Un anhelo del corazón

CAPÍTULO 55

ELLA TIENE QUE SABERLO

"En un instante fugaz, como un rayo que ilumina la noche, comprendió que su amor por ella no era un simple sentimiento, sino una fuerza poderosa que regía su universo".

—Estamos acercándonos al vehículo —informa Andreas por el radio.

—Nosotros estamos sobre ellos —avisa Lucas a través de los auriculares—. Pero, debemos aterrizar ya, no podemos seguir por aire, es una zona boscosa y el helicóptero no tiene acceso.

—Cuando bajes, aguarda por nosotros —le pide Andreas—. En pocos minutos estaremos ahí.

El helicóptero desciende con cuidado mientras levanta una nube de polvo con la ráfaga de viento que agita todo alrededor.

No tiene que esperar mucho, a los pocos minutos, Andreas le da alcance. Viene acompañado de un grupo de sus hombres fuertemente armados.

—La señal es cada vez más débil —Andreas le muestra a Lucas la pequeña pantalla verde donde se muestra el área circundante y la posición de los blips—. Como te dije, si toman la intersección podemos perderla. Esa zona no tiene buen alcance radial.

La mandíbula de Lucas se tensa.

—¿Qué pasó con el cargamento de la naviera? —pregunta intentando mantener su mente en calma.

—Cayeron en la trampa, tal como lo planeamos —Andreas le muestra el video que captaron las cámaras de seguridad de la naviera, donde se ve claramente a Stavros y a Dimitrios dirigiendo el embarque de la mercancía ilegal—. Las autoridades portuarias ya están informadas y le están haciendo seguimiento y monitoreo a la carga. Solo esperan que el buque llegue con la mercancía a puerto para hacer las respectivas diligencias judiciales.

—¿Los documentos?, ¿las firmas?

—Eso llevará un poco más de tiempo —hace un gesto de desgano—. Todo está firmado por Xandro, como sabes; alguna documentación incluso puede llegar a comprometerme a mí, ya que soy el vicepresidente de la naviera y soy quien maneja ese tipo de órdenes.

—No permitiré que te involucren. Demostraremos tu inocencia —declara decidido, Andreas asiente agradecido—. ¿Algo que nos sirva contra ellos?

—Nada hay en el papel que inculpe a Dimitrios, ni mucho menos a Stavros.

—Espero que con las pruebas que hemos aportado sea suficiente para librarte de toda culpa y mandarlos a ellos a la cárcel por muchos años.

—Por lo menos, Stavros perderá la licencia de exportación. Cerrarán su naviera. Y, lo más importante, ya no podrá seguir participando por el contrato con los jeques —exclama Andreas, victorioso.

—Tal vez yo tampoco —La mirada implacable de Lucas no abandona el camino—. Dejé todo tirado por venir a buscarla.

 —Ya resolveremos ese asunto —Lucas asiente—. Y alcanzaremos a Noelia —afirma seguro.

—Por su bien, espero que me tenga una buena explicación —la mirada se le torna sombría.

—Estoy seguro de que se la llevaron bajo engaños —la defiende Andreas—. Fue un plan muy bien elaborado, aprovecharon el evento y sobornaron a algunos de tus escoltas.

—¡Malditos, hijos de puta! —expulsa con fiereza, apretando los puños—. Haré que se arrepientan de haberme traicionado.

—Claro que pagarán —Andreas lo alienta, estando de acuerdo—. Y yo me encargaré de que se conozcan las consecuencias de haber conspirado contra Lucas Kontos.

Lucas le dirige una mirada de complacencia.

—Tengo muchos enemigos, por eso la había mantenido protegida todo este tiempo. Sabía que Stavros intentaría atacarme por ese lado, pero jamás imaginé que Xandro estaría involucrado —expresa con amargura—. Lamento reconocer que fue algo que no vi venir.

—Por lo visto, han trabajado todo este tiempo en sociedad. No sería nada extraño que Xandro haya recurrido a Stavros para llevarse a Noelia. Ambos ganan. Xandro se la lleva y Stavros, por un lado, pretendía hundir la naviera y por el otro, joderte a nivel personal, como siempre ha querido.

La mente de Lucas se pierde en pensamientos oscuros. Stavros le importa una mierda, pero, más, le vale a su gemelo que no le toque a su mujer, ni siquiera uno solo de sus cabellos. La sola idea lo enferma. Es capaz de cortarle uno a uno los dedos.

—¿Qué piensas hacer con Xandro? —pregunta, leyendo a la perfección los pensamientos de su mejor amigo—. Recuerda que, pese a todo, sigue siendo tu hermano.

—El mejor de los escenarios que le espera es que lo envié a prisión junto a Dimitrios y Stavros.

—¿Y el peor? —lo mira con preocupación.

—No preguntes lo que no quieres oír, Markides.

—Lucas, tienes que…

El auto se detiene.

—Señor Kontos —informa el jefe de seguridad quién es el que va conduciendo—. Mire —señala al auto detenido frente a ellos—. Es el vehículo donde su hermano se llevó a la señora Kontos.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 08.05.2024

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