Un árbol para Navidad

Un Árbol para Navidad

Los pequeños y frágiles copos de nieve empiezan a caer. La primera nevada anuncia el comienzo del invierno y el fin del otoño en la gran ciudad, que recibe una pequeña muestra del clima frio y hermoso que prevalece en el polo norte, donde un pequeño duende llamado Guizú, llamado así porque a pesar de haber nacido en el polo norte, parece nunca acostumbrarse al frio y es el sonido que su pequeña enrojecida y fría nariz hace al estornudar, un estruendo pequeño, discreto; pero constante. Guizú corre entre los arboles vestidos de blanco, sus pequeños pies se hunden en la densa nieve; aunque esto no parece afectarle en la velocidad con la que se mueve, emocionado por llegar al taller.

-¡Es un gran día! –Anuncia con alegría nuestro pequeño amigo. Sus compañeros devuelven el saludo, saben perfectamente el porqué de la alegría incontenida de Guizú.

-Tú nunca cambias Guizú, ya sabes que este año tampoco vas a ganar. –Fazar el más viejo y gruñón de los duendes le recuerda a nuestro amigo las incontables veces que ha perdido en la búsqueda del árbol.

La búsqueda del árbol es un concurso que se lleva a cabo en la víspera de navidad. Todos los duendes incluido el señor y la señora Claus, observan cómo se forma en el polo norte la proyección de la imagen de cada árbol de navidad que las familias decoran en todo el mundo, desde el más grande hasta el más pequeño, más pomposo o más sencillo. La proyección de cada árbol muestra hasta donde las luces pueden iluminar, así de vez en cuando los duendes pueden ver los rostros de las familias que se acercan a observar con admiración su árbol de navidad.

Después de terminar su trabajo en el taller el pequeño Guizú observa con anhelo cómo se van formando poco a poco las proyecciones de los árboles como si de un holograma se tratara. Busca detenidamente un árbol llame su atención para presentarlo ante Santa Claus. De los cientos de árboles que son decorados por las familias solo los que los duendes escogen prevalecen, si un árbol no es escogido su imagen desaparece. A Guizú le conmueve mucho ver las caras de los niños llenas de asombro mientras observan su árbol, es su parte favorita. Siempre ha soñado encontrar el árbol ganador y compartir su deseo, puesto que el premio del concurso es obtener un deseo para el niño o niña más pequeño de la familia y para el duende que encuentre el árbol ese año. Guizú desea poder fortalecer su nariz, para así ya no molestar a los demás con sus constantes estornudos, aunque estén acostumbrados a ellos al noble Guizú no le gusta incomodar a los demás.

Mientras tanto en la gran ciudad acercándose la víspera de la navidad, una pequeña y vivaz niñita llamada Melany de 6 años, recorre la ciudad en búsqueda de cartón, es el trabajo que sus 2 hermanos mayores y ella deben realizar mientras papá y mamá trabajan en la fábrica de carbón, un trabajo cansado y poco remunerado que apenas les alcanza para vivir; pero últimamente el dinero no es suficiente ni para eso, pues su hijo mayor Damián de 10 años ha contraído una enfermedad pulmonar que el implacable frio no ayuda a mejorar. Todo el dinero se va en medicamentos para Damián, es por eso que Melany y sus otros 2 hermanos deben salir a buscar cartón para venderlo y así ganar algo extra para comer, mientras Damián espera en casa casi siempre débil por las fiebres, arropado con las viejas sábanas que son lo único que pueden darle calor, ya que el carbón es caro y solo las familias acomodas pueden darse ese lujo.

-Melany, ya vámonos a casa. –Su hermano Andy le advierte mientras toma el último trozo de cartón que han encontrado; pero Melany no le presta atención. Está totalmente inmersa observando, maravillada desde la puerta a un hermoso árbol de navidad que es decorado por una familia.

-¡Melany! ¡Es hora de irnos! –Noha toma del brazo de su hermana y la jala con delicadeza, él puede entender la emoción de su hermana al observar los adornos navideños; pero es algo que ellos no pueden permitirse, deben volver a tiempo y aun les falta vender el cartón.

Los tres niños regresan a casa a tiempo para la cena, un plato con sopa escaso de vegetales les espera en la mesa a cada uno. Los niños se sientan, saludan a sus padres, mientras Melany corre a la cama de su hermano Damián a contarle con lujo de detalle todo lo que había observado en la ciudad, cada decoración, cada adorno, cada pequeña cosa relacionada a la navidad, era un gusto que ambos compartían. El rostro de Damián se iluminaba al escuchar a Melany. El sentía que había estado en esa cama por siempre, y el tiempo en el que acompañaba a sus hermanos parecía muy lejano.

El tiempo transcurre lento pero firme, sin dar ventaja hasta llegar la navidad. Finalmente, el día especial ha llegado, a unas horas de sonar las 12 y comenzar la navidad, todos los duendes han escogido su árbol. El concurso no termina hasta que Santa regresa de haber repartido todos los regalos y se coordina mágicamente con los niños levantándose para observar sus regalos bajo el árbol.

Guizú no ha podido escoger ninguno, puesto que ninguno le ha cautivado. En años anteriores creía encontrar el indicado; pero anonadado por la emoción siempre escogía el primer árbol que se posara ante sus ojos; pero este año escogería con cautela y contendría todas sus emociones hasta encontrar el árbol perfecto.

En la gran ciudad Melany escucha a sus padres hablar a pesar de su esfuerzo por no ser escuchados. –El no sobrevivirá a esta noche. –Entre lágrimas que destrozan su corazón, la madre de Damián escucha las palabras de su esposo quien la abraza tratando de darle consuelo. Melany escucha y su pequeño corazón no puede contener el dolor y el miedo que esas palabras le provocan.




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