Capítulo Treinta y Tres

La operación "Búsqueda de Emma Grey" había comenzado, todo un grupo de especialistas y policías de la base siguieron a Aaron, Cleopatra y Thalía hacía aquel edificio. Al llegar, Cleopatra y Aaron se separaron del resto del grupo, decididos a inspeccionar cada piso del edificio en su búsqueda, y no desperdiciar tiempo. Con pasos firmes, subieron las escaleras hasta el primer piso, donde la penumbra del pasillo les envolvió. La luz tenue de las lámparas parpadeantes apenas iluminaba su camino, creando sombras inquietantes en las paredes.

— ¿Sabes si vive alguien aquí? —preguntó Aaron, mientras caminaba a paso seguro detrás de Cleopatra.

— Sí, no son muchas personas, pero algunas viven aquí. Tenemos una pequeña lista, departamentos los cuales revisar y los departamentos que no. —Le respondió ella, sacando un papel arrugado de su bolsillo trasero— A1 y A4 están habitados, primero tenemos que buscar en los que no, A2, A3 y A5.

— ¿Cómo sabías?

— ¿Cómo sabía qué?

— De este edificio, de que ella podría estar oculta aquí.

— No creas que acepté ser su amiga porque así lo quise, Aaron. Sabía que ella tenía algo que ver con todo esto, fue demasiado extraño la manera en la que buscó acercarse a mí. —Comenzó a decir—. En una de mis tantas visitas hacia su "casa" descubrí una carpeta con papeles, la mayoría en holandés o francés, sólo había un papel en italiano con una dirección y resultaba ser aquí. Comencé a seguirla, intentando que ella no se diera cuenta, y así descubrí que venía a este sitio los fines de semana con su supuesto ligue "Luke".

— ¿Nunca has descansado, no? ¿Siempre lo has tenido en tu cabeza? —Él la miró, preocupado. Cleopatra asintió.

— Cuando se fue él... sentí como si se hubiera ido mi vida, desde el principio no me creí el cuento del accidente.

Con cada puerta que abrían, el crujido de las bisagras resonaba en el silencio sepulcral. Cleopatra, con una expresión de feroz determinación en su rostro, avanzaba con cautela pero sin titubeos. Sus ojos escudriñaban cada rincón de las habitaciones, buscando cualquier indicio de Emma. Aaron, a su lado, mantenía una mano en el hombro de Cleopatra, brindándole apoyo y seguridad.

El aire estaba cargado de tensión y el eco de sus pasos parecía amplificar el silencio. Cleopatra no podía evitar sentir una creciente urgencia en su pecho. Cada habitación vacía aumentaba su preocupación, pero no permitía que el miedo la dominara. Sabía que encontrar a Emma era crucial y no podía permitirse el lujo de perder tiempo.

— "Piso 3 vacío." —Susurró Aaron, leyendo un mensaje de su teléfono—. Seguirán buscando en los otros 3 restantes.

Finalmente, al abrir una de las últimas puertas del pasillo, Cleopatra se detuvo en seco. Algo en la habitación captó su atención. Con el corazón latiendo con fuerza, dio un paso adelante, esperando que esta vez, su búsqueda llegara a su fin. Aaron siguió los pasos de Cleopatra al entrar en la habitación, sus ojos escudriñando el interior con atención. La habitación era pequeña, con las paredes desconchadas y las persianas rotas dejando entrar unas pocas ráfagas de luz del exterior. A simple vista, parecía desierta, pero había algo que llamó la atención de Cleopatra. Aaron sintió su tensión creciente y le lanzó una mirada interrogativa, preguntando silenciosamente qué era lo que la había hecho detenerse.

Cleopatra permaneció en silencio por un momento, escrutando la habitación con expresión cautelosa. Finalmente, su mirada se posó en una vieja puerta de madera, se encontraba cerrada y con un pestillo de metal. Se acercó lentamente, manteniendo la mano en el arma en estado alerta. Aaron la siguió de cerca, atento y listo para cualquier cosa que pudiera pasar. Pero en un abrir y cerrar de ojos, la puerta se cerró,

El sonido de la puerta cerrándose resonó en la habitación, llenándola de tensión. Aaron dio un respingo y se volvió a mirar hacia atrás, con una mezcla de sorpresa y alarma. Por un momento, la habitación quedó en silencio, sólo con el débil susurro del viento que entraba por las persianas y la poca iluminación que allí se encontraba.

Sin embargo, la tranquilidad fue interrumpida abruptamente por un repentino movimiento tras la vieja puerta cerrada, el leve tintineo del pestillo capturó la atención de ambos. La madera se sacudió ligeramente, como si alguien estuviera tratando de abrirla desde adentro. Cleopatra reaccionó inmediatamente, apuntando el arma contra aquella puerta. La expresión de alarma apareció en su rostro mientras se ponía en guardia, preparada para cualquier cosa que pudiera suceder.

Aaron, también en alerta, avanzó un paso para colocarse junto a Cleopatra. Los dos estaban espalda con espalda, Aaron mirando al frente, donde se entraba al departamento, mientras que ella estaba alerta a la otra puerta, ambos listos para encarar lo que fuera que estuviera al otro lado de la puerta. Cleopatra estaba tensa, sus ojos fijos en el movimiento de la puerta. El silencio se sentía casi opresivo, aumentando la tensión en el ambiente.

El crujido del pomo de la puerta intentando girar rompió el silencio de la habitación. Susurros indistintos se oyeron a través de la puerta, pero fueron demasiado bajos para ser comprendidos. Cleopatra mantuvo la mirada en alerta, mientras que Aaron se inclinó ligeramente hacia delante, tratando de escuchar mejor.

Los intentos de abrir la puerta siguieron, acompañados por más susurros incomprensibles. Cleopatra estaba a punto de dar un paso hacia adelante, pero Aaron la detuvo con una mano en su brazo. Él sacudió la cabeza ligeramente, recordándole que debían tener cautela. Cleopatra se detuvo, pero la tensión en su mandíbula se acentuó.

— Revisa el teléfono, Aaron, ¿Dónde están los demás? —Susurró, apenas audible.

— Están todavía registrando los otros pisos. —Respondió en voz baja, manteniendo su mirada enfocada en la puerta cerrada.

— Fíjate si hay alguno en este piso... —Aaron revisó su teléfono nuevamente, su expresión concentrada. Después de unos momentos, sacudió la cabeza ligeramente.