Un ángel en alquiler

Capítulo 36 - Promesa

-¡Maldito!- gritó Danny empujando a Thomas contra el suelo.

El CEO cayó contra un charco de agua sucia y no hizo nada para evitar que el hombre se abalanzara sobre él para propinarle un buen golpe limpio y certero contra su pómulo que había sobrevivido a la anterior golpiza, de todas formas su rostro ya estaba entumecido y sabía que se lo merecía. Si el feje de Celeste estaba furioso era porque la había cagado una vez más y esta véz él tenía toda la razón.

Como pudo, se cubrió el rostro, listo para recibir la golpiza de su vida. Esperaba que el jefe de su amada tuviera la compasión de no golpearlo más en su cabeza y que usara otras partes de su cuerpo como bolsa de boxeo. Para su sorpresa los golpes nunca llegaron.

Danny lo observó con desprecio desde una posición ventajosa pero no lo golpeó, no tenía sentido hacerlo, ya se veía patético y miserable en su estado, y él no era ese tipo de cobarde. -Ella confió en tí, te esperó…- escupió con desprecio.

-Danny ¿Que estás…?- Krystal se asomó por la persiana y observó al joven tirado en el suelo con el cabello enmarañado y manchado de sangre, lluvia y agua sucia. Su rostro se tensó y aunque parecía miserable, no tuvo compasión por él al recordar la tristeza en el rostro de su amiga- Será mejor que te vayas, Thomas.

-Celeste…- exclamó volviendo en sí- ¿Dónde…?

-¿Tienes la cara para preguntar por ella? ¿Luego de que la dejaste plantada? ¡Tendrias que haber visto su rostro! ¡Ella realmente creyó en tí!- exclamó el hombre con dureza.

-Danny…- exclamó suavemente la mujer, aferrándose a su brazo- Ya basta…- dijo agotada.

-No…- gruñó soltándose del agarre- Celeste es nuestra amiga y si su padre estuviera aquí hubiese querido que hiciera lo mismo, vete de nuestra vista, idiota y no vuelvas a buscarla…

Thomas apoyó sus manos contra el frío suelo y se levantó poco a poco, tambaléandose de forma vergonzosa. Como pudo acomodó su traje y quitó con la manga la sangre en su rostro- P-puedo explicarlo.- apenas pudo decir, sintiendo que le quemaban los pulmones.

-No necesitas explicar nada, nadie va a creer tus excusas de mierda.

-No tienes que darnos explicaciones a nosotros…- dijo Krystal duramente, pero con un ligero tinte de compasión en su voz- Es a Cele a quien debes explicarle…

-¡Krystal!- Protestó el hombre, sin poder creer lo que había escuchado- ¿te volviste loca?

La mujer lo ignoró y se acercó al joven CEO- ¿Tienes una buena excusa?- exclamó con dureza, intimidando al joven, quien solo pudo asentir avergonzado, bajando la mirada.- ¿La amas? ¿O es solo un juego para tí? Porque eso es lo que parece…

-¡No lo es!- finalmente dijo, levantando su rostro magullado- Nunca lo fue… yo…yo…

Los ojos negros del CEO parecían buscar en el suelo una respuesta a esa pregunta. ¿Qué era lo que sentía? Claro que muy en el fondo lo sabía. Era un dolor fuerte en su corazón, que se calmaba cuando ella estaba cerca. Era la emoción y la euforia que sentía cada vez que recibía un mensaje de buenas noches de su ángel. Era su piel achinándose cada vez que sus pequeñas manos rozaban su piel y era su aliento aprisionado en su garganta cada vez que la escuchaba decir su propio nombre que parecía hermoso y celestial en sus labios. -Yo…- dijo levantando la mirada, más llena de vida que nunca- La amo, yo amo a Celeste. - exclamó sintiendo que su corazón se calentaba. Siempre la había amado, pero jamás había tenido el valor de ponerlo en palabras y ese había sido su más grave error.

Krystal sonrió finalmente- Te creo…- exclamó, viendo en los ojos de ese joven el propio amor que sentía por su mejor amigo- Danny…

-¿Qué?- gruñó sin quitar su mirada asesina del joven, como si esperara que hiciera algo que fuera suficiente como para tener una excusa para golpearlo.

-Ve a dentro y trae un abrigo seco para Thomas.

-Pero…

-Trae tu abrigo, Daniel- sentenció.

Danny masculló por lo bajo, pero nadie que viviera para contarlo era capaz de negarse a una orden de Krystal, por lo que bufó y entró por la persiana, dejándolos solos.

-Ella está en su casa, se fue hace media hora- le indicó la mujer- Te esperó hasta último momento…

-Yo… no tengo excusa, la desilucioné- exclamó con un nudo en su garganta.

La mujer lo observó con lástima, Thomas estaba hecho un desastre, era obvio que algo le había pasado- Yo creo que sí tienes una explicación, pero lo que me preocupa en verdad es si mi amiga va a estar en peligro ¿Lo está?

-¡No!- gruñó, sintiendo su sangre hervir por tan solo imaginar que alguien pudiera hacerle daño- Ella no tiene nada que ver.

Krystal asintió, no muy convencida- Prométeme una sola cosa, Thomas.

-Lo que sea.

-Si las cosas se vuelven peligrosas, o el bienestar de mi amiga está en riesgo, prométeme que te vas a alejar de ella.

-Yo… - dudó.

-Thomas… prométeme que no vas a arrastrar a Celeste contigo, que vas a protegerla, cueste lo que cueste. Ella te ama de enserio, pero si peligra, prefiero que esté con el corazón roto por un tiempo- dijo con severidad.- No es la primera vez que sucede esto y ella es una mujer fuerte, va a superarte con el tiempo- escupió sin pelos en la lengua.

La sola idea de alejar a su amada de él lo volvía loco, pero Krystal tenía razón. ¿Y si la situación se ponía peor y la próxima vez no era él sino ella? Apretó con fuerza sus puños y aunque le doliera, finalmente dijo- Lo prometo.

-Bien- exclamó la mujer, justo cuando Danny apareció con su abrigo en las manos que ella le quitó y le entregó al joven- Quitáte ese traje y ponte esto.

-Gracias- exclamó realmente agradecido por su amabilidad, que en realidad sentía que no merecía- Prometo devolvertela.

-Quédatela- dijo con molestia el hombre.

El joven se quitó su traje que Krystal tomó- Danny ¿Por qué no lo llevas hasta lo de Cele?

-¿Por qué me torturas de esta forma mujer?- gruñó.




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