Un ángel en alquiler

Capítulo 17 - El Diablo

Celeste escuchó la puerta de su departamento cerrarse con fuerza, dejando un silencio doloroso en todo el lugar. Bañada en llanto, se deslizó por la pared hasta quedar abrazada a sus piernas en el suelo, llorando con amargura.

“Realmente pensé que sería diferente a los demás” Pensó sintiendo un hueco en su corazón.

Luego de un rato, sintiendo su garganta adolorida por tanto llorar y sus ojos hinchados e inyectados de sangre, levantó el rostro y le limpió los rastros de lágrimas. Observó el desastre que era su cuarto provocado por la lujuria y el amor que se habían tenido hacía tan solo un raro.

Se rió con amargura y se levantó a duras penas del suelo. Con el corazón apuñalado, se dirigió a la ducha, bañandose con agua fría para sacarse las marcas de aquellos dedos que la habían hecho caer en la perdición.

Kristal se encontraba sentada en la mesa de su comedor, haciendo cuentas y sumando todas sus deudas cuando el timbre sonó. Agotada, abrió la puerta, encontrándose con Celeste.

-Cele..- dijo sorprendida.

La joven entró sin más, quería llorar, contarle todo a su amiga, que la consolara una vez más por su corazón roto.

-¿Está todo bien?- preguntó Krystal mientras la seguía por detrás hacia la cocina-

-No sabes lo que pasó…- se frenó en seco al ver el desastre de papeles en la mesa- ¿Que es todo esto?- preguntó tomando una de las facturas con un gran cartel rojo que decía “Deuda”

-Se me acumularon los pagos, estaba viendo como hacer pagar pagarlos-

Celeste miró a su amiga, estaba hecha un desastre, con ojeras oscuras alrededor de sus ojos cansados, su pelo enmarañado y su ropa desaliñada, como si no hubiera dormido bien en meses. -Oh cielos Krys… ¿Por qué no me dijiste?

-¿Para qué? tú tienes tus propios problemas, no quería pasarte los míos- dijo sentándose agotada en la silla.

Celeste se mordió el interior de la mejilla con impotencia- Ahora que Tati está recibiendo una beca en la universidad- Mintió, porque en realidad se lo pagaba ella- ¿Crees que puedas saldar las deudas?- preguntó sentándose al lado de su amiga.

Krystal suspiró pesadamente y se tapó el rostro- No lo sé Cele… Ayer fuimos a una revisión médica con Tati.

-¿Qué dijo el doctor?

-Que, si bien los medicamentos nuevos lo mantienen estable, lo ideal sería que se opere, sino a la larga va a ser irremediable.

Celeste sintió que se le cortaba la respiración- Pero ¿Cómo? ¿No había dicho que con la nueva droga podría hasta mejorar?

-Él es joven, por eso aún puede tener una vida normal…- sollozó- Pero en un par de años… el médico dijo que no lo sabe, quizás… quizás no llegue a los 30, Cele.

Celeste abrazó con fuerza a su amiga y la dejó llorar en su pecho. Se sentía una mierda, había ido a casa de su amiga a contarle su estúpida ruptura sin darse cuenta por lo que ella estaba pasando- Vamos a salir de esto, lo prometo.

-Si consigo un segundo empleo, quizás pueda….

-No Krystal, ya estás haciendo suficiente ¿En qué momento vas a tener un segundo trabajo? ¿En tus horas de sueño? Si le dijeras a Danny…

-No- dijo rotundamente- Él ya me ha ayudado bastante aumentandome el sueldo, me está pagando demasiado por el trabajo que hago, no quiero pedirle más- dijo con orgullo.

-Entonces deja que yo te ayude…

-Cele… Tu tienes tus propios gastos, debes preocuparte de tu padre, no te preocupes por mí.

-Aun así….- Celeste miró el collar en su cuello y recordó la oferta de Cesar- Un cliente me ofreció un empleo muy bien pago.

-¿Eh?

-Me ofrecio ser modelo de sus publicidades por una buena paga- tomó las manos de su amiga entre las suyas.

-Eso es genial Cele- se soltó del agarre suavemente- Pero es tu oportunidad de mejorar tu vida, no para que te sigas endeudando- No te preocupes por mí- dijo limpiándose las lágrimas- Solo me desesperé por un segundo, pero ya está. Voy a salir de esto, como lo hice siempre ¿No?

-C-Claro Krys…- dijo con lágrimas en los ojos- Eres una mujer fuerte.

Krystal asintió con una sonrisa triste en el rostro- Te amo amiga, gracias por estar siempre aunque sea una cabeza dura.

Celeste rió entre lágrimas y la abrazó.

-Por cierto ¿Que sucedió contigo? Venías a contarme algo…

-Ah no, no es nada, era una estupidez- dijo volviéndola a abrazar.

La joven tenía que encomntrar la manera de ayudar a su amiga y a Tati, quizás César era esa oportunidad para mejorar las cosas.

-Jefecito… ¿Me está escuchando?

-¿Eh?- exclamó Thomas, saliendo de sus pensamientos. -Lo siento, tengo la cabeza en otro lado.

Bruno enarcó una ceja- “Lo siento” Wou voy a recordar este día como el día en que Thomas de Anchorena me pidió perdón- Se burló.

-¿Te puedes ir de una vez?- Suplicó agotado, tratando de volver a concentrarse en lo que sea que estaba trabajando en su computadora. Desde que había tenido la amarga discusión, de la cual se arrepentía, con su ángel, no había podido pensar en otra cosa.

Sabía que si no había algo a respecto su vida sería miserable, las cosas no podían terminar así. De golpe, se incorporó de su asiento y levantó el tubo del teléfono de escritorio- Dile a mi chofer que me espere abajo- ordenó a su secretaria y cortó la llamada.

-¿Se puede saber a dónde vas tan apurado? ¡Ey! ¡Te estoy hablando!- Chilló viéndolo salir de la oficina- Soy un chiste para todos…- sollozó.

En tan solo media hora, Thomas llegó al gran edificio de departamentos donde vivía su amada, subió las escaleras de dos en dos con el corazón queriendo salir de su pecho hasta que llegó a la entrada del departamento.

Con temor, tocó la puerta y esperó. Nada.

-Vamos Cele, por favor, quiero aclarar las cosas- Pero la joven no atendió, tocó una vez más y la puerta se empujó hacia dentro- Voy a entrar ¿Si?- dijo avanzando.

No había rastros de la joven por ningún lado, tampoco parecía que hubieran entrado a robar o algo malo hubiera pasado. Al parecer simplemente se había ido sin cerrar con cerrojo. Thomas negó con la cabeza preocupado, no entendía como podía vivir así, sin miedo a lo que pudiera pasar.




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