Un anhelo del corazón

CAPÍTULO 33

QUÉDATE JUNTO A MÍ

«No hay droga más peligrosa que la química entre dos almas que han logrado una fuerte conexión».

—Los síntomas que presenta el señor Kontos son normales, muy comunes en pacientes en proceso de recuperación como él, sobre todo, por el esfuerzo físico reciente al que el paciente se sometió —informa el doctor después de hacerle a Lucas las revisiones pertinentes—. Es posible que en los próximos días siga sintiendo un poco de desorientación sensorial y fatiga.

Lucas se acomoda en la cama en silencio y con el gesto sombrío. Cuando el doctor llegó a revisarlo, ya había recobrado la conciencia. No le agradan para nada todas aquellas restricciones y, mucho menos, la idea de guardar reposo, pero, al parecer, no le queda de otra. Noelia, de pie, escucha atenta al especialista.

—Tenemos que realizar unos exámenes de rutina —sigue el doctor—. Es importante confirmar que todo esté en orden, que no haya ninguna secuela. Determinar también si se debe llevar algún tipo de terapia física o tratamiento adicional.

—Por supuesto, doctor —acata Noelia y le lanza una mirada implacable a Lucas, a la que él le responde con indiferencia—. Mañana mismo nos pondremos en eso.

—Es posible que pueda haber algún tipo de implicación en la presión arterial debido al estrés físico. Así que, recomiendo reposo y monitorización continua para garantizar una recuperación sin contratiempos.

—Así será —Noelia asiente conforme.

—Por lo pronto, es todo. El señor Kontos es un paciente con una gran fortaleza física, así que podría asegurar que la recuperación será muy rápida, pero todo depende de los cuidados que se tengan. —Se despide de Lucas con un apretón de manos.

—Lo acompaño, doctor. —Noelia señala la puerta. Después de que el doctor sale de la habitación, ella se dirige a Lucas—. Espérame, por favor, iré a acompañarlo y regresaré enseguida, ¿está bien? —Él asiente con un leve movimiento de cabeza.

Noelia le sonríe mirándolo con inmensa dulzura y ella casi podría jurar que, eso que se dibuja en los labios de Lucas, también es una sonrisa. Y sus ojos, la forma en cómo la mira… ¿Es acaso…?

En fin…

Minutos después ya está de regreso en la habitación. Lo encuentra de pie, saliendo del baño. Se para frente a él con los brazos cruzados y lo recrimina con reproche.

—Solo me estaba aseando un poco —dice acercando su rostro al de ella—. ¿Ves? —sopla con cuidado, muy lento, desde su ojo derecho, pasando por su mejilla, hasta llegar muy cerca de su boca—. Aliento fresco —y sonríe con picardía.

Noelia tiene que hacer un enorme esfuerzo por no sonreír. Permanece seria y le señala la cama con el dedo índice. Lucas voltea los ojos y con un gesto de desagrado se mete bajo las sabanas. Recuesta su espalda sobre la cabecera.

—No seas caprichoso, Lucas. Debes hacer caso a las recomendaciones del especialista —dice con voz suave, pero sin perder firmeza. Se sienta frente a él—. Déjame acomodarte.

Extiende sus brazos y los pasa por los costados del torso de Lucas, amoldando los almohadones. Él aprovecha y la sujeta por la cintura, haciendo presión directamente sobre la delicada piel.

—¿Le avisaste a mis padres? —pregunta mientras ladea el rostro y enfoca sus ojos en los de ella.

—No —contesta sin moverse, aun con los brazos extendidos y apoyados en los almohadones. Teme que, si se mueve, aunque sea un poco, su cuerpo ceda ante el temblor que amenaza con apoderarse de ella—. No quería alarmarlos. Ellos ya están en sus habitaciones, deben estar dormidos —su voz cada vez se torna más baja—. Quería primero que el médico te revisara.

—Entiendo —aprueba. Las manos en la cintura de Noelia presionan un poco más y la acaricia con los pulgares—. Fue una prudente decisión.

—Gracias —logra decir mientras pasa saliva—. Vamos, anda, descansa.

—¿Cuidarás de mis sueños? —pregunta con una sonrisa provocativa.

—Es mi deber como esposa —contesta siguiéndole el juego.

—Tienes otros deberes que también debes cumplir —junta sus labios a los de ella sin tocarlos.

—Para eso debes estar recuperado.

—Tonterías del medicucho ese —bufa irritado—. Yo me siento muy bien.

Las manos que sujetaban la cintura de Noelia, ahora suben por su espalda, debajo de su camiseta.

—Claro que no y lo sabes —niega, pero no se separa de él—. Así que ahora, usted, señor, tiene que descansar.

—Está bien —acepta a regañadientes—. Pero, dormirás a mi lado —dispone con firmeza—. Cuando abra mis ojos, quiero ver que estás aquí —señala el lado de su cama con su ligero movimiento de cabeza.

—¿Es una orden? —pregunta ella con una sonrisa traviesa.

—Sí —contesta con voz grave y profunda—. Pero quiero que la cumplas sin que tenga que forzarte.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 02.05.2024

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