Un Año de Amores

Capítulo XXXIII: 26 de mayo

Chloe decidió llamar otra vez. Marcó número por número y esperó. La llamada fue rechazada. Llevaba más de una hora intentando hablar con Alex; necesitaba pedirle disculpas y que todo volviera a ser como antes. Lo intentó varias veces más hasta que, frustrada, se dio por vencida. Alex simplemente no quería hablar con ella. Había sido una pelea tonta, pero el orgullo de ambas les impedía disculparse con facilidad.

El día pasó lento. Chloe permaneció toda la tarde en la cama, viendo una serie de asesinatos donde los protagonistas estaban a punto de atrapar al culpable, pero un giro inesperado cambiaba toda la trama. Apenas prestaba atención.

Un golpe en la puerta la sacó de su distracción. Era su madre, avisándole que los Rossi vendrían a cenar. Chloe suspiró, se levantó de la cama y se arregló lo suficiente para aparentar estabilidad. Cuando sonó el timbre, bajó las escaleras. Entraron su tío, Mérida, Noah y, por último, Alex. Ella ni siquiera la miró.

Durante la cena, Chloe buscó distintas oportunidades para acercarse a su amiga, pero Alex la evitaba con fría indiferencia. La conversación en la mesa fluyó entre los adultos, que comentaban sobre los exámenes. Chloe terminó hablando con Noah, quien le contó que Hades, el chico con apariencia de que nunca rompía un plato, se había metido en problemas.

— ¿Qué hizo para meterse en problemas? —preguntó Chloe, sorprendida.
Noah negó con la cabeza y señaló discretamente hacia sus padres. No era un tema para hablar en su presencia.

— Noah, Alex, ¿cómo les va en los exámenes? —preguntó la madre de Chloe.

— No estoy sacando notas excelentes, pero con aprobar estoy conforme. —Respondió Noah.

— Yo opino lo mismo. —Añadió Alex, con un tono neutro.

— ¿Y tú, pequeña tormenta? —preguntó Mérida, como siempre la llamaba.

— Estoy bastante bien... —respondió Chloe con una sonrisa suave.

La cena continuó tranquila. Después, mientras los adultos tomaban café, Chloe aprovechó para intentar hablar con Alex.

— Por favor —pidió con voz baja.

— No —respondió la melliza, cortante.

— Hablemos, Alex.

— Ya te dije que no.

— Solo escúchame. Te extraño mucho, mis días no son iguales sin la melliza malvada. Perdóname.

Alex la miró un instante, con los labios apretados.

— Quiero hacerlo, pero no puedo.

Eso fue todo. Se levantó y se cambió a otra silla. Chloe buscó la mirada de Noah, quien fruncía el ceño.

"¿Quiere, pero no puede? ¿Qué está pasando aquí?", pensó ella.

Noah le hizo una seña para que lo siguiera al jardín. Se sentó en un columpio y habló antes de que Chloe abriera la boca.

— Antes de que preguntes: no sé qué le pasa a mi hermana. Y si quieres que confiese, tendrías que atarla de pies y manos.

— ¿Crees que sea por Dianna? —aventuró Chloe.

— Puede ser. Han estado muy unidas últimamente y siento que Dianna la manipula de alguna forma.

— Cuando ella está presente, Alex no me ve ni me escucha.

— Exacto. Así que lo mejor sería... atarla ahora mismo.

— ¿Qué? Noah, espera... ¿a dónde vas? —Chloe lo siguió alarmada.

Él entró decidido a la casa, se acercó a Alex, la levantó en brazos y comenzó a subir las escaleras. Los adultos miraron perplejos; Chloe solo se encogió de hombros y lo siguió. Terminaron en su habitación. Alex, aún enojada, cruzó los brazos.

— ¿Qué quieren?

— Saber qué te pasa... —dijo Noah con firmeza.

— Estoy perfectamente bien.

— Estás mintiendo, melliza malvada, te conozco demasiado. —Insistió él.

— Como sea, no quiero estar aquí.

— ¿Por qué no puedes perdonar a Chloe? —preguntó Noah directamente.

— Porque no puedo.

—¿Y qué pasa si lo haces? —Alex bajó la mirada.

— Dianna se enojaría conmigo. Siempre me dice que quiere tener la misma relación que yo tengo contigo, Chloe. Y se pone celosa cuando comparto contigo cosas que no comparto con ella.

Chloe la miró, incrédula.

— Pero ella es tu novia, Alex. Eso que dices es absurdo.

— Lo que pasa es claro. Dianna te está manipulando porque siente celos de Chloe.

— Dianna no manipula ni a una mosca —replicó Alex.

— ¿Ah, no? ¿Te deja juntarte con Hades? ¿Te deja ir a ver a Blake los fines de semana?

Alex dudó.

— Con Hades sí, con Blake no.

— Ahí está. Ella no quiere que tengas un lazo con Chloe. Le tiene envidia y celos. —Alex bajó la voz, con un brillo de tristeza en los ojos.

— También te extraño, Chloe. Pero no quiero que Dianna se enoje conmigo...

— Lo solucionaremos hablando —respondió Chloe, dando un paso hacia ella.

— Mejor hablemos de otra cosa. ¿Saben que le quitaron la licencia a Hades? Conducía demasiado rápido y casi atropella a alguien. —Chloe lo miró, atónita.

— Eso no tiene sentido. Hades siempre es muy responsable al volante.

— Por eso mismo me preocupa —añadió Noah. Chloe frunció el ceño. Algo hizo clic en su cabeza.

— Él ha estado ansioso e hiperactivo últimamente... eso no es normal.

— ¿Crees que volvió a consumir cafeína? —preguntó Noah.

— ¿Las bebidas energéticas tienen cafeína? —Chloe lo fulminó con la mirada.

— Obviamente que sí. —Entonces lo entendió todo.

— Ya sé lo que le está pasando a Hades. —Los mellizos la miraron con sorpresa, esperando su explicación.




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