Un ángel en alquiler

Capítulo 30 - Si, señor

-Antiende Thomas, por favor…- suplicó por lo bajo, con el teléfono en el oído.

Era la quinta vez que le marcaba sin éxito y el pánico comenzó a hacerse presente. ¿Y si ya la había sacado de su vida? ¿La relación se volvió un problema y prefirió fingir que no fueron nada? Realmente había tenído la esperanza de que Thomas hablara con la prensa y aclarara las cosas. Que ella no era ninguna prostituta y lo que ellos tenían era amor verdad.

Pero… ¿Lo era?

Lo único que vio en las redes y en la internet fue a un Thomas cabizbajo y con la boca cerrada, prefiriendo no dar comentarios frente a las cámaras. No es que su sueño fuera que él la defendiera ante el mundo, pero lo que por lo menos había esperado era una llamada para tranquilizarla. Ni siquiera una llamada, se hubiese confirmado aunque sea con un mísero mensaje de que todo iba a estar bien. Así de poco se quería.

Pero nada.

-Se te están juntando los pedidos- dijo Krystal con dureza.

Celeste suspiró pesadamente, no había cosa que le doliera más que su amiga de toda la vida tratándola como una empleada más. Tomó los platos en su bandeja sin siquiera tener la valentía de hacer contacto visual con la mujer. Se merecía el maltrato y lo sabía.

-Eso no es lo que pedí…- protestó la clienta cuando dejó su comida en la mesa.

-Uh, mil disculpas, ya lo arreglo.- dijo volviendo en sí.

-Hace una hora que hice el pedido. ¿Voy a tener que esperar una hora más?- dijo cruzándose de brazos.

-Yo… lo siento, va a salir lo más rápido posible.- exclamó nerviosa, tomando nuevamente el plato.

-Dijiste que este lugar era bueno- se quedó con su amiga- Pero la atención es pésima.

-Señoritas… buenas tardes.- exclamó Danny, apareciendo por detrás de la joven- Lamento el error, la empresa se va a hacer responsable, ustedes no se preocupen que esta noche no van a pagar nada, en no más de 15 minutos sale su pedido correcto.

La mujer frunció el ceño y asintió con la cabeza.

-Gracias por la comprensión- sonrió ampliamente.- Espero que nos vuelvan a elegir.

Celeste y Danny volvieron en silencio hacia la cocina. Devolvió la comida cabizbaja y avergonzada mientras su jefe le ordenaba el pedido con urgencia al cocinero- Te dije que era un idiota…- comentó el hombre.

-Danny… ahora no, por favor.- dijo sintiendo que su cabeza latía con fuerza.

-No puedo creer que te esté haciendo esto.

-Él no hizo nada, es igual de víctima que yo- lo defendió.

Danny se rió y negó con la cabeza- ¿Con todo lo que sucedió aun sigues creyendo que es un príncipe azul? Date cuenta Celeste, te vi toda la mañana intentando llamarlo. ¡Olvídalo! No va a aparecer más. ¿Crees que un hombre con el poder que él tiene va a tirar todo por la borda por lo que tenían? Esta es la vida real no un cuento de hadas.

Celeste sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas, cerró con fuerza los puños que temblaron de la impotencia. Quería gritar, empujarlo, golpearlo y decir que estaba equivocado. ¿pero realmente lo estaba?

Danny notó la angustia en su amiga y sintió que había sido demasiado. Finalmente suspiró y posó sus manos sobre los hombros de la rubia y la acarició para calmarla- ¿Por qué no te tomas unas semanas de vacaciones pagas? Creo que será lo mejor… no falta mucho para que se amontonen las cámaras en la puerta y no va a ser bueno para nadie… -dijo girándose para ver a krystal que hacía media hora estaba limpiando la misma parte de la barra mirando un punto fijo a lo lejos.

-Yo… si, creo que debería. Krystal no quiere ni verme en figuritas.

-Ya se le va a pasar…

-No lo creo Danny, esta vez sí que la cagué. Lo mejor va a ser que me encierre por un tiempo en mi casa.

-Tan solo ten cuidado ¿Si? Cierra con candado y me llamas por cualquier cosa… quiero que me mantengas al tanto.

Celeste asintió con la cabeza desganada. Comenzó a quitarse el delantal y osbervó el logo del bar y lo acarició con tristeza. No recordaba la última vez que se había tomado vacaciones. No es que no pudiera hacerlo, pero amaba estar en el bar con sus amigos. Era su lugar en el mundo.

Pero ahora ya no tenía a nadie de su lado y de repente no se sentía acogedor, sino más bien un lugar frío y distante.

“Ojala pudiera volver el tiempo atrás y nunca haber aceptado ese baile privado” Pensó devolviéndole el delantal a su jefe.

-Mantente alejada de ese hombre…- dijo esta vez con suavidad.- Solo va a traerte más problemas. Ya tienes demasiado con tu padre…

-Si…- respondió desganada.

-Voy a pedirte un taxi ¿Está bien?

La celeste de antes hubiese protestado, pero ya no tenía fuerzas para luchar- Está bien, gracias.

—-

-Padre…- exclamó asintiendo con la cabeza- No era necesario que viajaras hasta aquí- dijo con la voz imperturbable.

-Si hubiese creído que podrías manejar esto tú solo, no hubiese venido- dijo con dureza y decepción en su rostro.

-Puedo manejarlo solo…

-Oh sí, eso veo, te está yendo muy bien por lo que veo- dijo el hombre con sarcásmo.

-No me has dado tiempo de solucionarlo…- exclamó apretando con fuerza los puños.

-Ya es demasiado tarde, has actuado como un niño inmaduro y una vez más has demostrado que no puedo dejarte solo.

-Padre…- dijo tratando de no explotar. No frente a Pilar y a su suegro que observaban expectantes como si lo estuvieran evaluando.

“Lo siento Pilar ¿Creíste que era un hombre libre que tomaba sus propias decisiones? Estabas equivocada… estas por casarte con un idiota que arruina todo… si querías a un hombre de verdad, te tendrías que haber casado con mi propio padre” Pensó a sus adentros.

-Padre, esta es mi empresa, yo tengo el poder de esta sucursal, acá mando yo…

-Bueno bueno…- dijo dulcemente la mujer, interponiéndose entre los dos hombres- No tenemos que llevar esto a extremos innecesarios- dijo con una falsa sonrisa. -Thomas… mi amor…- Exclamó llamando su atención.




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