Chloe se encontraba en su habitación preparando un pequeño bolso con ropa y cosas de ese estilo para el viaje a la cabaña que habían dicho sus padres. Esas semanas que pasaron fueran una completa locura, la cosa con Morgan se había vuelto algo incómoda y tensa, pero no había ni un día donde no se hablasen, Alex y Dianna habían comenzado a salir, románticamente hablando, y fue una sorpresa para el resto de sus amigos, y los exámenes de mitad de curso estaban concluyendo, eso significaba más tiempo entre amigos.
— Pásame esa maleta. —Le dice Blake a Noah, él lo ayuda y luego se dirige a su respectivo coche.
— ¿Podemos hablar un segundo a solas? —Le preguntó Blake a Chloe, llamando por momentos su atención. Ella al principio se niega, sin siquiera mirarlo— Chloe, por favor. —Suspiró y ella se acercó a él.
— ¿Qué quieres? —Lo miró fijamente, con un tono de desagrado.
— Primero, no hagas ese tonito conmigo, chiquita, y luego ¿Para qué me has llamado ayer?
— No te he llamado.
— Sabes perfectamente que fue así, además, está tu nombre en la lista de llamadas perdidas. ¿Quieres seguir llamándome idiota por lo de Morgan o intentas hacer las pases conmigo?
— ¿De qué me sirve seguir llamándote idiota? Ya se supone que lo tienes bien aprendido. —Respondió, pero a su vez sin decir nada, dejándolo confundido. Subió al coche y Alex la miró con la ceja alzada—. Luego te explico.
La idea principal era ir en coche hasta la cabaña, pero entre todos se dividieron, incluyendo a sus padres. En el coche de los Alvani estaría la familia y Alex, ocupando los cinco asientos y comenzando a guiar el viaje. El segundo coche que arrancó fue el de los Rossi, donde iban también Hades y Blake, ya que sus familias no se sumaban a esas pequeñas vacaciones. Y en el último, y tercer, coche estaban los Webber.
— ¿Me pueden ayudar con esto? —Pidió Dianna mientras hacía una mueca, Chloe la miró confundida para luego fijar su vista en el gran bolso que intentaba sostener. Alex y ella se acercaron rápidamente, ayudándola.
Habían llegado a la cabaña luego de esas pocas horas de viaje, lamentablemente se encontraba un poco vieja y con polvo, hace varios meses que los Alvani no la visitaban, pero por lo menos la mantenían sana y salva sin que se cayera a pedazos. La cabaña se encontraba en medio de un bosque teñido por la nieve. La nieve, que caía despacio y de poca cantidad, cubría el tejado inclinado y se acumulaba en los alféizares de las ventanas, donde la escarcha dibujaba diversos patrones.
— ¿Entramos todos allí? No parece muy grande... —Dijo Hades, inspeccionando la fachada del lugar. La madre de Chloe, Cleopatra, asintió un poco divertida y respondió.
— Parece algo pequeña, pero créeme que hemos hecho hasta eventos de cien personas, es muy espaciosa. Vamos a tener una habitación para cada uno, aunque algunos van a tener que compartir... —Ella observó la cabaña y los recuerdos volaron a su mente— Tiene seis habitaciones, supongo que dos son para Mérida y Leonardo, una para Jordan, y la otra que queda para mi esposo y para mí, ustedes tendrán que dividirse. —Chloe miró a sus amigos, mientras jugaba con una bola de nieve.
— ¿Entonces? ¿Quién no quiere dormir con Hades y por qué?
— Cierra el pico, soy demasiado para ustedes. —Le respondió él.
— No nos queda de otra, Blake, Hades y yo en una habitación, Dianna, Alex y Chloe en la otra. —Opinó Noah, usando su lógica.— Abby puede compartir la habitación que queda con Marco, solamente tendrán que verse a la noche. —Ambos chicos respondieron asintiendo con la cabeza, ninguno tenía problema.
— Ya estamos aquí, ¿Ahora qué? —Pregunta Alex una vez dentro de la cabaña.
— ¡Y ahora a dormir! Ha sido un viaje muy largo y necesitaremos fuerzas para la tarde que nos espera. —Le respondió Cleopatra con una sonrisa.
Chloe fue la primera en despertarse de aquella siesta, sus ojos verdes reflejando la promesa de aventura que iban a tener. Caminó hacia la ventana, observando cómo la nieve cubría las montañas, pero una sombra detrás suyo captó su atención.
Blake también se encontraba despierto, su cabello despeinado cayendo sobre sus cejas y sus ojos oscuros sin reflejar ningún sentimiento alguno.
— Hola. —Dijo, su voz sonando con sequedad como es costumbre.
— Hola. —Le respondió ella con el mismo tono, ambos cruzaron una mirada fugaz.
Hades bostezó y se estiró, su mirada se cruzó con la de Chloe y compartieron una sonrisa cómplice. Sabían que este día sería increíble. Alex, la cual tenía puesto un extraño gorro de lana, se unió al grupo, apoyando su cabeza sobre el hombro de Chloe.
Una vez todos reunidos en la sala de estar, los amigos salieron de la cabaña, dejando atrás el calor del hogar y adentrándose en el frío revitalizante de la tarde. La nieve crujía bajo sus pies, y el aire fresco llenaba sus pulmones.
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Editado: 05.12.2025