Un Baile Sin Colores

Capítulo 2: El chico de las alturas

Desde que me subí al auto, todo el camino fue tranquilo y cómico. Todo el camino se basó en juegos, chismes de la secundaria y juegos de cartas. Hasta que nos tuvimos que detener en un centro comercial, dado que no tenía nada que ponerme para esta noche. La razón es que no tengo vestidos, la verdad es que no soy muy fanática de ellos. Aunque en el fondo deseaba que me hubieran traído para comer, la verdad es que me moría de hambre.

—¿Entonces qué hacemos aquí? Supongo que venimos a comprar ropa o a comer, porque tengo un hambre terrible, estoy que me como una vaca y una gallina de postre —dije bromeando, aunque en realidad sí tenía hambre, y mucha.

—Queen, vamos, relájate. Ya pronto comeremos algo. Mientras tanto, vamos a comprarte algo bonito para esta noche —dijo Bella muy emocionada.

—¿Ves? Ya estamos entendiéndonos todos. Y yo que quiero comprarme algo para lucir como toda una diosa —dijo Tyler, bailando como toda una diva. Me encantaba la forma en que él bailaba. Todos los viernes se presentaba en un show de Drag Queens y vaya que es el mejor en ello.

—De acuerdo, pero después de comprar la ropa, nos vamos a comer, ¿sí? —dije esperanzada, mirándolos a los dos muy seria.

Y así, los tres nos fuimos a las tiendas, habiamos ido a casi todas, Bella y Tyler tenían lo que se iban a poner esta noche. De verdad me gustó mucho lo que habían elegido. Yo solo me compré unos accesorios que me fascinaron y un par de tacones de los que me enamoré totalmente. No los podía dejar. Pero todavía no tenía lo que me iba a poner. Nada me gusta.

—Queen, demonios, hemos visitado diecisiete tiendas y no hay nada que te guste —se quejó Tyler, agotado y frustrado.

—Sí, ya me duelen los pies —murmuró Bella, sentándose en unos bancos que están al frente de una heladería.

—Es que no hay nada que realmente me guste —dije algo avergonzada.

—Tengo una idea: vamos a comer y después nos vamos a ver las últimas cuatro tiendas que quedan. Y como no te guste nada, soy capaz de dejarte calva —amenazó Bella, señalándome.

—De acuerdo —respondí levantando mis dos manos como signo de paz.

Nos dirigimos a un restaurante e hicimos nuestros pedidos. Bella eligió una ensalada con pollo, Tyler una hamburguesa y yo una pasta de pollo con setas. Mi pasta sabía riquísima. Quisiera que esta pasta se convirtiera en hombre y casarme con él en Las Vegas.

—Queen, deja de estar pensando en Bajo la misma estrella, tu pasta no se convertirá en hombre —dijo burlándose. Bella me conocía muy bien, podía leer mis pensamientos literalmente.

—Déjame soñar —dije frunciendo el ceño.

Terminamos de comer y nos dirigimos a una tienda que me había negado a entrar por una razón: es demasiado cara. Tendría que vender uno de mis órganos para comprar algo en esta tienda. Pero nada, no me cobran por mirar. ¿Verdad?

Mientras pasaba por el área de vestidos, de momento veo un traje negro de manga larga con un perfecto escote en la espalda. Lo tomo para probármelo y le aviso a Bella y a Tyler que iré al probador. Entro al probador, me coloco el traje y Dios, se ve tan perfecto en mi cuerpo y me sujeta las caderas a la perfección. «Maldita pobreza»

—Oh, mi Dios —murmuró Tyler sonriendo—. Te lo llevas, no se diga más.

—Este traje tendrá que valer algunos $500 dólares —dije sarcásticamente. Ni siquiera me había fijado en el precio. Tenía miedo de mirarlo.

—Revisa el precio —ordenó Bella.

Cuando busco el precio del traje, por poco me da un infarto: el traje cuesta dos mil dólares.

—Queen, te has puesto blanca como un papel —dijeron Tyler y Bella al mismo tiempo.

—Do, dos, do, dos... —dije tartamudeando.

—Dinos cuánto cuesta —gritaron al mismo tiempo, ocasionando que algunas mujeres pusieran la vista en nosotros.

—Dos mil dólares —dije, mirándolos a los dos.

Bella me miró seria y después miró a Tyler, y él asintió. Tyler se fue no sé a dónde y Bella me dijo que me quitara el traje. Eso mismo hice: fui al probador y me quité el traje para después ponerme la ropa con la que había venido. Cuando salí, me encontré a Tyler con un top color rosa. Bella le quitó el top y me pidió el traje. Se lo entregué y después vi cómo se metía al probador. Después de varios segundos, salió muy feliz y me dijo que fuéramos a la caja.

Por alguna razón estaba nerviosa. Esto no me olía bien. ¿Para qué querían que fuera a la caja si no podía pagar el traje? Estaba nerviosa. Cuando la cajera toma el traje para cobrarlo, me observa asombrada.

—¡Wao!, qué suerte tienes de encontrar este traje a este precio —dijo mientras empacaba el traje.

La miré asombrada y le dije que sí, que tengo mucha suerte, cuando me percaté del precio que salió en la caja registradora: el traje me costó cien dólares. Salimos de la tienda y nos dirigimos al estacionamiento.

—¡Son unos cabrones! —grité mientras me subía al auto.

—Querrás decir unos cabrones inteligentes —dijo Bella encendiendo el auto.

Bella empezó a conducir y nos estacionamos en una estación de gasolina. Se bajó del auto, entró a la gasolinera y después salió con unas bolsas. En ellas vi Nutella, fresas, ositos de gomita, frituras y un six-pack de cervezas Corona. Echó gasolina al auto y después arrancó.

Comencé a jugar cartas con Tyler mientras Bella conducía. Ya le había ganado como 10 veces. Nadie me podía ganar en este juego.

—¡Oye! Eso fue trampa —protestó Tyler, tirándome las cartas.

—Claro que no. El problema es que eres un perdedor y te cuesta admitirlo —respondí riéndome mientras le sacaba la lengua.

—Mis queridos amigos, hemos llegado —avisó Bella doblando hacia el hotel.

El hotel es súper gigante y hermoso. No podía creer que aquí celebraría mi cumpleaños. Fuimos a buscar nuestras llaves y la recepcionista nos llevó a nuestras habitaciones. Cuando entré a mi habitación me quedé perpleja, todo era muy lujoso. Los muebles eran de cuero color blanco, mi cama es king, blanca con crema. De verdad amaba mi habitación.Coloqué mis cosas en la habitación. Bella me dijo que en una hora pasaría a buscarme. Entré a la ducha y me lavé el cuerpo y el cabello. Estuve como 15 minutos bañándome. Salí y me lavé la boca. Cuando terminé, me dirigí a mi cuarto para buscar mis maquillajes. Cuando salgo, me encuentro una caja negra en mi cama y una nota arriba de ella. Cuando la abro, es una caja llena de maquillajes MAC. Cuando cojo la nota para ver de quién era, decía:



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En el texto hay: racismo, amor y musica, baile y musica

Editado: 05.05.2025

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