Un ángel en alquiler

Capítulo 41 - Una propuesta inesperada

En momentos difíciles como este era que Celeste admitía que tener a sus amigos era lo mejor que le había pasado en la vida. Sin ellos, probablemente hubiese terminado en la miseria. Era incapaz de levantarse de la cama a no más que ir al baño y darse una ducha de vez en cuando para ser por lo menos un ser humano descente. Sin embargo su cuerpo no le permitía hacer nada más.

Era su amiga quien se ocupaba de hacer que comiera, por lo menos una vez al día si es que lo lograba. Era su pequeño hermano postizo quien trataba con todas sus fuerzas de hacerla reír, aunque a veces parecía lo más dificil del mundo. Y era su amigo Danny quien trababa de que hablaba, que emitiera un sonido aunque sea, sin éxito pues claro. Solo dormía y lloraba, más llorar que dormir. Se entregaba al mundo de los sueños cuando el propio llanto y su corazón roto la dejaban agotada y caía desmayada.

Sintía que jamás iba a salir del agujero de angustia en el que había caído luego de que la verdad saliera a la luz. No solo los recuerdos de su dura infancia la golpearon con fuerza sino que su presente y futuro también habían sido destrozados al darse cuenta de que, quien creyó que era el amor de su vida, en realidad había sido quien había arruinado la vida de su padre y la suya.

-Cele…- habló suavemente Danny sentado al lado de la cama.

La joven no había notado que estaba allí, sumida en sus pensamientos, se la pasaba mirando un punto fijo torturándose por la culpa y el hecho de haber sido tan estúpida para no ver la verdad.

-¿Qué te parece si vemos algo en la tele?- dijo incómodo, sin saber qué más hacer para que su amiga volviera a ser aquella joven risueña y elocuente.

La rubia levantó los hombros con indiferencia, pero para Danny fue suficiente y lo tomó como un si. Encendió la televisión y comenzó a hacer zappin en los canales sin saber en cual quedarse. Se detuvo en uno que estaban hablando de una nueva película y comenzó a hablar de ella como si realmente fuera lo más interesante del mundo. Dios era el único que sabía que realmente lo estaba intentando.

Pero cuando el tráiler terminó, las noticias siguieron hacia algo de chimentos, se dio cuenta tarde de que estaban hablando de Thomas. Los ojos de Celeste ya se habían movido a la pantalla del aparato.

“¿Problemas en el paraíso? Parece que el matrimonio entre Thomas De Anchorena y Pilar Mitre está en problemas. Se vio en los últimos días al joven heredero de AM Motors en su país natal Estados Unidos sin su esposa. ¿Acaso se tomó unas vacaciones lejos de ella? Luego del escandaloso amorio con una bailarina nocturna a la que apodan “Ángel”, al parecer Pilar no lo perdonó. ¿Será que el corazón del apuesto CEO está disponible una vez más?”

Mientras el locutor hablaba mil y un mentiras y especulaciones sobre el matrimonio del momento, se mostraron imágenes de Thomas con una gorra y anteojos negros merodeando por los barrios del país norteamericano, como si tratara pasar desapercibido.

-Mierda…- murmuró el hombre cuando el control remoto se cayó al suelo provocando que las pilas rodaran debajo de la cama- Mierda mierda… No escuches Cele. -suplicó en vano.

-¿Qué está pasando?- exclamó Krystal cuando escuchó la caída del aparato.

La joven vio como los ojos de su amiga recuperaban su brillo, como si hubiera vuelto a la vida. Casi salta en una pata de la alegría al pensar que volvería a tener a su amiga consigo, pero se lamentó al ver que su rostro se contorsionaba en una expresión de dolor mientras observaba la pantalla de la televisión.

“Probablemente nos enteremos de su divorsio proximamente. ¿Será que acaso pronto sabremos de la boda del CEO con su bailarina? ¿Será acaso como en las películas románticas? Me muero por saberlo…Un amor imposible hecho realidad” habló una comentarista del programa.

-Mierda Danny- exclamó furiosa la mujer, quien corrió hacia la tele y la apagó desconectando el cable de la corriente.

-Lo siento- exclamó saliendo de debajo de la cama con las pilas en su mano- Solo quería distraerla un rato.

-Lo hiciste muy bien- dijo con sarcasmo.

-No hay problema, Krys- exclamó Celeste con la voz ronca por no haber usado su garganta en varios días.

Ambos la osbervaron con sorpresa.- Cele… ¿Estás bien?- preguntó su amiga acercándose a la cama, haciendo a un lado al hombre.

Celeste asintió con la cabeza y quitó de encima de su cuerpo las pesadas mantas. Ver a Thomas huyendo a su país natal y continuando su vida como si no le había arruinado la suya más de una vez, era lo que realmente necesitaba para dejar de hundirse en la miseria.

Si bien le dolía el hecho de que ni siquiera hubiese intentado darle una explicación, aunque ella se hubiese negado a recibirlo, verlo tan tranquilo, caminando por las calles como si hubiera hecho un borron y cuenta nueva tan fácil le hizo hervir la sangre y le devolvió la vitalidad.

-Hace un lindo día afuera- exclamó contemplando el sol entrar por la ventana del cuarto.

-¿Quieres salir un rato?- preguntó su amiga esperanzada.

-Si ¿Por qué no?

Antes de que cambiara de opinión, la mujer ayudó a Celeste a cambiarse, a arreglarse el cabello y a colocarse un poco de maquillaje como una forma de subirle el autoestima a su amiga. Porque la verdad era que estaba pálida como un cadáver lo que hacía que sus ojeras violetas debajo de sus ojos resaltaran aún más.

-Estás preciosa, qué bien te queda ese labial- La elogió con cariño.

Celeste sonrió como pudo, una sonrisa bastante mala. Pero a su amiga pareció satisfecha y esbozó una gran sonrisa en respuesta.

Estaban saliendo hacia la puerta, dispuestos a pasar la tarde en un parque, quizás hasta tomar un helado, cuando golpearon a la puerta. Extrañadas, ambas mujeres intercambiaron miradas de confusión y fue Danny quien se adelantó a abrir la puerta, listo para defender a ambas si era Thomas quien había tenido el descaro de aparecer.




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