Un ángel en alquiler

Capítulo 51 - El plan

Celeste observó el nombre que aparecía en la pantalla de su teléfono “Cesar Cáceres” Mientras esperaba a que el hombre tomara la llamada. Trató de mantener la calma, lo que menos quería era que notara su miedo, tenía que sonar convincente si quería que el plan funcionara como había planeado.

Finalmente, luego de lo que se sintió una eternidad, el CEO levantó la llamada- ¿Ángel?- dijo con la voz ultratumba, haciéndole erizar la piel de la nuca.

-Hola, señor Cáceres- dijo en un intento de voz melosa-

-Pensé que jamás volvería a escuchar tu dulce voz- siseó desde el otro lado- ¿A que se debe esta agradable llamada?

-Yo…- Celeste tomó aire y trató de calmar su voz temblorosa- No he podido dejar de pensar en tí…

-Oh… suele suceder- dijo comprensivo- Supongo que después de todo finalmente te diste cuenta de que tenía razón.- dijo divertido- Yo te dije, ese hombre era peligroso, el tiempo me dio la razón.

-Si…- dijo apretando con fuerza el móvil en su oreja- Debí escucharte, lo siento.

-No te preocupes, todos cometemos errores- dijo en un tono burlón- Me alegra que finalmente se esté pudriendo en la cárcel ese asesino.

Celeste contuvo sus ganas de mandarlo a la mierda, tenía que ir al grano antes de arruinarlo todo- Pensaba que quizás, podríamos volvernos a ver…- murmuró con la voz melosa- En privado.

Hugo un silencio del otro lado de la línea, y por un momento creyó que no había atrapado el anzuelo, pero al fin de cuentas César era un hombre, con instintos primitivos y ninguno podía resistirse a una voz sensual e inocente- Ven a mi casa entonces, me he quedado con las ganas de un baile privado ¿Sabes? nadie lo hace como tú.

Celeste sintió ganas de vomitar, pero tuvo que contener las náuseas y continuar con su personaje de niña necesitada- Entonces será esta noche- ronroneó contra el teléfono.

-Te envío a mi chofer al bar para que te traiga, nos vemos, cariño- ronroneó antes de que la llamada se cortara.

-¿Qué dijo?- preguntó Matias en nombre de todos los demás, que habían estado en silencio escuchando la conversación.

-Dijo que me va a pasar a buscar un coche hoy a la noche- exclamó sentándose en el sillón abatida.

-¿Estás segura de esto Cele?- dijo su amiga, sentándose al lado de ella- Sabes que aún puedes dar marcha atrás, no tienes por qué hacerlo.

-No- dijo tragándose sus miedos- Voy a hacerlo, lo voy a dejar tan hipnotizado que ni cuenta se va a dar que le robamos- dijo con determinación.

-Yo también voy a ir- exclamó Matias, llamando la atención de todos.

-No Mati- exclamó la joven-Tú te quedas con Tati en casa.

-Pero quiero ayudar- protestó, sintiéndose impotente.

-Y ya has ayudado bastante- dijo suavemente- Pero si algo sucede, necesito que estés atento y cuides de Tati ¿Si?

El hombre se mordió con fuerza el labio, pero finalmente asintió con la cabeza- Si sucede algo me llaman ¿Si?

Todos asintieron con la cabeza- Bien, entonces que empiece el plan, vayamos al bar.

-Yo los llevo- exclamó Bruno, tomando las llaves de su coche.

Hubiese sido una noche normal de trabajo de no ser porque a la hora de salida un coche de Cáceres la estaba esperando para llevarla hasta su muerte. No había dejado de pensar que quizás no era tan buena idea entregarse tan fácil a su presa. ¿pero qué otra opción tenía? Un hombre poderoso como él se saldría con la suya fácilmente sin pruebas contundentes. Necesitaban esos papeles si o si.

Celeste observó cómo la manecilla del reloj marcaba las dos en punto de la mañana. Tragó saliva pesadamente y observó a Bruno quien asintió con la cabeza.

Era la hora.

Bajó del escenario y corrió a cambiarse la ropa, para luego salir por la puerta trasera del bar, seguida de cerca por sus amigos, quienes se deslizaron con disimulo hacia el coche de Bruno. Sus amigos, observaron desde la oscuridad como Celeste caminaba hacia un coche lujoso que la esperaba en la entrada principal. Antes de entrar, les envió una última mirada a sus amigos.

-Espero que sea buena idea- exclamó Krystal, apretando con fuerza la mano de su pareja.

-Va a estar bien, es una mujer fuerte, y si sucede algo, para eso estamos nosotros.

El lujoso coche la llevó hasta una zona residencial boscosa, donde las casas estaban separadas una de las otras por más de cien metros de distancia y rodeadas de árboles que tapaban toda la vista. De noche, se veía menos, era como entrar a la boca del lobo.

“Si me mata, nadie podría escuchar mis gritos” Pensó apretando la tela de su pantalón con fuerza.

El auto entró por un camino de tierra que estaba rodeado de pinos majestuosamente colocados a los costados. Sabía que sus amigos estaban siguiendo el coche gracias al GPS de su celular, pero rogaba que pasaran desapercibidos. El plan era que dejaran el coche lejos de la entrada y se escabulleran entre las sombras a pie. Era una idea tonta, pero podía funcionar. Pensó jugando con sus dedos sobre su regazo.

Finalmente el coche se estacionó en una gran casa estilo antiguo que seguramente le costó millones y millones. El chofer bajó del coche y abrió la puerta traera. Ella bajó, topándose cara a cara con César. ¿De dónde había salido? Era como si hubiese aparecido de la nada.

-Señor Cáceres- exclamó tratando de tragarse el susto de su vida.

-Ángel…- sonrió tomando su mano de forma desprevenida y besándola de forma grotesca.- Que bueno tenerte aquí.

-Lo mismo digo- sonrió con los labios temblorosos.

Sin soltar su mano, la arrastró escaleras arriba. Por una fracción de segundo, Celeste juró haber visto entre los árboles a sus amigos.

Celeste se mostró genuinamente interesada en recorrer cada rincón de la casa, su salón de arte, su salón de música, su comedor, su gran cocina y su hermosa oficina con una biblioteca envidiable. Pero por sobre todo, lo que más le interesó, era el mueble que estaba detrás de su escritorio, que estaba casi segura que allí se encontraba la caja fuerte, según las indicaciones de Bruno. Tragó saliva pesadamente y escondió su emoción de ver el pase de libertad de Thomas tan cerca suyo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.