Un anhelo del corazón

CAPÍTULO 64

UNA DROGA LETAL

"Tus labios son mi droga y mi obsesión. En cada beso, mi alma se enciende en un fuego eterno, anhelando cada caricia, cada roce, cada instante contigo".

Noelia y Lucas están abrazados en el sofá del balcón, envueltos en una manta que los protege del frío. El sonido constante de la lluvia que golpea contra los cristales, crea una atmósfera íntima y acogedora en la habitación. El aire está impregnado con el fresco aroma de la lluvia, mezclado con el reconfortante aroma a café, que emana de la taza que comparten entre sus manos.

Desde la noche anterior, el cielo ha abierto sus compuertas, liberando una catarata de agua que no parece tener intención de detenerse. A través de las ventanas empañadas, se observa el jardín exterior difuminado por una cortina líquida. El cielo está cubierto de densas nubes grises que se extienden hasta el infinito, mientras que el suelo está salpicado de charcos brillantes que reflejan la luz tenue del atardecer.

No han abandonado la habitación en todo el día, perdidos en un mundo de pasión, deseo y entrega que solo les pertenece a ellos dos. Han comido lo necesario y han descansado lo suficiente para mantener sus fuerzas, pero la mayor parte del tiempo la han dedicado a amarse, a explorar cada centímetro de sus cuerpos y a perderse en el placer que solo ellos pueden proporcionarse.

Ahora, saciados y relajados, descansan en los brazos del otro, disfrutando de la cercanía y la intimidad que han creado. Noelia se acurruca de espaldas contra el pecho de Lucas, sintiendo su calor y su corazón latir al mismo ritmo que el suyo. Juntos, observan el espectáculo de la lluvia, ajenos a todo lo que está sucediendo afuera de su habitación.

—Aquella mañana, en el hotel, cuando nos despedíamos —Noelia recuerda con nostalgia—, pensé que nunca más volveríamos a vernos.

—También estaba seguro de eso —acepta Lucas.

Noelia se gira quedando frente a él, coloca las tazas sobre el mueble y enrosca sus piernas en la cintura de Lucas. Sus manos se posan en su duro pecho.

—Eras como un hermoso sueño, mi señor —susurra envuelta en un aura de ensoñación—. Un príncipe oscuro que surgió en medio de la noche, y se desvaneció con los primeros rayos del sol.

Lucas sonríe ante aquella comparación y la acerca más a él.

—Y tú, mi ángel luminoso que por unas horas me sacó de las tinieblas y me llenó de paz —responde con voz suave.

—Regresé a ese club muchas veces —ella le acaricia la barbilla, un poco áspera por el vello creciente—. Tenía una tenue, pero ardiente esperanza de volverte a ver, aunque fuera de lejos. —Pasa sus dedos por sus labios carnosos—. Era el anhelo más ferviente de mi corazón.

Sus bocas se rozan con delicadeza, sus labios se unen en un beso suave y profundo.

—Yo intenté con todas mis fuerzas olvidarte —reconoce él—. Quería sacarte de mi mente, enfocarme en mis metas. Me resultabas demasiado peligrosa.

—¿Peligrosa? —pregunta ella, con una genuina confusión en su mirada.

—Sí, habías logrado lo que nadie más, mi ángel —acaricia su cabello con suavidad—. Habías traspasado una puerta que tenía fuertemente cerrada. Y solo en una noche… no quería siquiera imaginar qué podría pasar si seguía viéndote.

—¿Y qué era lo que podía pasar? —pregunta con sus ojos clavados en los de Lucas.

—Lo que has hecho ahora, mi ángel, adueñarte de mi vida.

Se apodera de la boca de Noelia con ferocidad, con un deseo profundo, intenso, descontrolado, como si necesitara saciar un deseo reprimido mucho tiempo.

—Por algunos años, pude mantenerte al margen de mis pensamientos —continúa Lucas. Sus manos recorren su rostro con delicadeza hasta llegar a su cuello, donde la aprieta suavemente—, pero siempre regresabas a mis recuerdos, cuando menos me lo esperaba, una y otra vez. —Un sollozo de emoción escapa de los labios de Noelia—. Finalmente, decidí buscarte. Lo hice por todas partes. Incluso, contraté a un detective privado. Necesitaba saber de ti, pero no pude encontrarte.

—Pensé que me habías olvidado —murmura ella, con la voz conmocionada por la revelación de Lucas—. Que solo había sido una más… una aventura de una noche, sin importancia.

Lucas niega con un movimiento leve de cabeza. Su mirada es transparente y sincera.

—Esa noche fui al club solo con la intención de tomarme unos tragos. Había tenido un día complicado y agotador. Solo quería despejar mi mente —la mira con dulzura—. Noelia, nunca me he acostado con mujeres que apenas conozco —afirma con determinación, dejando claro que no miente—. Jamás —enfatiza—. No soy un hombre descuidado ni impulsivo, por lo que las aventuras de una noche no forman parte de mi estilo de vida. Sin embargo, cuando te vi allí, desafiaste mis principios y despertaste en mí sentimientos que nunca antes había experimentado.

Los ojos de Noelia brillan con emoción, casi sin poder creer todo lo que él le está contando.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 17.06.2024

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