Epílogo: Carta para ti

Querido tú,

Sé que donde estés, todavía me escuchas. A veces incluso te siento en el viento suave, en una canción que suena en el momento justo.

No te fuiste del todo. Solo cambiaste de lugar. He vivido tantas cosas desde que te fuiste. Cosas que jamás imaginé vivir sin ti al lado. Y sin embargo... aquí estoy.

He reído. He llorado. He aprendido a ser madre, a ser fuerte, a trabajar con el alma hecha trizas, a reconstruirme con paciencia.

No te voy a mentir: me rompí. Mucho.

Y muchas veces me pregunté si alguien día volvería a sentir algo parecido a la felicidad. Y no... nunca fue igual. Porque tú tenías un lugar único. Y nadie más podrá ocuparlo.

Pero con el tiempo entendí que no está bien que no sea igual. Porque lo tuyo fue irrepetible.

Fue una historia que marcó mi vida. Una historia que, aunque terminó demasiado pronto, fue completa. Fue real. Fue intensa.

Y ahora, aunque hay días donde te extraño con una intensidad que no cabe en palabras, también hay días en que sonrió recordándote.

Tengo una familia ahora. Una vida distinta. Llena de aprendizajes y segundas oportunidades, de luz nueva.

Porque tu sigues aquí. En una mirada, en una frase, en las gomitas sobre mi torta de cumpleaños. En ese abrazo que me diste antes de irte, que aun siento cuando más lo necesito.

Gracias por amarme tanto.

Gracias por haber existido en mi historia.

Gracias por haber sido tú.

Y si algún día nos volvemos a encontrar... no te preocupes, te voy a reconocer enseguida. Aunque no digas nada, aunque no me mires, sé que vas a sonreír como lo hiciste ese último día.

Y entonces, volveremos a reír fuerte, como siempre lo hacíamos. A contarnos nuestras historias más vergonzosas, las más tristes, las más tontas, escuchando canciones al amanecer, burlandonos del resto como si nada más en este mundo importara. te seguiré extrañando cada día hasta que sea el último. Porque fuiste mi confidente y no sabes cuanto extraño contarte mi día a día, mis penas, mis risas, porque ya nadie sabe que pasa en mi mundo.

Pero guardaré en mis ojos, tu ultima mirada.

Mi querido amigo. Con amor eterno,

tu amiga, tu risa, tu casa.