La humana entró, sintiendo aquel dulce aroma a pastel recién horneado, exquisito, con solo el olor le abría el apetito. Camino hacia la cocina, pensando que el cirujano había contratado a algún cocinero o algo por el estilo pero esos pensamientos quedaron solo en su imaginación, porque frente a ella estaba él, con un mandil y guantes para el calor y poniendo el pastel en el desayunador donde tenía todo preparado para ponerle chantilly.
—Eso se ve delicioso.
—Ve a bañarte y regresa a comer —mandó el Ángel.
—Como usted mande —sonrió la humana mientras caminaba a su cuarto, cuarto que solamente ocupaba para bañarse y vestirse porque para dormir, dormía en con el Ángel, era como un hábito no hablado, que simplemente surgió de lo más natural pero que no comentaban con nadie, era como su secreto sin ser secreto. Regreso a la cocina ya en pijama, se sentó mientras el Ángel servía los trozos de pastel con una gran taza de café y se sentó en el desayunador a comer con ella—. Está delicioso —dijo la humana mientras probaba aquel postre—. Pero, mañana va a amanecer mejor, refrigerado, mañana desayuno con esto.
—Si, a mi me gusta más cuando está refrigerado.
Disfrutaron de la cena para después ir a la sala y ver una película, la había elegido Alma, era una sobre vampiros, pero más que peleas, era romance.
—Si ese tipo de cosas fueran reales, me gustaría un Ángel para que me lleve al cielo —bromeó la humana.
—Los Ángeles también te pueden llevar al infierno y lo mejor de todo —se acercó a ella y la tomó por la cintura acercándose a su rostro—, es que un Ángel te lleva y saca del infierno, es un viaje ida y vuelta, ¿para que quieres ir al cielo? ¡Eso es feo!
No pensó mucho, embrujado por su mirada e hipnotizado por los latidos de su corazón, la besó. Ella lo tomó por la nuca para profundizar el beso e introdujo la lengua en su boca.
—¿Podrías llevarme al infierno? Si puedes, hazlo —pidió deseando más que solo un beso.
Había ido tan despacio con ella, había esperado tanto por ella que en ese momento decidió que ya era hora, ya era suficiente la espera así que sin decir nada, porque no quería decir, quería hacerle muchas cosas; la tomó en brazos y la llevó hasta la cama, cama donde había dormido tantas veces. La dejó ahí con cuidado y se puso de pie, para sacar la ropa bajo la atenta mirada de la humana. Esta se deleitaba con la vista que su cirujano le ofrecía; jamás había visto algo igual: sus brazos, abdomen, lo que estaba entre sus piernas, en sí, todo aquel cuerpo era demasiado majestuoso para ser verdad, solo quería tocarlo, cosa que el Ángel sabía, así que se acostó encima de ella, Alma no perdió tiempo, puso las manos en aquellos brazos y pectorales mientras lo miraba más admirada que excitada, así que el Angel decidió cambiar eso, porque no quería que lo admirara, quería escucharla gemir su nombre, así que inicio besándole el cuello y bajando por todo su cuerpo, mientras usaba sus manos para dejarla sin ropa, entonces sí, sonrió satisfecho: ella tenía la respiración agitada y deseosa de más.
El Ángel procuró disfrutar cada parte de su cuerpo y ella, disfrutaba cada centímetro de él. Ambos pasaron la noche entre placeres y gemidos. La humana se despertó sintiendo aquella sensación de llenura, de paz que siempre sentía con él, pero en esa ocasión era más intensa, quizá había algo más que no podía descifrar.
—Eres lo más hermoso que mis ojos han visto en todos los miles de años que llevo de existir —confesó el Ángel mirándola a los ojos mientras acariciaba su cabello.
—Es excitante saber que estuve con alguien tan antiguo, creo que da morbo —la humana siguió lo que para ella, era una broma amena pero en sí, literalmente él Ángel había vivido más de lo imaginado, puesto que en el cielo, estuvo viviendo tantos milenios que perdió la cuenta, luego fue enviado a la tierra como su Ángel guardián, sólo para ser desterrado casi inmediatamente.
—Te voy a contar una historia, la de un Ángel que fue desterrado porque se enamoró de una humana.
—Si, suena interesante —dijo interesada en escuchar aquello.
—Era el milenio de los truenos en el cielo, cuando el "gran yo soy" envió a uno de sus ángeles, a cuidar de una humana; entonces el Ángel apareció sin ser visto por los humanos, en el hospital donde se escuchó aquel llanto, un llanto de vida, de una niña que anhelaba vivir. Desde entonces él la cuidaba, la miro crecer, sonreír, la cuido y protegió, la abrazo mientras ella lloraba la soledad, porque creció sin padres, él ahí estuvo pero un día algo cambió, la niña creció y se convirtió en una hermosa joven de diecinueve años y sin saber cómo ni en qué momento, así, surgió natural, el comenzó a amarla como mujer pero el amor no era malicioso, se sentía algo puro en eso. A Dios no le gustó nada que el Ángel amara de aquella manera, por eso, decidió castigarlo con mucho dolor y envió un rayo, para que partiera en mil pedazos la vida de la humana, pero el Ángel impidió el impacto, la joven cayó golpeándose la cabeza y el rayo se rompió al chocar con la luz del Ángel, entonces el Ángel fue llevado al cielo y esa misma noche, la humana quedó sin Ángel guardián, quedó ciega por el golpe y su vida se apagó. A Dios le pareció inconcebible que un Ángel se enamorará de una humana y mayor aún, que se interpusiera en sus decisiones porque al interrumpir aquel accidente, el Ángel dejó ver que no era un dios tan fuerte ni sabio, solo era un dios con poder que castigaba algo que no le gustara aunque ese algo fuera algo puro, así que lo desterró enviándolo al más profundo de los abismos, de donde el Ángel que se convirtió en demonio, salió, y se mezcló con los humanos, quiso hacer de su poder y oscuridad algo bueno, así que en solo un instante, se convirtió en el mejor neurocirujano del país y fundó el mejor hospital de España, el resto de la historia, ya tu te la sabes.