Luis y Anne se conocieron al entrar a la universidad, él era de una familia acomodada, no millonaria, pero si tenían un muy buen pasar económico; en cambio ella venía de una casa donde solo tenía a su madre, su padre cuando supo que ella venía en camino se fue. Con los años tuvo un par de medios hermanos, que fueron criados también solo por su progenitora, con ayuda de la abuela de los pequeños. La muchacha con mucho esfuerzo, trabajando y estudiando, pudo optar a una beca completa para la Universidad.
Al verse en el patio del campus, ambos jóvenes sintieron que habían encontrado a su alma gemela.
— Hola — dijo nervioso, él solo que lo mirará lo desarmó.
— Hola ¿Cómo te llamas?
— Luis ¿Y tú?
— Anne, vengo de Missisipi.
— Yo de Florida.
Ese fin de semana se juntaron en la biblioteca, ambos tenían una prueba complicada, él en medicina, y ella en leyes.
— Oye Luis ¿Supiste del revuelo por el video de una estatua de un ángel que lloró en un cementerio?
— Esas son solo supersticiones, a veces algún tiempo de piedra, cuando hace mucho calor expulsa algo de agua que la gente piensa que son lágrimas. Hay gente muy simple en este mundo.
Siempre se apoyaban, y lograban sobresalir entre sus compañeros, seis meses después Luis le pidió que fuera su novia, Anne sintió que sus sueños se completaban, hasta que fueron a conocer a la familia del joven, apenas llegaron los padres del muchacho acosaron a preguntas a la muchacha, apenas tuvieron las respuestas que querían, el padre habló bastante molesto.
— Esa muchacha solo quiere que la mantengas — el padre mirando molesto a la muchacha.
— Papá, es muy buena en su carrera, es la pri...
— No me interesa, a estas mosquitas muertas las conozco muy bien, una vez una quiso hacerme creer que tendría una hija con ella, solo quería dinero... si no la dejas...
La muchacha no quería ni hablar, nunca pensó que ellos reaccionarían así al conocerla.
— Si no la dejas no te ayudaré más con la universidad.
— No debe llegar a tanto, lo siento Luis — Anne tomó su bolso, y salió corriendo del lugar.
— Es lo mejor, ahórrate las gracias, ahora busca una a tu altura.
— Ella es la mejor para mí, no los necesito, pediré una beca, tengo las calificaciones para hacerlo. No volveré a esta casa jamás.
La pareja de jóvenes pensó que las cosas serían más fáciles por el lado de Anna, pero no fue así.
— Ese tipo solo quiere embarazarte como me pasó a mí y te dejará, es un ricachón que cuando algo le molesta lo elimina de su vida.
— Él no es así, por seguir conmigo perdió el apoyo de sus padres.
— ¿Crees de verdad que él dejará algo por ti? Fue una escena que montaron con su familia, si no conoceré a estos... tu padre era así.
— Señora, yo amo a su hija...
— ¿Dime dijiste que te apellidas?
— Davis.
— Tu padre es... — lo miró fijamente.
— Noah Davis.
— No puede ser — la mujer se puso pálida — esto debe terminar.
— ¿Por qué mamá?
— Él es tu hermanastro, esto es un pecado, Dios los castigará — sus ojos parecían despedir chispas.
— No puede ser.
Luis no sabía que pensar ¿Sería posible que la madre de la muchacha dijera la verdad? Ambos se fueron en silenció, en su habitación estuvieron abrazados toda la noche, pensando su situación.
— Pero ¿Qué dice en tu certificado de nacimiento?
— Padre desconocido.
— Debe ser mentira. Ella me odia — no puede ser, papá nunca habría hecho algo así.
— Me preocupa que pueda ser verdad.
— ¿Ella ya sabía cómo me apellidada o no?
— Sí, le hable de ti.
— ¿Y por qué nunca te preguntó quién era mi padre? Solo debe ser una mentira para separarnos. lo mejor será hacernos un estudio de ADN.
— No... no quiero... — tenía miedo que el resultado indicara que ambos eran hermanos por parte de padre — no quiero separarme de ti, pase lo que pase.
— Entonces desde ahora seremos solo nosotros.
En vista de la actitud de sus parientes, siguieron solos, en sus estudios eran los mejores, por eso no tuvieron problemas al postular a becas, solo debían mantener sus calificaciones, así lo hicieron, unos años después ya solo les faltaba el último semestre, ambos estaban contentos, lo habían logrado en el tiempo justo.
Una de esas mañanas Anne despertó con náuseas, como le pasaba en la última semana, por eso compró un test de embarazo que dio positivo, desesperada tuvo que darle la noticia a su novio.
— No podemos tener hijos ahora, estoy por empezar mi internado y tú debes prepararte para dar tu examen final, un bebé solo arruinaría todos nuestros planes.
— Es nuestro pequeño.
— ¿Quién nos ayudará? ¿Tu madre? ¿O mi familia? Solo nos tenemos a nosotros ¿Piensas postergar un año todos tus planes? Porque yo no — por fin su furia salió en las despectivas palabras que siguieron — que irresponsable eres, pensé que te cuidabas, te compré pastillas.
— Yo las tome, pero en el envase dice que son efectivas en un 95%. Te pedí que usarás condón.
— Por algo tú te cuidabas, o eso pensé, con preservativo no se siente igual... ¿Y qué piensas hacer con el problema?
— No es un problema... es nuestro hijo...
— Pero ahora no podemos tenerlo, solo arruinaría nuestra vida.
— Yo... yo... dejaría mi examen para el siguiente año.
— ¿Y si nace con algún problema? — nunca había olvidado que podía que fueran medios hermanos, en el fondo siempre tuvo resentimientos a nunca Anne porque no quiso hacerse el examen de ADN — tal vez siempre te necesitará a su lado.
— No digas eso, él será perfecto, como tú y yo.
— Y aunque fuera así, para conseguir trabajo tu misma me dijiste que a tus compañeras que tienen hijos les cuesta más.
— Lo sé, todos mis planes se vienen abajo.
— Puedo conseguir una pastilla — la joven lo miró asustada — cuando ya estemos titulados y con trabajos estables podemos tener más hijos, ahora solo será un gran inconveniente para ambos.