Un Anhelo de vida.

Segunda y última parte.

24 de diciembre, noche buena.

El señor Raúl Marcano, esposa e hijo, deciden adelantar la velada. Mi fiesta de bienvenida como autora de la editorial: casa de magia. Se programó para noche buena. Me quedé impresionada, pensé que nadie vendría, ya que los empleados se toman muy en serio su tiempo libre.

—Comida gratis —dice Will y Rachel le mete un codazo en las costillas—. Mentira, querida Eve, esto te lo mereces. Cuando nos contaste, pues, todavía no puedo creerlo —prosigue Will, sobándose el golpe que le proporcionó Rachel, aunque su sonrisa enamorada, indica que no le ha importado ese golpe.

Rachel lo mira con un deje de… «!Oh por Dios! Estos dos se traen algo».

—Pues créelo —dice Anne acercándose con un vaso de ponche de crema—, ¡Eve! Te mereces esto y mucho más —finaliza y me da un abrazo de oso.

—Gracias, la verdad no puedo creerlo. Ha sido un año duro y ahora… —intento contener las lágrimas, pero fallo.

Escuchamos una copa sonando y vemos al señor Raúl. Todos nos acercamos. Rachel me pone de primera en la fila.

—Evelyn García —comienza el discurso. Mi emoción es tan grande, que les he pedido a los muchachos que por favor me graben, así salga en algún desfavorable ángulo.

Al poco tiempo de terminar el discurso y acercarme a darle la mano. Me reúno con los muchachos. Estamos en la mesa cogiendo algo de comida cuando se me acerca Rodrigo. Al mirar de reojo a Will, Rachel y Anne, estos fingen que tienen algo en que ocupar su tiempo. No puedo evitar sonreír con gracia.

—Y bien, papá, ¿te ha informado? —pregunta intentando sonar serio, pero fracasa.

Frunzo el ceño y limpio la comisura de mis labios con una servilleta, ya que recién me comí una galleta espolvoreada de azúcar glas.

—Disculpa, ¿sobre qué? —respondo curiosa.

—Trabajaremos juntos.

Mi boca se abre.

Este sonríe con gracia.

—Soy escritor. De hecho, creo que lo estoy haciendo mal. Vengo a pedirte, por favor, ¿Puedes ayudarme con un libro, con una segunda parte? Tu romance es increíble... es decir tu forma de desarrollarlo. 

Mis mejillas se sonrojan.

—Por supuesto, estaré más que encantada en ayudarte. Me has dejado impresionada. Es decir, escritor.

—Bueno, no conocido.

—¡Por Dios! Yo tampoco lo soy y mira lo que ha sucedido —respondo con sinceridad y llena de energía.

Rodrigo me mira de una manera tan hermosa.

—Bueno, contigo mi libro será un éxito. Seremos coautores.

Sonrío mostrando los dientes, esa sonrisa que me llega a los ojos. «Voy a escribir con el hijo de uno de los dueños de la editorial, y creo que le gusto. No es navidad todavía y ya tengo un montón de regalos».

Feliz navidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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En el texto hay: navidad, romance

Editado: 18.12.2019

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