Un anhelo del corazón

CAPÍTULO 69

LA LARGA SOMBRA DEL PASADO

Parte 3. El plan de Greta

«En este camino espinoso, mi alma se templa como el acero. La traición ha despertado en mí un monstruo sediento de retribución, un monstruo que no descansará hasta que las sombras lo cubran todo a su alrededor».

—Solo estaré un par de días por fuera de Atenas. —Konstantinos consuela a Fiorella.

Están acostados en su cama. Hace poco cenaron junto a los niños, quienes ahora duermen cada uno en su habitación.

—Tú misma recibiste la noticia de que uno de los buques más grandes ha sido detenido en el puerto de Volos por la Guardia Costera debido a una serie de supuestas violaciones de seguridad —suspira desanimado—. Sabes bien que el barco transporta productos electrónicos destinados a Asia, y el retraso está provocando importantes pérdidas financieras a la empresa.

Fiorella lo mira con preocupación, una inexplicable desazón agobia su pecho.

—Lo sé, pero no es necesario que vayas tú —replica con voz afectada—. Puedes delegar al jefe portuario, él está capacitado para realizar esa tarea.

—En unos días nos iremos de Grecia —responde tomando su mano con firmeza—. No quiero que quede nada fuera de lugar de lo que Frank se pueda agarrar para perjudicarnos. Él mismo me encargó esta tarea, así que tengo que dejar todo en orden para que no haya inconvenientes legales. —Ella asiente desanimada, con un nudo en la garganta—. Ven acá. —la atrae hacia él, la abraza con dulzura y deposita un beso en su frente—. Estaré de regreso lo antes posible, y te estaré informando con detalles lo que vaya sucediendo, ¿entendido? —ella suspira, resignada—. Luego, solucionaré lo de la documentación que nos falta y nos marcharemos para siempre de este país.

—Tengo miedo —confiesa, y un leve estremecimiento recorre su cuerpo.

—¿De qué? —la mira con el ceño fruncido.

—¿No has pensado que esta puede ser una artimaña de Frank para mantenerte alejado de la ciudad?

—¿Con qué motivo? —se encoge de hombros—. Él no sabe nada de lo nuestro. No tiene ni idea de mis planes. No, amor —desestima con ligera—. Es solo una desafortunada coincidencia.

—Y, ¿si Delilah les contó algo? —Ella presiente que su prima se fue de lengüilarga.

—No creo —él sonríe confiado—. Ella y yo nos conocemos desde niños. Estoy seguro que nunca traicionaría mi confianza —afirma convencido—. Una cosa es que esté molesta por la situación, y otra, que actúe en mi contra.

Fiorella no está tan segura. Conoce muy bien a su familia. Todos son unos arrogantes moralistas y unos hipócritas intolerantes, que se sienten dueños de la verdad; por supuesto, Delilah no es la excepción. Prueba de ello es que, cuando su familia la desheredó y la desconoció socialmente, Delilah fue una de las primeras en darle la espalda.

Intenta convencerse de que Konstantinos tiene razón y se acurruca más contra el pecho de su amado.

—Solo… solo ten mucho cuidado, por favor —pide nerviosa.

Él la acomoda en la cama y aprieta su cuerpo contra el de ella.

—Lo tendré —besa sus labios con dulzura—. Por ti y por nuestros hijos.

—Te amo, mi amor —susurra con el pecho rebosado de sentimiento y emoción.

—Yo te amo mucho más.

Sus labios se unen llenos de amor y pasión. Sus cuerpos ceden al apremio del deseo fundiéndose uno con el otro. Las manos masculinas, hábiles y urgidas, recorren cada centímetro de su piel con adoración. Sus caderas se mueven ávidas, a un ritmo simultáneo, deseosas del placer que solo hallan en el otro.

En la intimidad de su dormitorio solo existen ellos dos. No hay espacio para trampas, celos, ni traiciones externas. Solo ellos dos y el amor infinito que se profesan.

Se aman, con pasión, con ternura, con devoción, con entrega. Anhelando en sus corazones escapar de las ataduras y señalamientos sociales. Vivir su amor en libertad.

A la mañana siguiente, Konstantinos sale de la ciudad, ajeno completamente a la tragedia que está a punto de pasar en su ausencia.

Esa misma noche, la luna llena ilumina tenuemente las calles vacías mientras Greta y Frank se dirigen al apartamento de Fiorella. El cielo está lleno de nubarrones, anuncio de una pronta tormenta, refleja el caos que se está a punto de desatar. El corazón de Greta late con fuerza, con la rabia, la frustración y la sed de venganza quemándole el pecho.

La envidia que siente por Fiorella es profunda y corrosiva; un veneno que, muchos años después, se ha ido acumulando y le ha secado el alma.

Fiorella tiene lo que ella más desea y que, a pesar de todos sus esfuerzos y todo el dinero que posee, no ha podido obtener: hijos. Esa realidad la llena de una frustración impotente que ahora busca liberar de la única manera que la complace: a través de la crueldad.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 17.06.2024

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