Un Año Problemático [completa]

Capítulo Veintidós

Cleopatra había vuelto rápidamente a su casa junto a sus amigas, el corazón latiendo con fuerza en el pecho. La preocupación por sus amigos la consumía, temía que alguno pudiera cometer una locura. Al llegar, la escena que encontraron fue desoladora.

La casa parecía estar patas para arriba. Las puertas estaban abiertas de par en par, y la cerradura mostraba claros signos de haber sido forcejeada. Cleopatra se detuvo un momento, tratando de procesar lo que veía. Había piedras rotas esparcidas por los alrededores, como si alguien hubiera intentado romper los vidrios de las ventanas.

— ¡Jordan! —Gritó Cleopatra, su voz resonando en el silencio inquietante de la casa. Sus amigas la siguieron de cerca, compartiendo su angustia. Aaron había desaparecido, otra vez de parte de L.R. ¿Pero Jordan dónde se encontraba?

Cleopatra corrió de habitación en habitación, buscando desesperadamente alguna señal de Jordan. Cada rincón de la casa parecía haber sido revuelto, como si alguien hubiera estado buscando algo con desesperación. Los cajones estaban abiertos, el contenido esparcido por el suelo, y los muebles estaban desordenados.

— Esto no puede estar pasando... —Murmuró Cleopatra, sintiendo un nudo en la garganta. Se detuvo en la sala de estar, donde encontró una foto de ella y sus amigos rota en el suelo. La recogió con manos temblorosas, sus ojos llenándose de lágrimas—. Era todo una trampa, él lo planeó.

— Cleo, tenemos que encontrarlo antes de que sea demasiado tarde. —Dijo una de sus amigas, colocando una mano reconfortante en su hombro. Cleopatra asintió, secándose las lágrimas rápidamente. No podía permitirse el lujo de derrumbarse ahora.

— ¡Busquen las armas!

Salieron al jardín, donde encontraron más señales de disturbios. Las plantas estaban pisoteadas y había más piedras rotas cerca de las ventanas. Cleopatra sintió una oleada de desesperación, pero también una determinación renovada. No dejaría que nada le pasara a Jordan.

— ¡Hijo de puta! —volvió a gritar, su voz cargada de enojo y miedo.

— ¡Cleopatra, ven aquí! —Gritó Hanna, desde la puerta principal. Cleopatra corrió hasta allí para encontrarse con su hermana, Thalía, y con ¿Jordan?

— Me llamaron a la base para avisarme que estaban intentando entrar a la casa y cuando llegué me encontré con esto, ¡Un chico completamente desesperado y un poco oloroso en la puerta al igual que otros más! —Thalía sostenía a Jordan de su camiseta, su expresión era una mezcla de sorpresa y desagrado, intentando casi no tocarlo—. ¿Saben quién es o lo mando a la base?

— Thalía, es Jordan. —dijo Cleopatra rápidamente, con los ojos muy abiertos, tratando de calmar la situación.

— ¿Jordan? —Thalía lo miró de pies a cabeza, escaneándolo con una mirada crítica—. ¿Por qué no lo dijiste antes, idiota? Estaba por mandarte a Azkaban. —Dijo, soltándolo bruscamente y guiñandole un leve ojo a Cleopatra. Jordan se tambaleó un poco, recuperando el equilibrio.

— No lo sé, será porque... ¡No me dejaste ni decir mu! —Respondió, frotándose el lugar donde Thalía lo había agarrado. Cleopatra se acercó a Jordan, preocupada por su estado.

— ¿Estás bien? ¿Qué pasó aquí? —le preguntó, su voz llena de preocupación.

— No lo sé, tuve el presentimiento de que algo estaba mal y vine lo más rápido posible, pero al llegar ya estaba toda la casa en este estado. Y lo peor fue encontrarme con esta loca, lo único que hizo fue retenerme en contra de mi voluntad. —Le sermoneo en la cara, mirándola enojado.

— Pensé que eras el culpable, con esas pintas... —Cleopatra miró a su hermana negando con la cabeza.

— ¡Déjate de pelear! ¿Qué pasó con Aaron? ¿Está aquí? ¿Fue otro de los que encontraste? —preguntó Cleopatra, su preocupación era evidente.

— ¿No se lo había llevado la policía? —Se cuestionó Jordan, confundido.

— ¿Es el peli-negro que me cae mal? —preguntó Thalía, tratando de recordar.

— Sí, él mismo. —Cleopatra asintió con la cabeza.

Thalía suspiró, relajando un poco su postura—. Lo vi cuando llegué aquí, antes de cruzarme con este adefesio de persona que sólo sabe insultar, pero se me hizo extraño porque habían dos policías que lo sostenían. Me hubiera gustado que se lo llevaran, pero no los dejé, pedí que me muestren la orden de arresto y no tenían ninguna. —Aaron apareció lentamente por la misma puerta, tenía varios hematomas por su rostro y sus brazos. Cleopatra saltó hacia él, abrazándolo, Aaron hizo una mueca de dolor, pero se dejó—. Los policías, que por cierto, eran más falsos que una multa por tener vidrios polarizados, los tengo cautivos en la base. En este mismo momento los deben estar escaneando e interrogando, al único que no pudimos atrapar fue al falso doctor, pero eso es lo de menos. ¿La mano de Matteo cómo se encuentra? ¿La salvaron?

— Tuvieron que hacerle una leve operación, para reconstruir un poco la mano, y luego le han colocado un yeso, para que sus huesos puedan recuperarse como se debe. De todas maneras, él está enojado con todos nosotros, aunque le hice entender que no fue nuestra culpa que pase esto, ni nosotros sabíamos que eso podía pasar.

— Era de esperarse. —Respondió con seguridad mientras echaba un vistazo fugaz por la casa— Bueno, mi trabajo por aquí se cumplió, igual enviaré a algunos de mis agentes a que les ayuden con el desastre, pero ahora sí me tengo que ir. Cleo, llámame por cualquier cosa que necesites, y ustedes también... —Señaló a sus amigas—. Tú no, tú me caes mal, —señaló a Aaron— y tú tampoco, hueles a puerco. —Ahora lo hizo con Jordan.

Cleopatra sabía que Thalía siempre había sido una persona misteriosa, casi nunca estaba en su casa a altas horas de la noche y se la pasaba en su computador escribiendo. Al principio no entendía, pero luego de una larga explicación de su parte comprendió un poco todo. El mundo de la mafia, los asesinos sueltos y otros asuntos secretos era muy complicado, sin contar a todas las personas que habían detrás de eso. Las cosas ilegales en las que estaba metida ella no eran asunto de Cleopatra, y varias veces se lo tuvo que remarcar, pero sabía que contaba plenamente con ella ante cualquier inconveniente.




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