Un anhelo del corazón

CAPÍTULO 12

NO MÁS

“Una de las decisiones más difíciles en esta vida es elegir entre alejarse o considerar si vale la pena intentarlo un poco más”.

—¡Qué me sueltes! —exige apretando los dientes y aparta el rostro para evitar que su boca se una a la suya—. ¡Ahora!

Xandro expulsa una maldición.

—Eres mi mujer, ¿entendido? Y si lo has olvidado, ya mismo te lo voy a recordar —le besa el cuello con ansias buscando el canal de sus senos.

—Ahora, aparte de jugador y mentiroso, eres un abusador —se le enfrenta con lo único que tiene a la mano.

Xandro es mucho más grande, más fuerte, la tiene inmovilizada; está ebrio y no está razonando. Solo existe una forma de zafarse de su agarre. La usa y funciona. Él se detiene, levanta la cabeza y la mira, desconcertado.

—¿De qué estás hablando?

—¡Suéltame! Mentiroso.

Expulsa con tanto asco y desprecio aquellas palabras que logra el efecto que deseaba en Xandro. Él se levanta lentamente, mirándola perplejo.

—¿Por qué me llamas así? —pregunta con un tono bajo, precavido, completamente diferente al que usaba momentos antes.

—¡Sal ya mismo de esta habitación, Xandro! —señala la puerta—. Estás ebrio, fuera de ti. Así no pienso hablar contigo.

Noelia camina hasta la puerta con la intención de abrirla, pero Xandro la detiene al tomar por el brazo.

—¿Por qué llamas así? —repite la pregunta y esta vez su expresión es sombría y su rostro desencajado—. ¿Por qué me hablas así?, ¿por qué me miras así?

—¡Lárgate! —grita entre dientes—. ¿Has pensado en lo que a mí me pasaría si te descubren en esta habitación? ¿Te has detenido a analizarlo así sea por un momento? —lo mira con reproche—. El único importante aquí siempre has sido tú, ¿verdad?

¡Theos! No sé de qué mierda estás hablando y lo mejor es que me lo vayas aclarando de una vez. ¿A qué viene toda esta escena? ¿Qué te han dicho para que estés así?

—¿Acaso hay algo que yo no sepa y deba saber? —pregunta inquisitiva.

—No me respondas con otra pregunta, Noelia —su voz se torna amenazante—. Y no me des más evasivas.

—Yo lo único que quiero es que te largues ya mismo de esta habitación.

La mirada de Xandro se oscurece, pensamientos encontrados corren desenfrenados. «¿Se habrá dado cuenta de que Lucas es…?», se pregunta inquieto, «¡No, eso es imposible!».

Mikrí mou, no me trates así —pide mortificado, cambiando la estrategia de convencimiento—. Ya sé que estás molesta porque por unos días estuve ausente, pero, estaba solucionando algunos asuntos importantes.

—¿Más importantes que yo? —pregunta desganada—. ¿Más importante que acompañarme en este lío en que los dos nos metimos, pero que ahora parece que solo yo tengo que sobrellevar?

—Estoy contigo en esto. Lo sabes. Me conoces bien, sabes que no te dejaré sola.

—¿En verdad, te conozco? —reprocha disgustada.

—Háblame claro, Noelia, no me vengas con enredos.

Ella no contesta, pero lo mira de tal modo que él siente que una espada ardiente lo atraviesa en el pecho.

—Vamos a la cama, por favor —pide acercándose a ella, se nota que algo lo está afectando profundamente—. Quiero hacerte el amor, mikrí mou, han pasado muchos días ya, han sucedido muchas cosas y yo… yo te necesito, ven —trata de agarrarla por el brazo, pero ella lo esquiva—. Por favor, no me rehúyas, no me rechaces —pide abrumado. Ella siempre ha sido su escape, su zona de descanso. Su oasis en medio de todo el desierto en que se ha convertido su vida—. Te prometo que luego hablaremos de todo esto, pero ahora, necesito sentir tu piel, necesito tus besos, necesito que me ames, mikrí mou —cierra los ojos y su rostro se muestra cansado—. Hazme el amor como solo tú sabes hacerlo, lléname de tu calor, necesito…

—¡Sal de aquí! —exige inclemente, sin inmutarse ante sus anhelantes palabras. Palabras que hace unos pocos días la hubiesen conmovido, pero que ahora solo le causan repulsión y disgusto.

—¡No me iré! —grita Xandro entre dientes.

—¡Perfecto! —acepta ella decidida—. Entonces, yo me iré.

Y antes de que Xandro pueda reaccionar y detenerla, corre a la puerta y sale de la habitación. Él la sigue, pero debido a su estado de embriaguez, tambalea y no puede alcanzarla. Ella llega a la planta baja de la casa, corre hasta el garaje, enciende su auto y se aleja a toda prisa.

—¡Noe! ¿Qué haces aquí? —pregunta Sindy alarmada al abrirle la puerta de su apartamento—. ¿Ha sucedido algo?

Noelia entra y corre hasta la cocina. Se sirve un vaso con agua y lo toma de un solo trago. Respira profundo y vuelve a tomar más agua mojándose un poco con lo que no alcanza a tragar.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 19.08.2024

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