Un anhelo del corazón

CAPÍTULO 28

BAJO MIS CONDICIONES

«Pertenecemos a quien nos hace sentir todo sin necesidad de estar uno al lado del otro».

 

—Reúne a todos en el estudio —le ordena a Andreas, cuidándose de hablar solo entre ellos dos.

—Así lo haré, jefe.

—Hablaré con ella —Andreas mira a Noelia que acomoda la bandeja en la pequeña mesa comedor—. Y luego, le daremos a mi familia la noticia.

—Xandro tal vez esté en la casa —advierte Andreas—. Anoche se reunieron para Nochebuena.

—Por su integridad física espero que no —sentencia con la mirada oscurecida—. Tiene que responderme por todo lo que está haciendo en la naviera. Pero, por encima de todo, por haberla tocado.

—Créeme, no quisiera ser tu hermano en estos momentos.

—Anda —abre la puerta—. Ve a hacer lo que te dije.

Andreas se despide de Noelia con un gesto amable y ella le corresponde con una sonrisa encantadora. Ella se encuentra entonces, con la mirada de Lucas, ahora fría, dura, implacable. Ha perdido la calidez y el fuego que tenía antes de llegar Andreas.

Una corriente eléctrica recorre todo su cuerpo, aquel hombre parece inalcanzable, y quizá de alguna manera lo es. Su belleza viril es innegable.

Los pómulos masculinos, la quijada cuadrada y esa boca tentadora le otorgan un aspecto devastador capaz de hacer estremecer a cualquier mujer que lo ve.

Él acorta la distancia, poco a poco, mientras camina hacia ella; se detiene quedando frente a frente y la mira desde su altura. El aroma que la rodea es envolvente, suave y sutil.  Como ella no lleva maquillaje, puede notar en su piel las tenues pecas, como polvillo suave esparcido sobre la nariz y mejillas.

Lucas siente una leve excitación que, lentamente, se propaga en su interior, hasta envolverlo por entero. No recordaba haber vivido esa sensación hasta que conoció a la jovencita que lo había cautivado esa noche en aquel club; la misma que ahora, otra vez, tiene frente a él.

Observa su cabello castaño que parece una cortina de seda y que, en esos momentos, está un poco ondulado. Tiene que contener el impulso de acercarse a tocarlo, de deslizar sus dedos entre los mechones para comprobar si sigue tan suave como lo recuerda. Así como, probar esa boca de labios rosados y exuberantes.

Noelia sigue siendo hermosa, incluso mucho más que antes, y eso lo enfurece porque lo afecta de tal manera que, su miembro viril en esos momentos, es incapaz de discernir que aquella es una situación inapropiada para entrar en acción. Lo irrita la certeza de estar más interesado en explorar los secretos de esta provocativa mujer, que hacerse cargo de todo aquel enredo.

Noelia luce vulnerable y él quiere corromperla de todas las maneras que fuesen posibles.

—¿Qué me preparaste? —pregunta, sin ninguna gota de calidez y cerrando de golpe aquella puerta que él no puede permitirse abrir.

Pese al brusco tono de voz, no deja de ser una inesperada caricia que le recorre la piel a Noelia.

—Este… sí, claro, ven —aclara su garganta con suavidad al ser consciente que se había quedado mirándolo como una tonta.

Está nerviosa. Se siente indefensa. La expresión de Lucas es difícil de interpretar. No es que en algún momento le hubiera parecido fácil, pero ahora resulta más confusa e indescifrable.

Se sienta frente a él, cruza las piernas y nota que él sigue el movimiento con la mirada. Lo observa mientras come los alimentos. Pese a estar famélico, toma cada bocado y lo degusta con tranquilidad.

—Andreas me lo contó todo —dice con seriedad, mirándola fijamente. Su voz es envolvente, con una fluctuación profunda que se asemeja al rugido contenido de un león embravecido.

Él deja el plato a un lado y corre la mesa para que no haya nada interponiéndose entre los dos.

—Quiero que me dejes explicártelo todo, por favor.

—¿Qué es lo que me tienes que explicar, Noelia? —replica con dureza mientras recuesta la espalda en el sillón.

Un imperceptible temblor le recorre el cuerpo al escuchar su nombre en boca de Lucas.

—Nunca pude olvidarte —suelta sin preámbulos—. No pude, aunque en un momento quise intentarlo, sencillamente no pude —el rostro de Lucas es hermético—. Durante mucho tiempo soñaba con nuestro reencuentro. Ni siquiera Sindy lo sabe, pero, algunas noches, me escapaba e iba a ese Club; te buscaba, pero nunca volví a encontrarte. Hasta que un día entendí que tal vez tú no querías que te encontrara —sus ojos resplandecen en busca de alguna reacción en él, algo que le diga que no, que está equivocada, que él sí quería volver a verla, pero no encuentra nada. Solo una pared de hielo—. Así que lo acepté —se encoge de hombros—. Solo fue una noche. La mejor y más especial de toda mi vida, pero única e irrepetible.

Baja la cabeza y se limpia una lágrima solitaria que osó desafiarla y escaparse de sus ojos.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 08.05.2024

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