Un ángel cayó

Capítulo 31

—Sé que estás molesta —dijo Daniel acercándose a la humana—, pero quiero que sepas que no he hecho nunca nada, para perjudicar a otros.

Lo que decía, lo decía literalmente en todos los sentidos; jamás en su eterna existencia había hecho nada para perjudicar, aún así, el que un día fue su dios, lo condenó al exilio, por el simple pero honesto sentimiento de amar.

Alma no quería pelear, no quería dramas en su vida; siempre criticó a aquella gente que discutía para después terminar como siempre; pasar un mal rato por nada.

—Él es feliz, lo supe cuando escuché su voz —aceptó la humana mientras batía unos huevos—. De todo eso, de todo eso que pasó, lo único que hoy me importa es que él es feliz.

—Prometo que iremos para febrero a visitarlo, verás que estará tranquilo conmigo —el Ángel ya sabía que en enero, el humano quedaría marcado por Solange, para toda la eternidad, así que para esa fecha, ya Alan, comprendería todo.

—Bien, bien —aceptó sonriendo.

—Y tú, ¿eres feliz?

El Ángel hizo aquella pregunta pero luego se arrepintió; si ella daba una respuesta negativa o sentía algún sentimiento en ella que no fuera de felicidad y sinceridad, él no podría dormir en paz, nunca. La humana lo miro a los ojos y suspiro, mientras que el corazón del Ángel latía a mil por horas.

—No lo sé —volvió a suspirar sin dejar de verlo y para empeorar la situación, su aroma no estaba alterado, "era sincera"—. Soy feliz contigo, te amo, me gustas, quiero todo a tu lado pero siento que estoy caminando en círculos, no me siento independiente, siento que dependo de ti y no se porque, no sé; quiero sentirme como antes, cuando no tenía dinero, ahora tu pagas todo, ahora mi salario ahí está en el banco, desde que estoy contigo no sé lo que se siente comprar tampones con mi dinero; antes, sentía que todo tenía sentido, que trabajaba para pagar mis cuentas, para seguir adelante, ahora no sé para qué trabajo, no sé.

Dijo parte de lo que sentía, solo la mitad porque el resto, el resto simplemente no lo podía describir. Estaba entrando en un momento de ansiedad, sin darse cuenta, lo tenía todo: dormía con un hombre que no era su novio ni su esposo, que no la dejaba pagar nada; en un lujoso apartamento que no era de ella, se sentía sin metas porque de un tiempo, se había convertido en una mujer que vivía el día, lo trabajaba, por la noche dormía con él y no pensaba en nada más. Cuando estaba en el trabajo, durante las horas laborales en lo único que pensaba era en estar con Daniel y luego cuando estaba con él, solo pensaba en que al día siguiente iría a trabajar, no pensaba en nada más y aquella discusión, aquel enojo le hizo abrir los ojos y ver que no estaba haciendo nada por ella misma, que solo vivía el día, que solo estaba disfrutando del presente sin hacer nada más, pero el Ángel, no por nada era un Ángel; al verla y escucharla confesar sus sentimientos, se dio cuenta de que la solución la tenía él, entre sus manos.

—Te entiendo, tienes razón, estos últimos meses nos hemos dedicado a vivir sin futuro —aceptó el ángel.

No dijo más, siguió con lo que hacía al igual que la humana y dejaron la conversación hasta ahí, pero Daniel sabía cómo solucionarlo todo y lo haría, solo necesitaba un par de días.

El día veintisiete, estaban trabajando. En el hospital no habían feriados, las enfermedades y emergencias no respetaban los días festivos, sin embargo, el área administrativa, Sabrina y algunos cirujanos podían tomarse libre pero debían estar al llamado; navidad paso sin emergencias "para el neurólogo" y esperaban que el fin de año fuera igual. Ese día, aprovechando que faltaba cuatro días para fin de año, se habló con Sabrina y Valeria ya que le estaba preparando algo especial a su humana, lo harían un día antes, ya que quería festejar doble, el treinta por la sorpresa para Alma y el treinta y uno, que era fin de año. El Ángel esperaba que aquello, cambiara la manera de ver las cosas para Alma, porque él tenía un gran proyecto para ambos y deseaba en lo más profundo de sus sentimientos que la humana aceptara ser parte de ello.

Aquel día llegó y como todos, la humana estaba trabajando, algo que a Alma le pareció raro, fue de que Valeria llegó por ella a la hora de salida, ya que Sabrina y Daniel salieron antes del hospital.

—No sé, pero siento que algo se traen entre manos —dijo, mientras iban en el auto—. Pero no es mi cumpleaños.

—Alma —habló Valeria sin despejar la mirada del pavimento—, nos conocemos hace mucho, de toda la vida y quiero que sepas que te amo y espero que seas muy feliz.

Una lágrima se deslizó por la mejilla de Valeria, le dolía el pecho y la decisión que había tomado, era algo que llevaba años en proyecto pero que había retrasado porque su mejor amiga, estaba ciega pero ya no y más que eso, ya tenía más amistades.

—¿Qué sucede? Me estás asustando.

—Me voy, me voy para Costa Rica, en febrero.

—¿Costa Rica? ¿Dónde queda eso? ¿Por qué te vas?

—Es un pequeño, muy pequeño país de Centroamérica, ahí me están ofreciendo un buen empleo en una gran empresa española, tanto trabajo y universidad, por fin muestran resultados.

Quiso decirle que aquella propuesta se la hacían por segunda vez, que la primera no la aceptó porque estaba ciega, pero se abstuvo a hacerlo, no quería que sintiera que le debía algo, porque no le debía nada, todo lo que hizo, lo hizo con amor, de corazón y no quería agradecimiento, solo quería que Alma siguiera siendo feliz, muy feliz.



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En el texto hay: fantasia, angeles, amor dolor

Editado: 30.01.2023

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