Un ángel en alquiler

Capítulo 8 - La desición correcta

Celeste tenía que dejar de preguntarle al universo que más le deparaba en su destino, porque con el beso de Danny había marcado el cartón lleno.

-Ten, toma este nuevo trago que está de moda, te da un golpe que se te va lo triste- exclamó Kristal, deslizándole un vaso de vidrio hacia las manos de la rubia, quien, sin chistar, tomó el trago de una sola zancada.

La bebida le quemó la garganta y le calentó el pecho, pero su angustia seguía ahí, arraigada en lo más profundo de su ser.

-Nena… ya deja esa cara larga, sos joven, tenes el mundo por delante ¡Ponele un poco de onda!

Celeste estuvo a punto de decir con su lengua afilada que las palabras de aliento que le estaba dando eran vacías y parecían sacadas de una revista barata, cuando una presencia se asomó al costado de la barra.

-Buenas noches, el mejor whisky que tengas ¿y para la señorita…?

Kristel miró divertida a su amiga y levantó sus cejas animándola a que aceptar un trago del desconocido que a decir verdad estaba muy guapo. Pero Celeste no estaba de ánimos para soportar a otro sujeto que la sedujera para luego desecharla.

-No gracias, acabo de beber- dijo sin mucho interés y sin levantar sus ojos zafiro del vaso vacío delante suyo.

-No es necesario que pidas algo con alcohol, puede ser un jugo de fruta o agua, lo que tu quieras linda- dijo dulcemente.

La insitencia del hombre de voz calmada hizo que finalmente levantara la vista, no esperaba encontrarse con alguien tan guapo.

Está bien, no era tan alto como Thomas, ni tenía sus ojos negros y profundos, pero aún así no tenía nada que envidiarle. De cabellos castaños chocolates que terminan en ondas, de piel color miel y ojos marrones que llegaban a tener un tinte rojizo, su belleza era más bien europea, demasiado sofisticada para ese lugar.

-Un jugo de naranja está bien- dijo para su amiga, pero sin mirarla.

Kristal corrió a preparar la bebida en un tiempo récord, sin querer perderse nada de su nueva telenovela en vivo y en directo.

Sintió que los ojos café del sujeto la observaban de una manera que la inquietó, pero aún así no dijo nada, acostumbrada a las miradas indescentes de los hombres que concurrían en el bar.

-¿Cómo te llamas? ¿O debería llamarte señorita jugo de naranja?- dijo bromeando.

Finalmente el muchacho le había sacado una sonrisa tonta.

-Me dicen ángel…

-Claro…- exclamó el joven apuesto, observando las alas blancas atificales detrás de su espalda- El mío es Cesar Cáceres- exclamó con una sonrisa delgada de dientes blanquecinos- Pero no hablemos de mí… ángel, ¿ya has hecho tu show?

-Me temo que se lo ha perdido- dijo con un falso puchero.

-Es una pena…- exclamó sin dejar de clavarle sus ojos rojizos- ¿Y qué tal un privado? Me han dicho que aquí hacen los mejores.

Celeste abrió sus labios pintados de un rosa pastel, estuvo a punto de decirle ¡Si, si quiero bailarle en un privado, no sabe cuánto necesito ese dinero! Cuando su celular vibró en su pequeño bolso blanco.

-Un momento- dijo apenada, pensando que podría ser una emergencia de Tati.

Sus ojos se abrieron con sorpresa al ver el nombre en pantalla “Mi demonio favorito” como había agendado a Thomas de Anchorena. Con las manos temblorosas abrió el mensaje que decía:

“Reserva el privado de hoy para mí, necesito hablar contigo, por favor”

-¿Ocurre algo ángel?

La voz de aquel sujeto la trajo de nuevo a la realidad- Eh… no, nada…- dijo con una sonrisa falsa.

-Bien, entonces… ¿Estás reservada para mí esta noche?- preguntó con la voz melosa.

Celeste ignoró a Kristal haciendo señas vergonzozas de victoria detras del joven. -Lo siento… pero ya está reservado- dijo con pena y vio el rostro frustrado de su amiga. No la culpaba, últimamente ha tomado muy malas decisiones. ¿Pero qué podía hacer? Era Thomas, y aunque estuviera furiosa con él por su insinuación, aún así todo su ser se moría por volver a ver aquellos ojos como dos onix brillantes.

-Oh…- dijo César muy desilusionado, ocultando a la perfeccion su ira- ¿El próximo sábado entonces? Te pagaré el doble de lo que el otro sujeto te pague. ¿Qué dices?

“Mierda, una oferta tendora” Pensó con duda y luego recordó a Tati.

-Está bien, es un trato- dijo dejando que el hombre tomara su mano y la besara con una sonrisa que la inquietó.

-Nos vemos el próximo sábado entonces, angelito.

—-

Thomas saltó de su asiento cuando recibió el mensaje de que su ángel lo esperaba en el privado.

-¿A dónde vas tan apurado?- preguntó Bruno, asomándose por la puerta de su oficina.

-No te importa- murmuró tomando su saco.

-¿Vas a ver a tu ángel?- preguntó levantando las cejas.

-¿Y que si sí?- lo enfrentó.

Bruno no se dejó intimidar, acercándose más a su jefe.- Ya te dije Thomas, no es una buena idea que te metas con ella.

-¿Por qué? ¿Acaso te gusta? ¿Por eso estás queriendo que me haga a un lado?- gruñó apretando los puños con fuerza ante su rival potencial.

Bruno no pudo evitar reír divertido por la acusación.-¿Gustarme? Querido pensé que era obvio que tiraba para el otro lado- le dijo griñando el ojo.

-¿Entonces gustas de mí? ¿Es por eso?

Bruno negó con la cabeza, sin poder evitar reír una vez más- Ay jefecito, no te creas el centro del mundo. -Su sonrisa se borró de golpe- En realidad amo a alguien que jamás va a amarme.

Thomas quiso preguntar, por un momento vio a su empleado como otro ser humano que también sufría como él, pero no podía, miró la hora en el reloj de pared y supo que no llegaría a tiempo si se quedaba escuchando la triste historia de desamor del joven.

-Eh yo…-Comenzó a decir con incomodidad.

-Está bien, ve con ella, si la amas, entonces no la dejes ir- dijo con una sonrisa ladeada.

Bruno no podía negar que sentía cierta envidia por su jefe, él jamás se había animado a luchar por su amor, el miedo de destruir una amistad de años por sus tontos sentimientos lo aterraba.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.