Un ángel en alquiler

Capítulo 45 - Culpas

Thomas no se resistió cuando los oficiales lo esposaron con las manos hacia atrás, no luego de que Celeste le dijera “Te odio” con tanto ímpetu.

“¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio!” La voz rota de su ángel se repetía en su cabeza como un eco de la cruel realidad. Antes de que los oficiales se lo llevaran fuera de la casa de su enemigo, el CEO giró con desespero su rostro hacia su amada una última vez, con la esperanza de que aún quedara alguna pizca de amor. Pero ella no lo miró, tenía sus hermosos zafiros mirando hacia el suelo mientras Bruno la abrazaba preocupado. El joven lo observó con lástima, pero no se atrevió a decirle nada y continuó consolando a su amada.

Así, Thomas se resignó y se dejó arrastrar hasta la patrulla.

Celeste lo odiaba y su corazón estalló en mil pesados, convirtiéndose en polvo de lo que alguna vez fue.

Bruno trató de calmar a Celeste que no dejaba de llorar desconsolada contra su pecho.

-¡Por allí!- Le gritó a los paramédicos que entraron corriendo a la casa.

Se precipitaron sobre Cesar que todavía estaba contra el suelo alrededor de su propia sangre. Aunque moría por correr hacia él y abrazarlos, el joven se sentía igual que Celeste, tracicionado y con el corazón roto.

Para alivio de Bruno, los médicos tocaron su pulso y comprobaron que todavía estaba con vida. Rápidamente levantaron a César y lo colocaron con cuiddo sobre la camilla.

Mientras pasaba por delante suyo, el joven observó el rostro de César y pensó que nunca lo había visto tan pacífico. -Todo va a estar bien Cele…- murmuró tratando de que no viera el desastre que había hecho Thomas- Voy a llevarte a casa ¿Si?

-Primero necesitamos que dé su declaración- Interrumpió un oficial con dureza.

Bruno lo observó con molestía- Primero ella necesita calmarse, no puede dar una declaración en el estado en el que está- Protestó.-

Finalmente, Bruno consiguió que los médicos asistieran a la joven en otra ambulancia. Le dieron algunos sedantes, no para dormirla, pero sí para que calmara un poco los nervios que la tenían tan angustiada. El joven no se serparó ni un segundo de su lado, aferrándose en todo momento de su mano porque sentía que todo lo que había ocurrido era su culpa.

“Si tan solo no le hubiera seguido el juego…” Pensó sintiéndose una mierda por no confesarle la verdad a Thomas.

A duras penas, Celeste le contó a los oficiales lo que había ocurrido esa noche. Pero estaba tan alterada que le fue imposible hilar toda la historia. Bruno hizo su parte y también declaró, tratando de no mandar a la tumba a Thomas, después de todo, sentía que su reacción violenta también había sido su culpa.

Finalmente, los oficiales los liberaron luego de lo que pareció una eternidad. Celeste no protestó ni luchó cuando Bruno la llevó hasta su coche, como si estuviera fuera de su cuerpo, muy lejos de allí, estaba seguro de que ni siquiera sabía que era él quien la estaba llevando hasta su casa.

No la presionó, no intentó iniciar una conversación, ni nada y se soncentró en la carretera.

En un semáforo tomó con cuidado el teléfono celular de la joven, aunque ella ni se inmutó.

Marcó el número de Danny, quien respondió al primer pitido. -¡Celeste!- gritó el hombre desde el otro lado de la línea- ¿Estás bien? ¿Dónde estás?- dijo preocupado.

Bruno se mordió el labio nervioso- Hola… soy Bruno, amigo de….

“¿Amigo de quien?” No estaba seguro en realidad. Suspiró pesadamente y continuó- Celeste está conmigo.

-Pasame con ella entonces- gruñó con desconfianza.

Bruno miró de reaojo a la joven y supo que era incapaz de hablar por teléfono, aún tenía la mirada fija en la carretera, como si se hubiese construido una gran muralla alrededor de su cuerpo y su mente- Ella está descansando… pasaron muchas cosas y no quiero preocuparla-

Bruno escuchó unos ruidos y murmullos en el teléfono hasta que la voz de Krystal apareció en la línea- ¡Dime que ella está bien! -gritó la mujer.

-Lo está, ¿Puedes darme tu dirección?, va a necesitar que la cuiden…

Quedaron en que Krystal la enviaría por mensaje de texto y siguió manejando- Todo va a estar bien, Cele, ya llegamos con tu familia- murmuró el joven- Lo siento por todo lo que pasó… no merecías todo esto- dijo mordiéndose el labio con fuerza.

-¡Celeste!- sollozó Krystal cuando Bruno apareció junto a su amiga en la puerta de su casa.

-Con cuidado…- dijo el joven, aun preocupado- Creo que debería descansar, no la abrumen con preguntas por ahora-

Krystal se frenó de golpe- Tati…-

-¿Si?- exclamó el joven, igual de preocupado que ellos.

-Lleva a Celeste a mi cuarto- Le ordenó seriamente.

Tati quiso protestar, él también quería saber qué había sucedido con su tía, pero no era momento para ponerse a discutír con su hermana, por lo que se tragó las palabras, rodeó la cintura de la joven y la llevó con cuidado al cuarto.

Cuando finalmente ambos salieron del comedor, Krystal arrastró a Bruno hacia la cocina, seguidos por detrás por un colérico Danny-¡Dime que fue el idiota de Thomas! ¡Voy a matarlo!

Bruno les contó lo que sabía y lo poco que Celeste contó a la policía.

-No creo que Thomas moleste más a Celeste, ella le dejó bastante claro que lo odiaba…- dijo incómodo.

-Realmente pensé que “Tu amigo”.- dijo Krystal mirándolo con furia- Era diferente a Thomas, fui una estúpida en confíar en él y dejar que se lleve a mi amiga. - dijo culpable.

-No fue tu culpa mi amor- susurró Danny, aferrándose a su hombro- Solo queríamos lo mejor para ella, que fuera feliz.

Bruno se sintió incómodo y a la vez conmovido por la escena.

¿Algún día tendría a alguien que se preocupara así por él?- Yo… será mejor que me vaya- dijo moviéndose de una píerna hacia la otra- Por parte de César no se preocupen, él no los va a molestar más. Lo prometo.- finalmente dijo dirigiéndose hacia la puerta.- Cuídenla mucho, se nota que son una hermosa familia.




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