Un ángel en alquiler

Capítulo 18 - Vales mucho más

Celeste se encontró frente a un espacio luminoso, casi en toda su totalidad de paredes de vidrio desde donde se veía toda la ciudad por debajo. Definitivamente estaban muy, muy en lo alto. Nunca se había sentido tan en la cima.

La joven quedó boquiabierta al ver que cada rincón estaba cuidadosamente diseñado con muebles minimalistas pero que se notaba a leguas que eran de lujo. Estaba segura de que cada mueble costaba como su pobre departamento o hasta más.

-Pasa querida, ponte cómoda- le indicó.

Celeste se apresuró a sentarse en uno de los sillones de cuero blanco, tratando de mostrarse tranquila ante la fuerte mirada de aquel hombre.

-¿Quieres algo de beber?- preguntó el CEO, caminando hacia su barra donde había cientos de bebidas.

-Oh no, está bien- exclamó frotándose las piernas con nerviosismo y estirando su falda.

-Insisito- dijo acercándole un vaso con un poco de whisky seco- Te va a encantar, es importado.

La rubia bebió tan solo un sorbo y cerró los ojos con fuerza al sentir el sabor amargo quemando su garganta.

-Veo que no estás acostumbrada a las buenas bebinas- dijo con una sonrisa divertida en su rostro.

“No puedo creer que a Anchorena le guste una mujer como esta” Pensó divertido.

-La verdad que no- respondió sintiendo el calor en su pecho por el alcohol que hizo arder sus mejillas.-Señor… no quiero tomar mucho de su tiempo…

-Ah, ya veo…- exclamó dejando el vaso sobre la mesa de vidrio- Vayamos directo al dinero entonces. César anotó en un papel un monto y se lo deslizó a la joven a través de la mesa.

-S-Señor… esto es…- dijo sin poder creer lo que veía.

-¿Es poco?

-¡N-no! no señor. Es que… nunca vi tanto dinero junto- exclamó en shock.

-Es lo que vales, ángel.- El hombre observó el escote de la joven, que trató de ocultar con su cabello por la icómoda mirada- veo que te gustó mi regalo-

-Oh…- dijo la joven, observando que aún llevaba el dije zafiro. Se había olvidado por completo de quitárselo- Fue muy amable de su parte…

-Tendrás mucho más de esos si te unes a mi empresa. Me gusta consentir a mis empleados…

La rubia sonrió tímidamente y comenzó a observar el lugar, sintiéndose incómoda, como si las paredes del lugar se cerraran alrededor suyo- ¿Cuando comienzo señor?.

El hombre se levantó de su asiento y caminó hacia su escritorio bajo la mirada atenta de la joven.

Mientras esperaba, sintió su teléfono vibrar, con disimulo lo tomó y leyó en la pantalla:

“Mi Demonio favorito”

-Puedes atender si quieres- escuchó la grave voz a su espalda, haciéndola saltar asustada.

-O-ho oh no…- dijo guardando el móvil- No es nada importante.

-Bien- dijo con una amplia sonrisa en su rostro- Entonces empecemos.

-¿Oh?- Celeste notó que el joven europeo llevaba una cámara de fotos en sus manos- ¿A-ahora?

-Antes de contratarte, debo sacarte las fotos para tu porfolio. Porque no tienes uno ¿verdad?

-Yo…- dijo apenatada.

-No te preocupes, podemos hacer uno ahora mismo- exclamó colocando la cámara en un trípode.- Luego se las enviaré a la jefa de publicidad, si ella está de acuerdo ¡Estás contratada!

-Oh, pensé que ya…

-Si fuera por mí, ya estás contratada, ángel. Pero primero debemos enviar tu porfolio al área. Ya sabes… cosas administrativas- dijo sin mucha importancia.

-C-Claro…

-Bien- dijo encendiendo la cámara- Ponte cómoda.

Celeste se cruzó de piernas y puso la espalda recta, sin saber realmente cómo posar. Una cosa era danzar, estar en movimiento, otra muy distinta era posar, estar estática en una posición. No era tan fácil como había creído.

-Cariño…

-¿Sí señor?

-Debes quitarte la ropa- dijo con una sonrisa ladeada.

-¿D-Disculpe?

-Ángel… los porfolios son en ropa interior ¿Sino cómo va a apreciar la jefa de publicidad como es tu cuerpo? No seas tímida, puedes quitarte la ropa en el baño si deseas- dijo mirando a la cámara.

Celeste tragó saliva y se removió incómoda en el sillón- Y-yo….

-Si no quieres no te preocupes- dijo cerrando la tapa de la cámara- Puedo pedirle a mi chofer que te lleve de vuelta a tu casa, no te preocupes por los viáticos- Dijo mientras cerraba el trípode- Me encantaría seguir charlando pero se me están acumulando las reuniones, tuve que hacer un gran espacio en mi agenda para tenerte aquí ¿Sabes?- dijo con una sonrisa que inquietó a la joven.- Además de que hay muchas otras chicas que se mueren por este puesto ¿Porque crees que la recepcionista se molesto contigo? Fue una maleducada, sin embargo, no es fácil subir al último piso, todas mueren por estar aquí.

La rubia se mordió el labio con fuerza, sintiéndose culpable. Sus ojos viajaron hacia el papel con la gran cifra que Cesar había prometido pagar por unas simples fotos.

“Solo son unas fotos” Pensó mientras recordaba porque hacía todo eso.

“Ya has estado en paños menores ¿Acaso no lo hace cada fin de semana frente a cientos de hombres? Tati necesita una cirugía sino…” Cerró los ojos y espiró hondo.

--L-lo haré….

-¿Cómo linda?

-Lo haré señor….

-Oh… ¿Estás segura? No quiero presiotarte…

-No señor, no me está presionando- dijo levantándose del sillón con determinación.

La joven comenzo a quitarse los botones de la camisa, tratando de calmar el temblor de las manos.

-Bien…- dijo con una sonrisa siniestra que Celeste no vio.- ¿Quieres otro trago deWhisky? así no tienes frío.

-E-está bien.

-Bienvenido… Oh… Thomas ¿Verdad?- preguntó Krystel al ver entrar al azabache y sentarse directamente en una de las banquetas de la barra.

-Hola…- dijo desganado- ¿Está Celeste?-

La mujer pudo ver la desesperación en el rostro del hombre- No, ella no viene en la semana a menos que sea para cubrir a alguien- dijo poniéndole un vaso delante de él- ¿Una cerveza?




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