— Tus padres casi te matan ayer, Chloe. —Le recuerda Alex, mirándola con las cejas levantadas.
— Lo sé, me han vuelto a castigar. —Le respondió restándole importancia y apoyando la cabeza contra la pared— Igual no fue para tanto, ni que me hubiese subido encima de él, sólo fue un besito y ya.
— Por poco le comes el cuello a Blake.
— Ay, Alex, no fue tan así. —La mira negando y ella se ríe.
La reunión de ayer no terminó tan bien cómo se esperaba, pero lo que contaba es que se habían divertido. Cada uno terminó con cierto castigo, pero nada tan grave. Ellos, excepto Blake, tenían la suerte de tener padres comprensivos.
En ese momento, Chloe se encontraba junto a Alex, su mejor amiga, en el baño del instituto. Ambas estaban en horario de receso y solamente les quedaba una clase para irse.
— ¿Y si nos escapamos? —pregunta Alex, con su típica sonrisa de oreja a oreja, Chloe lo dudó unos segundos y negó con la cabeza— ¿Cuál es la excepción de que justo hoy no quieras?
— Recuerda, no puedo faltar a ninguna clase más de Literatura, la profesora me matará y me hará reprobar. —Le responde bufando— Ya sabes que pasa si repruebo, cero salidas con amigos, cero diversión y cero Blake.
— No sé cuál es la obsesión que tienes con él.
— No es obsesión por él.
— Bueno, algo tienes por él, ¡Entiende que él te trata como una chica más! Son sólo besos y ya. —Chloe rueda los ojos, poniendo mala cara. Ella sabía que no era alguien muy especial para Blake, pero eso no le importaba, ya que, aunque no era la única, era la más importante.
— Por lo menos soy la única que le importa desde un punto de vista más sentimental.
— ¿Cómo sabes?
— Porque nos conocemos desde muy chicos, siempre compartimos todo y bueno, eso le da unos puntos más a su forma de tratarme.
— Buenos días. —Dianna entra en el baño, había escuchado la conversación.— No entiendo por qué te conformas con migajas de parte de él, Chloe, eres una chica demasiado increíble para un chico tan típico. —Dianna la abraza y luego saluda a Alex.
— No me gusta hablar de este tema, mejor hablemos de otra cosa. —Reprocha ella, con la mirada fija en sus amigas.
Después de salir del instituto, Alex, Dianna y Chloe se encontraron en la acera, rodeadas por la mezcla de sonidos de risas, conversaciones y el tráfico de la ciudad. El sol de la tarde pintaba las fachadas de los edificios con tonos dorados, y el aire fresco parecía liberarlas de la tensión acumulada durante las clases.
Alex, siempre la más pragmática del grupo, sugirió que fueran a tomar un helado. Dianna asintió con entusiasmo, y Chloe, aunque todavía atrapada en sus pensamientos sobre Blake, aceptó. La heladería estaba a unas cuadras de distancia, y el camino se convirtió en una especie de tregua entre las preocupaciones y la dulzura del postre que les esperaba.
Hades y Noah, sus amigos, que también compartían algunas clases con ellas, salieron del instituto poco después. Hades, el reservado, saludó con una inclinación de cabeza mientras que Noah, el bromista del grupo, les hizo reír con alguna ocurrencia sobre los profesores.
La heladería estaba llena de gente, y el sonido de las cucharas chocando contra los conos y vasos llenaba el aire. Chloe eligió un helado de fresa, Alex optó por chocolate, mientras que Dianna se decidió por un vasito de mango.
Hades y Noah se sentaron junto a ellas, con sus helados en la mano, discutiendo animadamente sobre algún tema que vieron en su clase.
— ¿Invitaron a Blake? —preguntó Hades, mientras saboreaba su helado de dulce de leche. Las chicas se miraron entre ellas, sin respuesta.— ¿No lo invitaron?
— Hades, hasta yo entiendo lo que pasa y eso que no estoy al tanto de las cosas. —Respondió Noah por ellas, Hades frunció el ceño aún sin entender.— Blake usa a Chloe para beneficio propio, él a cambio le da algún que otro beso, y ella está encantada con él.
— Auch, ¿Hacía falta decir que me usa? —Dice Chloe, haciendo una mueca triste.
— Es la verdad... ¡Auch! —Noah se soba su pierna luego de la patada intencional que le dio Alex.
— ¿Me nombraron? —Se escucha de fondo, una mano se apoya ligeramente en el hombro de Hades, dando un pequeño apretón, y los anillos ya revelan de quién se trata. Chloe alzó la vista, encontrándose los ojos oscuros de Blake.
— No, aquí nadie te ha nombrado... —Responde Alex, fingiendo demencia.
— ¿En serio? Pensé que sí, ya que ni siquiera me invitaron a esta especie de reunión en nuestra heladería. —Cuestionó, tocándose la barbilla mientras observaba a Alex y haciendo énfasis en nuestra.
— Blake, no es culpa nuestra que tu padre te haya puesto en otro instituto.
— ¿Eso qué tiene que ver? Simplemente me podrían haber avisado y ya, saben que mi instituto queda a pocos metros de aquí.
— No hace falta discutir. —Interrumpe Hades, siempre con su calma anormal.— Si quieres trae una silla y ponla aquí, Blake. —Se mueve un poco junto a su silla haciendo lugar en la mesa.
— No gracias, estoy bien, pero no me gusta que mi grupo de amigos me excluya de esta manera. —Suelta con un tono de disgusto y comienza a irse. Blake se sintió herido por sus amigos, tenía razón.
— Estuvo mal que no le avisamos, pero tampoco es para enojarse.
— Alex, cierra la boca. Sabes que sí es para que se enoje así, es parte del grupo a pesar de que no esté bien la cosa entre ellos. —Le reprocha señalando a Chloe.— Es igual de amigo que todos nosotros, quieran o no.
Luego de la heladería, cada uno se vuelve a su casa. Chloe, mientras caminaba, miraba a la nada, perdida en sus pensamientos y con la música sonando de fondo. El atardecer tiñe el cielo de tonos rosados y naranjas, y las farolas comienzan a parpadear, anticipando la llegada de la noche. Sus pasos son rápidos, como si tuviera prisa por llegar a su hogar. El aire fresco acaricia su rostro y hace que su cabello baile alrededor de su cabeza.