Un ángel en alquiler

Capítulo 47 - Remediar los errores del pasado

“A dos meses del escándalo, las acciones de De Anchorena han caído en picada. Con el CEO de la sucursal de Argentina tras las rejas, el CEO César Cáceres de CC Motors se proclama como el número 1 de los empresarios más ricos del país. A continuación tenemos su historia de superación, luego del ataque sufrido en su casa por parte de su colega”

Celeste tomó el control remoto de las manos de su padre y apagó la televisión-Papá, ya te dije que no mires esas cosas- exclamó acercándole a su padre una taza de té.

Desde que había salido de la cárcel, el hombre estaba viviendo junto a su hija en su pequeño departamento. Por el momento, hasta que pudieran conseguir un lugar más grande, la rubia había insistido en que su padre durmiera en su cama y ella en el sillón. Aunque el hombre negó en un principio, Celeste no dio el brazo a torcer. Su padre ya había dormido muchos años sobre una cama vieja, dura y roída, ahora merecía descansar como un rey.

-Solo quería enterarme un poco de cómo está el mundo hoy en día- dijo haciendo un puchero.

-Está igual que hace 16 años, papi, nada cambió- dijo sentándose al lado de él con su propia taza entre sus manos- Oh… mierda- exclamó mirando la hora en el reloj de pared- ¡Ya es tarde!- Exclamó dejando la taza en la mesa ratona.

-Sabes… estuve pensando en que podría buscar algun trabajo, quizás algo de reparación de coches…

-Ya hablamos de esto pa, no quiero que hagas nada, quiero que descanses y hagas lo que quieras con tu tiempo libre ¿Está bien?- dijo besando su frente- No quiero que limpies ni nada mientras no estoy ¿Si?. En el cajón te dejé algo de dinero y si necesitas cualquier cosa me llamas al número que te dejé agendado en el teléfono.

-Está bien- suspiró derrotado-Voy a esperarte despierto- dijo el hombre- Todavía no te fuiste y ya te extraño hija.

La joven rió divertida, realmente no quería irse a trabajar. Pero luego de varias semanas de vacaciones forzadas, no quería seguir abusando de la bondad de su jefe- Yo también te voy a extrañar papá, luego seguimos hablando cuando vuelta-

-Cuídate ¿si?- suplicó el hombre.

-Siempre pa-

Celeste contempló la entrada del bar con una sonrisa melancólica. Había pasado casi toda su vida en ese lugar, recuerdos buenos y no tan buenos de su pasado humedecieron sus ojos, no podía estar más feliz de volver.

Atravesó la puerta, sus oídos se llenaron del bullicio de los clientes, su cuerpo se pintó de las luces rojas y violetas del escenario y su nariz del olor a cigarrillo y perfumes masculinos de los clientes.

-De vuelta en casa…- murmuró sonriendo ampliamente.

-¡Cele!- saludó Krystal desde la barra.

La rubia sonrió a su amiga y se sentó en unos taburetes- Hola Krys…

-¿Vuelves al ruedo?- exclamó su amiga, deslizándole uno de sus tragos de autor.

-Extraño el escenario, extraño como se siente mi cuerpo con la música, extraño las miradas de admiración- exclamó observando a una joven vestida de rojo bailando una música suave y sensual mientras todos la ovacionaban.

-¿Vas a volver entonces? Sabes que Danny no va a prohibirte que lo hagas, y si te dice algo…

-No es necesario Krys- la interrumpió- Creo que aún no me siento lista para volver- exclamó frotándose el brazo- Tengo miedo de estar allí arriba e imaginarlo en la multitud, tengo miedo de que aún duela….

-Y va a doler cariño- murmuró su amiga, amariciando su mano por sobre la barra- Sabes que debes sacar todo eso de tu corazón, tiene que doler primero para poder sanar bien las heridas.

-Lo sé…- murmuró mezclando su vaso desganado- Es que, aún no me siento lista para soltarlo… -admitió avergonzada- ¿Qué me pasa Krys? Debería odiarlo por todo lo que hizo, y aún así…

-Es que eres una buena persona Cele. Pero está bien, no debes avergonzarte de eso- dijo dulcemente- Cuando te sientas lista, yo voy a estar para tí ¿Si?

-Gracias Krys, eres una gran amiga.

-Lo soy- dijo divertida- Tu también lo eres, sin tí no sé qué hubiera hecho sola con Tati…

-Ahora tienes a Danny- dijo sonriente- Bueno… siempre estuvo- sonrió con melancolía- Para ambas…

-Si…- exclamó con las mejillas coloradas- Es un idiota.

-Pero es el idiota que amas.

-No digas cursilerias- protestó.

-Pero lo amas ¿No?

-Más que a nada.

-Entonces espero la boda pronto, muero por verte con un vestigio blanco, maquillaje y un hermoso peinado.

-En tus sueños niña- gruñó.- Antes muerta.

Ambas rieron divertidas. Realmente extraña esto, reírse con sus amigos, sin problemas mayores más que sobrevivir el día a día en un mundo cruel que no se acordaba de las personas como ellas. Y aunque la lucha a veces podía ser agotadora, con su familia y ahora con su padre en casa, todo se sentía más fácil.

Celeste sonrió para sí misma. “Quizás no sea tan dificil seguir adelante”

-De Anchorena, visitas.

Thomas dejó de lado un libro aburrido que en realidad no estaba leyendo y salió de la celda con las esposas puestas mientras era arrastrado por el guardia hacia la sala de visitas.

Desde hacía más de un mes que estaba viviendo su vida de preso, se había negado a cualquier privilegio que su padre había intentado darle para que su hijo viviera con todas sus comodidades. Ahora no era el CEO de una empresa, ni el heredero de una gran fortuna. Ahora no tenía nada y nunca se había sentido tan aliviado de no tener más responsabilidades. Lo único en lo que pensaba todo el día era en Celeste y todas las noches rezaba porque estuviera bien.

Ese sería su único propósito por el resto de su vida.

Cuando llegó a la sala de visitas, no se sorprendió de ver a uno de sus padres. Esta vez a su madre, ya que su padre le había dado la sentencia de muerte luego de haberlo traicionado en vivo y en directo. La única que podía visitarlo era ella, nadie más tendría la suficiente lástima como para visitarlo, ya no tenía amigos ni nada.




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