Un año para despedirse

Capítulo 11: Cuando el mundo se volvió pequeño

Hubo un momento -no sé exactamente cuándo- en que dejé de contar los ciclos de quimio y empecé a contar los buenos días: los días en que despertaba con energía suficiente para bromear, comer algo rico o al menos discutir conmigo sobre qué serie ver. Eran pocos, brevísimos, y jamás llegaban seguidos; cada uno parecía un espejismo antes de la siguiente recaída.

Cada nueva sesión drenaba el color y la risa. Su cara -la misma que hacía chistes a medio metro de la muerte- se hundía detrás de unos ojos enormes y apagados, como si la vida se le hubiera arrebatado centímetro a centímetro. Yo seguía entrando a la habitación con mi show preparado, pero, por primera vez, mis historias chocaban contra una pared gris. El chico que hacía bullying cariñoso a su propio vómito ahora solo asentía con un gesto cansado.

Y entonces estuvo el silencio de los demás.

Él siempre había sido un imán de gente: fiestas llenas, sobremesas eternas, carcajadas que retumbaban en la playa a las tres de la mañana. Pero la enfermedad es una criba despiadada. De aquel ejército de amigos quedaron cuatro. Cuatro rostros que, pese al miedo, se turnaban a enviarse audios, memes o para sentarse a jugar videojuegos online. Podría decir que a él le dolió más el agotamiento físico, pero mentiría: lo que de verdad lo impresiono fue esa ausencia repentina --descubrir que, cuando el cuerpo falla, muchos vínculos fallan con él.

Uno de esos días, mientras le acomodaba la manta, me susurró:

"¿viste? Al final la quimio no solo te quita el pelo... también te quita amigos".

No supe que contestar. Solo le apreté la mano, contando internamente hasta diez para no llorar. Porque yo también lo veía: nuestra vida entera reducida a una habitación, cuatro amigos y mi propia sonrisa fingida.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.