[08 de noviembre]
Desde su aburrimiento supremo, Chloe se encuentra en una búsqueda incansable de una película que pueda atrapar su atención. No importa el género ni la trama; solo necesita algo que la entretenga. El reloj marca las diez de la mañana, y Chloe ya ha desayunado y se ha bañado. Sin embargo, el tiempo parece arrastrarse lentamente mientras busca una distracción.
Mientras se encontraba en su habitación, su hermano, Marco, decidió molestarla. Entró sin preguntar, haciendo que Chloe lo mire con el ceño fruncido y boquiabierta.
— ¿Qué son esos modales? —le preguntó.
— Necesito un consejo de hermana mayor. —Le responde, tomándola por sorpresa. Chloe se sentó rápidamente en su cama y le ofreció asiento a su lado, esto nunca había pasado antes.
— Ay dios mío, lloraré. —Habló y él la miró mal— ¿Consejo de qué tipo, hermanito?
Marco, con un tono nervioso, confiesa sus sentimientos hacia una chica. Chloe, emocionada por la revelación, le ofrece consejos desde su experiencia.
— ¡Tienes sentimientos! —exclama Chloe, su voz llena de entusiasmo. Marco la mira con seriedad, y ella continúa—. Bueno, "puerta", mi super consejo es que le digas a esa chica lo que sientes. Siempre es mejor aclarar los sentimientos antes de intentar algo.
— Es Marco, no "Puerta", hermanita. —Le corrige, un atisbo de sonrisa en su rostro—. Pero ¿qué pasa si ella me rechaza?
Chloe suspira, pensativa— Pues, supongo que no es la indicada. Escúchame atentamente, Marco. Apenas tienes quince años, y aunque todos te dirán que no te preocupes por eso, que luego tendrás tiempo para enamorarte o tener una relación, yo te aconsejo que vivas tu vida y expreses lo que sientes. Si esta vez no funciona, en otro momento llegará otra chica, y las cosas podrían ser diferentes.
— Gracias, hermana, qué sabios son tus consejos. —dice Marco, levantándose de la cama.
— Ay, hermano querido, muchas gracias. —Le responde siguiendo su juego y guiñandole el ojo.
Chloe se encontraba indecisa, estaba de pie delante de la casa de Blake, pero no sabía cómo podía llegar a salir esa conversación que tenían pendiente. Golpeó la puerta despacio y se quedó allí, con las manos en su espalda mientras jugaba con sus dedos, nerviosa. Blake apareció, su cabello despeinado y mojado, las gotas de agua caían en su camiseta.
— Pensaba que no vendrías. —Fue lo primero que dijo, sin mostrar ninguna expresión.
— Aquí estoy, entonces...
— Ven, pasa. —Chloe asiente y se adentra en la casa de Blake, la cual ya conocía desde hace mucho tiempo. Ambos toman asiento en la isla de cocina, uno enfrente del otro, y un silencio incómodo se forma.
— ¿Quieres hablar ahora? —Pregunta mirándola y ella se encoge de hombros.
— Bien, pero que sea breve.
— Bueno, empezaré hablando yo y luego sigues tú, si eso quieres, ¿Está bien? —Aclara antes de comenzar a hablar y Chloe asiente—. Megan y yo ya no estamos juntos, eso fue hace bastantes meses y ya se cortó la conexión. Como te he aclarado varias veces, no busco ningún tipo de relación formal y lo sabes. Últimamente he estado metido en una bronca de mi padre, ya sabes que es una persona de negocios, y sólo por aparentar, tengo que estar con Megan. —Se humedece los labios antes de seguir— Por eso estaba en mi casa la vez que llamaste, por eso también ella tuvo que ir a la fiesta de Halloween, sino él no me hubiese dejado ir. Lo único que puedo ofrecerte, si eso quieres, es algo casual. No quiero seguir lastimándote a ti como lo he estado haciendo, sabes la importancia que tienes para mí y, supongo que también sabes, no soy de expresar mucho las cosas. —Blake hace silencio, esperando una respuesta de parte de Chloe. Ella no sabe qué palabras utilizar, pero asiente repetidas veces y se aclara la garganta.
— Lo único que puedo decirte es que Morgan volvió, Blake. Ya no sé si quiero que pase algo entre nosotros, por más que sea un beso o cualquier otra cosa.
— ¿Cómo que volvió? —La miró frunciendo el ceño, con cierta preocupación en sus ojos.
— Estuvo en la fiesta de Halloween, o mejor dicho, la fiesta fue en su casa. —Blake se pasa la mano por el cabello, alzando las cejas, estaba sorprendido. Él no se había dado cuenta de quién era esa casa hasta que Chloe lo nombró.
— ¿Y qué? ¿Sigues enamorada de él por más que te abandonó?
— Tú ni sabes qué fue lo que pasó, Blake...
— Chloe, ¿Me estás tomando el pelo?
— No.
— No sé si te acuerdas, pero Morgan era mi mejor amigo antes de que intentara algo contigo. —Le recuerda—. Y créeme, sé perfectamente el por qué se fue, cosa que no te va a gustar ni mierdas.
— Eso ya no es tema tuyo Blake, él dijo que en algún momento me lo diría.
— ¿En algún momento? ¿Cuándo va a hacer eso? Yo sólo te aclaro, Chloe, si Morgan llega a tener otra recaída en estos días te va a volver a abandonar. —Escupió con un tono de desprecio, dejando a Chloe helada. Ella parpadeó un par de veces, antes de hacer alguna mueca.
— ¿Tuvo una recaída? —preguntó, perpleja.
— ¿En serio no lo sabía? Tanto que dices que lo conoces más que nadie...
El timbre sonó, interrumpiendo la discusión que se estaba generando entre ellos. Los amigos ya habían comenzado a llegar.
— ¡Alex! ¡No hagas eso con los snacks! —gritó Blake desde dentro.
La casa estaba llena de risas y complicidad. Alex modelaba figuras de personas y animales con los snacks, mientras Dianna se movía al ritmo de la música junto a Abby y Hades. Noah busca la canción perfecta, y Blake, en la cocina, preparaba más comida para todos. Quién diría que un grupo tan variado podría tener tanto apetito.
Cuando Blake regresó con la comida en sus manos, todos los que estaban de pie se sentaron en la mesa de inmediato. El aroma de la pizza recién horneada llenaba el aire, y Noah no puede resistirse a pedir otro trozo. Los demás también quieren su porción.