Un Año Problemático [completa]

Capítulo Treinta y Uno

Aaron y Cleopatra llegaron a la base de Thalía, un escondite seguro en un edificio apartado de la ciudad. La puerta se abrió después de que Aaron la golpeara ligeramente con los nudillos, revelando la presencia de Thalía, la hermana de Cleopatra, con una expresión confusa en su rostro. Ella los miró a ambos con extrañeza, notando la seriedad en sus rostros.

— ¿Qué ocurre? —preguntó, cruzando los brazos. Cleopatra y Aaron intercambiaron una mirada antes de que él hablara con voz firme.

— Thalía... Necesitamos hablar contigo. Tenemos algo importante que compartir.

Thalía notó la gravedad en el tono de Aaron y les hizo señas para que pasaran al interior. Cerró la puerta detrás de ellos y se sentó en un incómodo sofá en el centro de la habitación. Sus ojos estaban fijos en ellos, esperando una explicación.

— ¿Por qué Luciano tenía documentos confidenciales firmados y sellados por Liorino? —preguntó Cleopatra.

Thalía frunció el ceño por la concentración, claramente familiarizada con el nombre de Liorino. Pero cuando escuchó acerca de los documentos, sus ojos se abrieron con sorpresa.

— Documentos firmados y sellados por el General Liorino... Eso no me lo esperaba —dijo, llevándose una mano a la barbilla—. Es extraño que Luciano tuviera acceso a algo así. —Aaron asintió, cruzando los brazos.

— Exacto, es extraño. Y no sólo eso, tenemos incluso más evidencia en contra de él. Documentos legales, diarios, anotaciones. Todo prueba que Luciano estaba siguiendo y espiando a múltiples personas, incluidas algunas oficiales de confianza.

— También tenemos papeles y papeles de denuncias, Thalía. Tiene toda la maldita información de cada persona, no entendemos cómo... —añadió Cleopatra. Ella se levantó abruptamente de su asiento, claramente agitada por la información que le estaban dando.

— Esto es grave. No sólo para nosotros, sino para la seguridad de todos... —Se paseaba por la habitación, con la mirada puesta en el suelo, en profunda concentración y preocupación.

— Ve a llamar a Liorino, él tiene que saber algo.

Thalía asintió y se apresuró hacia un pequeño escritorio en la esquina de la habitación. Tomó una pequeña placa telefónica y marcó un número. Después de unos momentos, una voz del otro lado de la línea respondió.

— Liorino, necesito que vengas de manera urgente a la base, ¿Estás disponible? —Hubo un breve silencio antes de que Liorino respondiera. Su voz sonaba intrigada y algo preocupada—. Hablaremos aquí, te espero. —Hubo otra corta pausa antes de que Liorino respondiera nuevamente. Después de la llamada, Thalía colgó el teléfono y se volvió hacia ellos, claramente nerviosa—. Liorino viene de camino. Tendremos respuestas pronto...

Aaron asintió, cruzando los brazos nuevamente. Cleopatra, a su lado, no podía mantener quieto su pie. Nerviosos, los tres esperaron en silencio hasta que, pocos minutos después, se escuchó un golpe en la puerta. Thalía se apresuró a abrir la puerta, revelando la presencia de Liorino frente a ellos.

— Por favor, pasa, Liorino. —dijo ella, abriendo la puerta aún más.

El General, con su uniforme impecable y expresión seria, entró a la habitación, sus ojos examinando todo a su alrededor. Liorino se detuvo frente a ellos, su rostro serio dando a entender que estaba sorprendido de su presencia. Sus ojos azules los examinaron a los tres, hasta que finalmente habló.

— Thalía, ¿Qué ocurre? Me dijiste que era urgente...

— Luciano Rossi tenía documentos confidenciales de la comisaría, Liorino. Antiguos y recientes. —Comentó Aaron.

Los ojos de Liorino se abrieron ampliamente ante la declaración. Su reacción era palpable, y no pudo disimular la sorpresa en su rostro.

— ¿Qué diablos? ¿Dónde los encontraste? —preguntó, con la voz ligeramente temblorosa.

— En la casa de los Rossi, encontramos una copia de las llaves, estaban en una habitación escondida... —Respondió Cleopatra, sentada en la silla frente a Liorino. Su tono de voz era serio y se podía notar la tensión en la habitación. El General se frotó la barbilla con nerviosismo y su expresión se volvió aún más seria, como si estuviera considerando todas las posibles consecuencias de esta situación.

— No puedo ni comienzo a entender cómo este idiota pudo haberse hecho con documentos tan cruciales. —dijo Liorino, sacudiendo ligeramente la cabeza con incredulidad. Sus ojos se posaron en Aaron, quien estaba de pie, apoyado contra la pared, con una expresión estoica en el rostro.

— No creo que lo haya hecho por su cuenta. —Comentó Cleopatra, cruzando los brazos sobre el pecho. Su voz sonaba algo irritada, y podía ver las arrugas de preocupación en su cara. Liorino miró a Cleopatra, una mezcla de comprensión y frustración en sus ojos.

— Probablemente haya habido ayuda externa... —Comentó él, aún tratando de procesar la situación. Su espalda estaba erguida y su mentón ligeramente alzado, indicando que estaba tratando de mantener el control. Su mente estaba trabajando a toda velocidad, tratando de entender cómo había sucedido todo esto y qué tenían que hacer a continuación.

— Exactamente. Alguien tuvo que haberle suministrado esos documentos. Pero aún no hemos podido averiguar quién. —dijo Aaron, con su típica expresión impasible y voz firme. A pesar de su apariencia imperturbable, se podía ver una pincelada de irritación en su rostro.

Liorino se frotó la frente, su frustración creciente. Sus ojos se cerraron ligeramente y su mandíbula se tensó mientras pensaba en la situación actual. Después de unos instantes, finalmente habló, con la voz firme y seria.

— Necesito que encuentren al responsable de esto, y rápido. No podemos permitir que información tan importante caiga en manos equivocadas. —Cleopatra y Aaron intercambiaron miradas, conscientes de la gravedad y urgencia de la situación.

— Lo lamento, General, pero no cuente conmigo. Nosotros no somos agentes ni parte de la policía, ya hemos hecho demasiado y seguimos con dudas. —Respondió Cleopatra, sin pelos en la lengua. Liorino se volvió hacia ella, su rostro mostrando sorpresa y frustración ante su negativa. Sus ojos se tornaron fríos y su voz se volvió un poco más tajante.




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