Un anhelo del corazón

CAPÍTULO 39

EMPECEMOS DESDE CERO

«No hacen falta palabras cuando tu piel y mi piel se encuentran y se funden en una sola caricia, en un solo deseo».

—Bueno, dime —se sienta en su sillón—. ¿De qué querías hablar conmigo?

—Sí —dice Noelia. Respira profundo; toma aire y coraje al mismo tiempo—. Verás… —se sienta frente a él—. Anoche pasó algo y necesito que lo sepas.

Lucas cruza las piernas, apoya el codo en el brazo del sillón y la mira atento.

—Te escucho.

Noelia cierra los ojos con fuerza.

—Anoche, mientras dormías, entró Xandro en la habitación. —Empieza sin preámbulos.

Su voz es firme. Quiere sonar segura, aunque se está muriendo de los nervios. Abre los ojos y se encuentra con la mirada de Lucas. Trata de descifrarla, pero le resulta imposible.

—Continúa —pide él con voz serena.

Noelia se lo agradece con un gesto, eso le da un poco más de confianza.

—Ya dormías —sigue—. Me levanté, le dije que se marchara, pero no me hizo caso. —Pasa saliva con algo de dificultad—. Él no acepta que ya no estamos juntos. —Sus ojos no se apartan del rostro de Lucas, que permanece atento, pero inmutable—. Él insiste en que seguimos teniendo una relación y quiere obligarme a que me marche con él.

—Y, tú, ¿quieres irte con él? —pregunta con tono neutral—. Es decir, ¿deseas que te libere para que puedas estar con el hombre que amas?

Esta vez, Noelia logra ver algo en sus ojos, por mucho que Lucas intenta mantenerlo controlado, no puede, sale a la luz… acaso son ¿celos?

—Lucas —ella ladea la cabeza un poco—, no amo a Xandro —aclara con seguridad—. De hecho… —se detiene, meditándolo un poco—. Creo que en realidad nunca lo amé a él —respira profundo—. No sé cómo explicarlo —entrecierra los ojos en un intento por buscar las palabras para hacerse entender—. Sí, la relación para mí fue real, mis sentimientos eran verdaderos, pero… —Une su mirada con la de él—. No era el hombre al que yo creía, le estaba entregando todo de mí.

Noelia se levanta y camina un poco.

—Todo el tiempo creí que eras tú y eso ya te lo he explicado. —Se acerca al enorme ventanal, mira sin mirar al jardín, contemplándolo en la distancia. Toma un poco de aire y regresa a la silla frente a él. Se sienta con los brazos apoyados en su rodilla—. No sabía qué era —juega con sus dedos—, pero algo me decía que no eras tú… —se endereza y se abraza a sí misma—. En fin… —mueve la cabeza—. Eso ya no importa. El punto es que, Xandro no acepta que ya no quiero estar con él. Él ya no me interesa. Mi cuerpo lo rechaza, no lo soporta.

—No lo soportas, pero te dejas abrazar y tocar por él.

—Eso no es así —lo mira extrañada—. ¿De dónde sacas eso?

—Los vi.

—¿Nos vistes? —pregunta molesta. Él asiente con un lento parpadeo—. ¿Por qué no me habías dicho nada?

—Estaba dándote la oportunidad de decírmelo.

—¿Por eso estabas tan serio y antipático esta mañana? —recrimina dolida. Él no responde—. ¿No crees que es más fácil que me preguntes a que tomes esa actitud insufrible? —Él no emite una sola palabra. Noelia bufa irritada—. Entonces, ¿escuchaste cuando me amenazó? —El rostro de ella se tensa—. Dime, Lucas, ¿lo escuchaste?

—No.

Noelia intenta calmarse. Controla su respiración. No puede perder la compostura.

—Entonces no viste nada —aclara con firmeza—. Porque de haberlo hecho, te habrías dado cuenta de que no me estaba dejando tocar de él, como insinúas. Si en verdad hubieses visto lo que pasó, entonces lo sabrías. Simplemente, yo no quería alterarte. Ni tampoco quería que Xandro perdiera el poco control que tenía sobre sí mismo. Tú acababas de tomar tu medicina. No quería que tuvieras ninguna crisis o disgusto.

—Entonces, ¿Te lo tengo que agradecer?

—No, Lucas. No tienes que agradecerme nada, sin embargo, yo sí te agradecería mucho que dejarás el sarcasmo.

Él asiente de acuerdo.

—¿Qué lograste ver o escuchar? —pregunta inquieta.

—Lo mucho que lo amabas y lo que él te extrañaba.

—¿Solo eso? —Él vuelve a asentir—. Sí, eso le dije —reconoce sin problema—. Pero no estaba hablando en presente. Estaba hablando en pasado —explica con determinación—. Él quería saberlo. Le dije la verdad, pero también le dejé claro que ahora no siento nada por él. Eso lo molestó, lo puso peor de lo que ya estaba. Tu hermano está mal, Lucas. Necesita ayuda. Me pidió que lo ayudará, pero yo no puedo, no quiero —dice con sinceridad—. Sus problemas ya no son los míos.

—La familia siempre ha tratado de ayudarlo. Él nunca ha aceptado que tiene un problema —la estudia con detenimiento—. Debes ser muy importante para él si te pidió ayuda.

— No creo que realmente quiera ayuda. Solo quiere seguirme manipulando —replica fastidiada—. Igual, ya no me importa. Yo no puedo, ni quiero tener nada que ver con él. No quiero ayudarlo, no quiero ni siquiera verlo. Lo que pase con Xandro me es indiferente.



#3 en Thriller
#2 en Misterio
#16 en Novela romántica
#8 en Chick lit

En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 08.05.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.