Un Año de Amores

Capítulo XI: 29 de noviembre

[Aclaración antes de comenzar a leer: este capítulo contiene temas sensibles, se recomienda discreción. Si eres muy sensible, intenta saltearlo, queda en manos de cada uno.]

— Bueno, déjame ver qué es lo que no entiendes. —Le dice Hades a Chloe mientras observa los ejercicios escritos en la hoja blanca.

Ella suspiró, exhausta, con la frustración escrita en su rostro. Le da vueltas a la hoja, volviendo a leer la fórmula una y otra vez. Se recostó sobre su silla mientras observaba de reojo al pelirrojo, quien estaba concentrado en la hoja.

Hades niega con la cabeza, ella ha cometido el mismo error una y otra vez en esta misma hoja. Por ello se está frustrando demasiado con su tarea de matemáticas.

— Estos tres temas de aquí me tienen a punto de explotar. —Bufó— No los entiendo, mi cerebro se ha vuelto puré. —Se queja y se recuesta sobre la mesa, su cabeza sobre sus brazos. Él suelta una risa y coloca su mano en su cabeza, acariciando su pelo.

— ¿En serio no lo entiendes? Es bastante fácil si prestas atención.

— ¡Pero estoy prestando atención, Hércules!

— No eres muy buena prestando atención entonces. —Se burla, tratando de molestar con ese comentario—. Y deja de llamarme Hércules, te juro que dejaré de intentar explicarte los ejercicios.

— Es lo mismo que Hades. —Ella rodó los ojos, aún bromeando.

— Eres tan irritante. Es impresionante. —Él no pudo evitar esbozar una sonrisa, pero luego volvió a parecer serio después de recordar que estaban haciendo tarea. Ella le dio un leve codazo.

— Céntrate en entender los problemas y no en intentar jugar conmigo.

— Como sea, ¿Entonces están mal las cuentas que hice?

Él suspiró, se inclinó hacia delante y tomó la hoja llena de problemas. Observó los errores pequeños y a simple vista, para luego negar con la cabeza.

— Sí, totalmente mal.

— Mierda.

— ¿Ves lo que te dije? no pones atención.

— ¿Sabes lo que significa "Close the ass"?

— ¿Cerrar el trasero?

— Exacto, tienes que hacer eso.

— ¿Qué tiene que ver mi trasero en todo esto?

— Olvídalo, señor "No entiendo chistes".

— Esos no son chistes, son estupideces. ¿Alguna vez has considerado que no todos comprenden tus ocurrencias?

— ¿Por qué veo tantas hojas con problemas de matemáticas sobre la mesa? —Preguntó Dianna en voz baja, intentando no interrumpir la discusión de ambos chicos. Ella se encontraba recostada sobre la cama de Chloe, aunque los otros dos se habían olvidado completamente de su presencia al igual que de sus otros amigos.

— Chloe tiene problemas de matemáticas. —Explicó él, señalando la hoja que estaba llena de ecuaciones fallidas.

— No es que tenga problemas con las matemáticas o sea algo tonta, sólo es perezosa. —Dijo Alex, quien recibió un rápido empujón de Dianna para que se callara.

— ¿Te ha contestado? —Le preguntó Dianna, refiriéndose a Morgan, Chloe la miró negando con la cabeza y volvió con Hades.

— No, y preferiría que no me preguntes sobre eso, ahora quiero concentrarme en esto.

— ¿Te quedó al menos una neurona o se te evaporaron todas? —Pregunta Noah, con una sonrisa burlona en el rostro.

El teléfono de Chloe comenzó a vibrar sobre la mesa, pero no estaba al pendiente. Hades le señalo el teléfono, pero ella ni lo miro. Siguió con la lápiz en la hoja, tratando de resolver de mejor manera los problemas faltantes.

— Chloe... —Dió una palmada en la mesa, captando su atención.

— ¿Qué sucede? —Se incorporó un poco, intentando darle un vistazo rápido al teléfono.

Alex miró la pantalla y le avisó que era una llamada. El corazón de Chloe latía con fuerza mientras miraba la pantalla. Era él, Morgan. Todos observaban la escena con confusión y curiosidad. El teléfono siguió sonando y Chloe parecía atrapada en un dilema.

— Hasta que me has contestado, Morgan. —Finalmente respondió, con los nervios a flor de piel.

— Estaba ocupado, dime ¿Qué es lo que pasó? ¿Qué necesitas? —Le preguntó con un tono de voz intrigado, pero sin perder la pizca de emoción al hablar con ella.

— Lo único que necesito es escuchar tu versión de la historia.

Él exhaló un suspiro, ella escucho un ruido del otro lado de la llamada, como si estuviera acomodándose para sentarse en alguna parte.

— ¿Quién te ha hablado sobre ello? —Morgan se quedó estático desde el otro lado del teléfono, era lo que había estado posponiendo desde hace tiempo.

— Blake.

— ¿Es en serio? ¿Blake te contó? Él es el menos indicado para hablar de este tema, no tiene nada que ver.

Se escuchaba molesto por teléfono, casi como si hubiera una pequeña tensión por lo mencionado. Pero Chloe no planeaba retroceder, necesitaba respuestas más que nada.

— Quiero que vengas tú y me lo expliques, Blake me ha contado cosas terribles y no puedo creer que la persona que hizo eso fuiste tú.

— Está bien. —Le dice con seguridad y comienza a escucharse un ruido de fondo— ¿Dónde estás?

— En mi casa. —Le responde a secas, él le avisa que en pocos minutos estará allí y Chloe mira a sus amigos.

— ¿Vendrá? —pregunta Dianna.

— Si, así que tienen que irse.

— ¿Podemos escondernos en tu closet?

— No. —Le responde, incrédula— Además, tú ya has estado mucho tiempo escondida en el closet. —Alex bufa, comenzando a agarrar sus cosas.

— Ya nos vamos, te dejamos sola con tu hombre. —Alex se despedía con burla, pero la situación era tan seria que ni siquiera pudo ser objeto de burla. Todos comenzaron a quitarse de allí, aún estaban extrañados por todo lo que estaba sucediendo.

Luego de unos quince minutos llega Morgan, vamos directo a mi habitación, yo me siento en el escritorio y él queda en la silla del escritorio. Los primeros minutos parecen eternos, ninguno habla, el silencio es horrible hasta que decido dar el primer paso y preguntar sobre el tema.

— ¿Me contarás tu versión? —le pregunta, su mirada se tornó triste al recordar a esa chica, Morgan asiente, su rostro no demostraba ninguna emoción como suele pasar.




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