Un Año de Amores

Capítulo XVII: 31 de diciembre

La casa brillaba con luces de colores y destellos dorados, como si alguien hubiera intentado colgar una galaxia entera del techo. La música sonaba fuerte, pero no lo suficiente como para tapar las conversaciones. Se respiraba un aire diferente al de otras fiestas, se sentía el ambiente más relajado, todo el mundo menos preocupado, más alegre.

La mayoría de la multitud vestida completamente de blanco, preparándose para recibir el Año Nuevo de una manera más elegante. El grupo se encontraba en una casa ajena a cualquier otra fiesta, ninguno sabía dónde se habían metido, pero al fin y al cabo se encontraban todos juntos.

Alex estaba apoyada contra la pared, con una copa de sidra en la mano y los ojos recorriendo el lugar como si buscara algo que la mantuviera anclada. O alguien, Dianna.

Dianna se encontraba en la pista de baile, dejándose llevar por el ritmo de la música. Ella había logrado amigarse con un par de chicas de la fiesta, aprovechando la situación para bailar con ellas.

Hades se mantenía en una esquina, con una lata de Sprite en la mano. Completamente sobrio. O intentando estarlo, era el conductor designado. Noah los saludó con un gesto desde la cocina, donde repartía snacks como si fuera su propia fiesta, era demasiado obvio que él era el primero en emborracharse.

Blake, sorprendentemente, estaba jugando Jenga con un grupo de chicos que no reconocía, pero que parecían encantados con su actitud tranquila y seria. La torre iba por la mitad y él no había perdido ni una sola vez.

Chloe, radiante como siempre, estaba sentada en un sillón de terciopelo, rodeada de gente, pero con Morgan sentado a su lado. Ambos tenían un vaso descartable en su mano con una mezcla extraña que resultaba ser alcohol con jugo de frutas.

Luego de un rato, cuando la mayoría logró adaptarse a la fiesta y al entorno, comenzaron a dispersarse. Hades estaba sentado en el jardín trasero de la casa, apoyado en un árbol, con los codos apoyados en las rodillas y la mirada perdida en el cielo nocturno. Blake lo vio desde lejos, acercándose hacia él y sentándose a su lado, sin decir nada. Sacó un cigarro de su bolsillo, prendiéndolo y dándole una calada. Hades lo miró con los ojos entrecerrados.

— Nunca vienes hacia mí en busca de silencio. —Hades finalmente rompió el silencio—. ¿No te gusta la fiesta? —Preguntó, sospechando de la actitud de Blake.

— No me gusta fingir que todo está bien. —Respondió, sin mirarlo. Su tono era bajo, contenido. Como si hablara desde un lugar muy lejos de sí mismo. Hades se mantuvo observando sin decir nada—. No me puedes leer como si fuera un libro abierto, Hades.

— No, pero puedo ver cuando te estás ahogando con tus propias palabras y la necesidad que tienes de descargarte. —Tragó saliva. Su mandíbula se tensó.

— No necesito que me salves.

— Yo tampoco te estoy ofreciendo eso. —Hades se encogió de hombros, Blake le dio otra calada a su cigarro.

— Me descubriste. —Admitió él. Hades asintió.

— Blake, no tengo una bola de cristal por más que quiera.

— No la necesitas, ¿Puedo confesarte algo?

— Sabes que siempre tienes toda mi confianza para hablar conmigo, ¿No? Para eso están los amigos, y yo sé que necesitas hablar con alguien, tu actitud me dice eso. —Blake suspiró, dándole la última larga y lenta calada a su cigarro, terminándolo del tirón.

—Creo que me estoy deprimiendo... —Miró hacia la casa, donde la mayoría de las personas se divertían, bailando y tomando como si no hubiera nada de qué preocuparse. Hades lo miró algo preocupado y se acomodó sobre el césped, ahora enfrentándolo para ponerle toda su atención—. Me siento invisible, no lo sé... —Blake suspiró, sus ojos comenzaron a enrojecer ligeramente y llenarse de lágrimas, se aclaró la garganta, buscando las palabras para expresarse— los veo a ustedes, veo a mis otros amigos, todos tan felices con sus familias y me siento tan mal, siento que no merezco eso, que merezco la vida que me tocó. Todo el mundo externo cree que por tener dinero uno es plenamente feliz, pero yo sólo pienso en que quiero tener lo que todos quieren, una familia normal. —Su voz volvió a quebrarse, desvió la mirada, evitando la de Hades. Él acarició su hombro, demostrando todo su apoyo y contención—. No quiero sonar como un desagradecido, ¿Sabes? Sé que mi padre se ha esforzado toda mi vida para que nunca me falte nada, para que yo siempre pudiera tener un plato de comida sobre la mesa, pero a la vez siento que me falta toda esa contención de su parte, todo el cariño de padre a hijo. Todo lo que me ha dado siempre han sido cosas materiales, pero yo necesito esa contención, ese padre presente orgulloso por los logros de su hijo. —Se limpió una lágrima que caía por su mejilla.

Hades escuchó todo sin interrumpirlo, dejando que uno de sus mejores amigos se desahogue completamente. Ya con sus palabras podía notar la pesadez y todos los sentimientos que él se había guardado durante todo el tiempo, toda la soledad que Blake se cargaba.

Y eso ponía triste a Hades, era triste ver como Blake, alguien que tenía todo lo que quisiera a su alcance, se sintiera tan vacío por dentro ante la falta de atención y contención de parte de su padre.

Aunque él siempre mostraba esa fachada soberbia, arrogante y egocéntrica, se escondía el alma de un niño que creció sin saber lo que era el cariño de una madre. Hades suspiró, buscando las palabras correctas.

— Blake, hay algo que me gustaría que tengas en cuenta. Todos necesitamos amor y contención, independientemente de nuestra posición económica, pero eso no quita que tú tienes que sentarte y hablar profundamente con tu padre de lo que sientes, sinó seguirás cargando todo el peso hasta llegar a tu límite.

— ¿Tú cómo le explicarías eso a Aaron Hendry, Hades? —Blake escupió con cierta molestia, aunque por dentro tenía razón, su padre siempre había tenido una personalidad peor que la de él, siendo una persona completamente fría y cero demostrativa.




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