El cielo estaba nublado, pero el césped del estadio de fútbol americano seguía tibio bajo el sol que se colaba entre las nubes. Chloe y Alex estaban sentadas sobre una manta improvisada, rodeadas de libros de historia, apuntes desordenados y marcadores sin tapa. A tan solo media hora del examen, ninguna de las dos parecía lo suficientemente concentrada como para retener información.
— ¿Estoy en lo correcto? —preguntó Chloe, frunciendo el ceño mientras repasaba una línea de sus apuntes. Alex revisó su cuaderno con expresión dudosa.
— Creo que sí... pero no estoy segura —respondió, dejándose caer de espaldas sobre el césped con un suspiro—. ¿Por qué no estudiamos antes?
— Porque Hades dijo que nos ayudaría y al final se fue —dijo Chloe, rodando los ojos.
— "Tengo cosas pendientes", dijo —repitió Alex, imitando su tono con exageración—. Siempre tiene cosas pendientes.
Ambas rieron, aunque el nerviosismo seguía flotando entre ellas, tan denso como las nubes sobre sus cabezas.
— ¿Y si le pedimos ayuda a Dianna? —sugirió Alex, girándose hacia su amiga.
— Es tu novia, puedes mandarle un mensaje. —dijo Chloe con una sonrisa cansada.
— Tienes razón. —Alex ya sacaba su teléfono—. Le voy a preguntar. —Sus dedos se movieron rápido por la pantalla. Después de unos segundos, levantó la vista— Listo. Mensaje enviado. Ahora solo hay que esperar a que responda.
Chloe asintió en silencio, y su mirada se desvió hacia algo detrás de Alex.
— ¿Qué hace Blake aquí?
— ¿Blake? ¿Dónde? —preguntó Alex, dándose vuelta.
Efectivamente, Blake se acercaba caminando con paso relajado, las manos en los bolsillos de su chaqueta. Llevaba los auriculares colgando del cuello y el rostro neutral, aunque su expresión se suavizó un poco al verlas. Sin decir mucho, se sentó junto a ellas en el césped.
— Buenas tardes... —saludó con voz tranquila.
— ¿Qué hacías por aquí? ¿No tenías clases? —le preguntó Alex, arqueando una ceja.
— No vino un profesor, así que nos dieron dos horas libres. Luego tengo que volver. —Respondió Blake con tono despreocupado—. Y si tu pregunta se refiere a qué hago en su escuela, fácil, tenía que hablar algo serio con Hades y ya.
— ¿Y cómo sabías que estábamos aquí?
— Él mismo me lo dijo, luego de que tuve esa charla con él.
— Ah... —dijo Alex, encogiéndose de hombros, pero notando una sensación extraña, compartió una mirada con Chloe.
El silencio que siguió fue breve, pero tenso. Blake dirigió una mirada a Chloe, que ella evitó con rapidez, bajando los ojos a sus apuntes como si necesitara encontrar algo urgente.
— ¿Y qué estaban haciendo antes de que yo llegase a interrumpirlas? —preguntó Blake, intentando romper el hielo.
— Tenemos un examen en —miró su muñeca fingiendo tener un reloj— media hora y no estudiamos casi nada... —Respondió Chloe, sin levantar la vista.
— ¿Examen de qué? —Blake estiró el brazo y tomó uno de los apuntes de Chloe sin pedir permiso— ¿La Revolución Francesa? —leyó en voz alta.
— Sí. —respondieron ambas al mismo tiempo.
— Uf, ese tema me tocó el año pasado. Fue un caos, pero aprobé. —Comentó, hojeando las hojas—. ¿Quieren ayuda?
—¡Por favor! —exclamó Alex, poniéndose de rodillas frente a él—. Tienes que ayudarnos. En serio. —Blake soltó una breve risa ante el tono desesperado de Alex, relajando un poco los hombros.
— Está bien. Pero si aprueban gracias a mí, me deben algo.
— Hecho. —dijo Alex y Chloe le dio una mirada de advertencia, y por primera vez desde su llegada, lo miró directamente.
Sus miradas se cruzaron. Fue apenas un instante, pero bastó para que se sintiera el eco de lo que no se habían dicho. Y en ese momento, entre libros abiertos y apuntes desordenados, ninguna revolución parecía tan complicada como el silencio entre ellos dos.
Blake hojeó el cuaderno de Chloe y murmuró algo en voz baja, como si estuviera pensando en voz alta. Luego señaló una fecha con el dedo.
— Este fue uno de los puntos clave: la toma de la Bastilla. Si entienden por qué fue tan simbólica, ya tienen una buena parte del examen dominado.
Alex asentía con energía, anotando rápido mientras él hablaba. Chloe lo observaba con atención, aunque fingía seguir el ritmo de su amiga. En realidad, no podía dejar de notar la forma en que Blake hablaba con tranquilidad, tan distinto a cuando se cruzaban por los pasillos con esa frialdad casual.
— Y este nombre, Robespierre, ¿recuerdan qué rol tuvo? —preguntó él, girándose levemente hacia Chloe.
— Líder del Comité de Salud Pública... ¿No? —respondió ella, algo insegura.
— Exacto, bien. —Dijo Blake, y por un instante, le sonrió. No esa sonrisa ladina que solía mostrar en grupo. Era algo más suave. Más genuino.
Chloe bajó la mirada, acomodándose un mechón de pelo detrás de la oreja. Sentía el corazón latir con más fuerza, como si algo dentro de ella estuviera tamborileando con impaciencia.
— ¿Y qué pasa con la guillotina? —intervino Alex, sin notar la breve pausa entre los dos.
— Ah, bueno... —respondió Blake, regresando a su tono habitual.
— Es para los hombres que no sirven. —Chloe bromeó.
— Chloe... —Alex rodó los ojos, divertida— dices eso como si fueras lesbiana y no lo eres.
— Como sea. —Blake se aclaró la garganta, llamando nuevamente la atención de ambas.
— Eso ya entra en la etapa del Terror. Robespierre básicamente hizo limpieza con todos los que consideraba traidores a la revolución, incluyendo a sus propios aliados. Muy poético.
— Muy perturbador. —murmuró Chloe, medio en broma.
— La historia siempre lo es. —dijo Blake, mirándola de nuevo, esta vez por un segundo más largo.
Alex no pareció notar la tensión que crecía en el ambiente. Seguía escribiendo, concentrada en memorizar datos a la velocidad de la luz.
— ¿Tienen tiempo para una ronda más de preguntas rápidas? —preguntó él.
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Editado: 05.12.2025