UNA ESPOSA DESCONOCIDA
“El amor es un fiel insensato que, en cada acción, sin importar cuál, no encuentra defecto alguno”.
—Aquí, claramente, hay un error. —La voz de Andreas se levanta por encima de las demás—. Soy el asistente personal de Lucas, el vicepresidente de esta empresa —recalca con toda intención y mira a Xandro—. Además, soy su mejor amigo. Si Lucas se hubiese casado, yo lo sabría.
Sentados en sesión urgente y privada, la familia Kontos y Andreas Markides se han reunido en la Naviera Kontos para discutir el futuro de la empresa ahora que Lucas está en coma.
—¿Y las veces que Lucas follaba con ella también tenía que notificártelas? —replica Xandro con mordacidad.
—Xandro, por favor —contesta Andreas con cinismo—. Evitemos ese tipo de lenguaje, hay damas respetables en esta junta, por si no lo has notado, y no en uno de esos casinos de mala muerte en los que te encanta meterte y derrochar el dinero que aquí trabajamos sin descanso.
—No olvides tu lugar en esta familia, Andreas. —La vena del cuello de Xandro parece estar a punto de estallar—. Porque con gusto te lo puedo estar recordando.
Andreas se levanta furioso y Xandro hace lo mismo.
—Basta, muchachos. Siéntense —ordena Philipo—. Si no se comportan los saco a los dos de la junta.
Andreas le lanza una mirada amenazante a Xandro y regresa a su lugar acomodándose la corbata y la chaqueta. Xandro le dirige una sonrisa burlona y se sienta también.
—La solución es sencilla —interviene Dimitrios, el prometido de Giavanna—. Localicen a la supuesta esposa y averigüen si es cierto lo que Xandro asegura.
—¿Y a ti quién te dio autoridad para opinar?
—Ya ese tema ha quedado claro, Xandro —responde Dimitrios con una calma casi exasperante.
—Xandi, cariño. Dimitri es el prometido de Giavannita —le recuerda Delilah—. Su futuro esposo. Trabaja aquí en la empresa en un cargo ejecutivo muy importante —habla con elegancia, sin perder el decoro y las buenas maneras—. Tiene que estar al tanto de todo lo que sucede.
—Como nunca vienes a las juntas, no sabes nada —le reprocha Giavanna con agudeza.
—Estamos perdiendo el rumbo del objetivo de esta junta —retoma Philipo—. Y Dimitrios tiene razón, lo más acertado es buscar a la muchacha y aclarar todo.
—Insisto, no hay tal esposa —reafirma Andreas—. Es imposible, Philipo. Lucas tenía otros planes que eran… —guarda silencio con prudencia—. Créeme, es imposible.
—¿Qué planes? —inquiere Xandro.
—Son confidenciales —contesta con insolencia.
—Qué conveniente —espeta con la mirada relampagueando.
—Xandro, ¿quién es ella? —interviene Giavanna cansada de tantas discusiones absurdas. La curiosidad la está matando.
Ella tampoco cree en la supuesta esposa de su hermano. Lucas nunca le habló de esa tal Noelia, al contrario, le había comentado días antes que tenía otros planes. Sí, le mencionó un matrimonio, pero uno por conveniencia que tenía pensado llevar a cabo unos meses después, si las cosas salían como él las estaba proyectando. Es imposible que estuviera casado si pretendía unirse en matrimonio con Daria Livanos.
—Tampoco lo sé —contesta Xandro con expresión inocente—. Simplemente, antes de irse de viaje, Lucas me lo contó, que estaba casado con una tal Noelia Galanis y que al regreso nos pondría al tanto a todos.
—Es imposible —murmura Giavanna.
Andreas asiente con un movimiento de cabeza dándole razón a Giavanna.
—¿Y por qué solo te lo dijo a ti? —pregunta Dimitrios con discreción.
—¿Y a ti qué te importa, malákas? Eres un entrometido —insulta con desprecio—. Pues, porque es mi hermano, ¿se les olvida? —pregunta con altanería—. Es cierto que hemos tenido algunos roces en los últimos meses, pero seguimos estando unidos en un lazo que ninguno de ustedes entiende.
—Yo si lo entiendo, Xandi —contesta Delilah con la mirada humedecida de la emoción al evocar la imagen del par de chicos que hace muchos años eran inseparables.
—¿Qué se sabe de ella, Andreas? —pregunta Philipo.
—Según lo que hemos averiguado, en estos momentos, vive en el Pent-house que Lucas tiene en el centro de la ciudad —una sonrisa satisfactoria se adueña del rostro de Xandro, lo cual irrita mucho a Andreas—. Es una fisioterapeuta reconocida en el gremio, tiene un consultorio privado en una zona exclusiva al norte de la ciudad y una casa quinta en las afueras de Atenas.
—No se oye tan mal —exclama Delilah.
—Sí, si oye mal, Delilah —insiste Andreas—. Esta muchacha es muy hermosa, al parecer acomodada, pero no es el tipo de mujer que le interesaría a Lucas.
—Opino lo mismo —medita Giavanna—. Lucas no es hombre que se deje guiar solo por los sentimientos. La chica no es adinerada, eso hubiese sido suficiente para que la haya descartado al instante.
Editado: 19.08.2024