Después de aquel concierto, aquella alma deseaba reencontrarse con su otra mitad. Anhelaba que él, junto a ella, salieran por la parte trasera del coliseo luego de aquel concierto. Uno que marcó historia en su récord musical. Sin imaginarse lo que el destino le guardaba para ella.
Al salir, se encontró con su amado. Él la esperaba en aquella puerta, una que ella jamás olvidaría por más que lo intentara. Ella corrió a sus brazos, pero él no la recibió como ella esperaba. Su semblante estaba serio, y sus ojos demostraban dolor.
Dolor de una traición.
Una por parte de la mujer que él amaba y que jamás pensó que lo engañaría. Y aunque él quería saber la verdad, ella sabía muy bien que no había palabras correctas para revelar una infidelidad.
Aquella revelación era dolorosa como una bala.
Tan letal y cruel como la misma muerte.
La historia de aquellos amantes no estaba hecha para un “felices para siempre”. El amor entre ellos, por más que lo intentaran, jamás va a surgir. Porque el pasado de ellos es mucho más fuerte que el amor que sienten. Uno que empezó bailando.