse y salir a tomar ahí y un café.

—¿Ya terminó? —preguntó Alam emocionado.

—No —suspiro el desterrado —, pero ya casi.

—Es normal que esto sea tan largo, han pasado muchas horas —analizó el joven.

—Hay cirugías más largas —sonrió el ángel —. Esta no durará tanto, ya casi, solo iré por café.

Minutos después, Valeria se dejó ver, caminando por las pastillas, con una caja de donas y dos cafés.

—¿Cómo va todo? —preguntó Valeria mientras se sentaba al lado de su amigo.

—Bien, el cirujano ya casi termina —informó.

Comían donas y tomaban café, mientras hablaban de lo maravilloso que sería, cuando Alma pudiera ver.

—Tengo miedo de no gustarle —susurro.

—No, le encantaras; eres un chaval bien lindo —sonrió, Valeria —. Tienes belleza física e interior.

Ambos se abrazaron. Daniel reanudó la cirugía; una hora después, terminó sin complicación alguna, todo estaba en orden y se dio cuenta, que aquel tumor cerebral, se debía al golpe que se dio en la cabeza, el día que él, la empujó contra un árbol, para que el rayo no le cayera a ella. Había sido un acontecimiento traumático para ella y él, después de eso, ni uno de los dos volvió  a ser feliz, hasta que se volvieron a encontrar, que él volvió a reír y ella sintió deseos de vivir.

—Familiares de Alma —salió diciendo Daniel, eso para que las cámaras captaron, pero si no hubieran estado filmando, solo se hubiera acercado a los jóvenes a quienes ya conocía perfectamente.

—¿Cómo salió todo? —preguntaron ambos jóvenes al unísono.

—Excelente, sus ojos están bien, sus nervios, todo, solo era un pequeño tumor que sin costo alguno, pude extraerlo por completo, cuando salga de la anestesia, podrá ver perfectamente.

Aquellas noticias no podían ser mejor, lo celebraban a gritos y abrazos, sin pensarlo, los dos jóvenes abrazaron al médico, este correspondió esperando que el programa editará aquello, puesto que no parecería profesional ante aquella emoción, ya que los médicos, en realidad, todo el personal médico, no debían mezclar sus emociones con el trabajo, los capacitaban, para no involucrarse emocionalmente, pero así como los jóvenes humanos, él tampoco podía ocultar la felicidad.

—Pasen al cuarto, en cuarenta minutos la pasamos —sugirió Daniel todo para que ellos estuvieran más cómodos.

A pesar de que no le gustaba que Alan compartiera intereses con él, sobre la joven humana, no quitaba que valorará el cariño sincero que sentía el joven hacía Alma, porque si alguien la quería, era como si lo quisieran a él y si ella era feliz, él también lo era.

El desterrado salió por la parte trasera del hospital, a fumarse un cigarro. Mientras disfrutaba del triunfo del día, apareció Solange al lado. Siempre aparecía y desaparecía de aquella manera, tan poco natural.

—Sabías que aquí hay cámaras —dijo el desterrado —, captaron lo que acabas de hacer.

—Las cámaras no captan mis apariciones y desapariciones —informó —. Me alegra que con la humana todo haya salido bien, ¿estás listo para conocer a Selene?

—No se si estoy listo —suspiro —. Pero lo quiero hacer, me llena de curiosidad y no dejo de pensar en eso.

—Bueno, mire que en dos días, no tienes cirugías programadas, será ese día —informó Solange.

—¿Cómo lo sabes todo? —sonrió el desterrado.

Él, tenía poderes pero por ser un desterrado, no eran tan fuertes como los de Solange, y también se debía a que desde que llegó a la tierra, nunca usó sus poderes con todo, cuando mucho, usaba uno que otro truco para que las cirugías salieran bien.



#2602 en Novela romántica
#535 en Fantasía
#87 en Magia

En el texto hay: fantasia, angeles, amor dolor

Editado: 30.01.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.