Por primera vez, me despierto tarde y no tengo cargos de conciencia. Así que hago un poco más de pereza antes de sumergirme en un baño caliente. La mañana está un poco helada y gris, pero eso no es impedimento para augurarme un buen día.
La ducha que tomo me ayuda a quitarme el cansancio del día anterior y a relajar mis músculos doloridos. Sin embargo, por el momento no tengo ganas de hacer otra cosa, así que seguiré trabajando con lo de la abuela de Masera. A lo mejor tengo algo de masoquista, ya que, en medio de todo, me estoy divirtiendo. Medito sobre que, si busco trabajo en mi campo, solo me devolvería a lo mismo, y no quiero. Y considerando que no soy capaz ni de hacer mi propia hoja de vida, mejor sigo tomándome mi tiempo y después pensaré en cómo resolver esas nimiedades, como dice Peggy.
Pensando en mamá, llamo a su manager, Belitza Barrons. Ella me comenta que se encuentra fuera del país, y aunque le pido más detalles, no me ofrece ninguno extra, solo que le surgió de pronto. Eso me deja preocupada, porque mamá nunca mencionó que saldría de viaje y siempre que lo hace, yo soy la primera en enterarme, aunque sean viajes relámpago. Nunca deja sus obligaciones sin una explicación convincente; supongo que esperaré a que esté de regreso para preguntarle.
Después de colgar, voy a la cocina por desayuno y me encuentro con una sorpresa cortesía de mi hermanito.
"Pasaré el día con papá. Te dejé desayuno extra. Hasta la noche, Mag. Tu hermano que te idolatra, Erick".
Dejando de lado su buen humor, me pregunto si está enterado del viaje de mamá, pero, dada la situación entre los dos, estará muy complacido de tenerla bien lejos. Luego del desayuno, decido hacer dos cosas, de las cuales una es inusual e increíble: primero, hablarle a Masera, y segundo, llamar a Peggy. Empiezo por la inusual, así que escribo el mensaje y lo envío.
"Buen día, Masera. Espero no haberle despertado; solo tengo una duda con respecto a la cena de esta noche. ¿Me la puede aclarar?".
Pulso enviar y la respuesta no tarda en llegar.
¡Vaya!, no creí que estuviera emocionada por algo de tan poca importancia. Y no, no estoy durmiendo; estoy bien despierto. Por cierto, ¿cuál es su duda?
No sé cómo debería vestir. Es algo, ¿formal o informal?
Póngase lo que quiera, solo es una cena normal.
¿Le pasa algo, Masera?
No.
¿Y a la Nonna?
¡Rayos!
Lo escribió mal, ¿cierto?
Sí, sí lo hice.
Vale, se lo resumiré: aun si llevara una cortina enrollada, estaría bien.
¿Cortinas? ¡¿Quién cree que soy?!
¡Qué tal si no llevo nada! ¡Grosero!
Envío y cierro sin esperar respuesta; pero, al igual que la última vez, esta no tarda. Pienso que de seguro es una broma. La dejo pasar y la veré otro día o en otro año. Segunda acción: llamo a Peggy y le cuento de la cena. Se pone tan emocionada que nos ponemos de acuerdo para almorzar y asegurarse de que luzca matadora y fatal. Eso me hace reconsiderar el darle cuerda a mi amiga.
Me dirijo a mi estudio, que después de una larga, estresante y agotadora semana he estado evadiendo. Pero solo lo hago porque necesito verificar si la factura del arreglo ya llegó a mi bandeja de entrada. Me siento de nuevo frente a mi computadora, la enciendo y reviso mi correo. Me sorprendo al ver la cantidad de mensajes que tengo represados. Hay uno de Agnes, avisándome del envío de mis pocos objetos de oficina, que, pensando en ello, aún no me han llegado.
El resto son referentes a mi antigua labor y de los que ya no tengo responsabilidad, aunque por alguna extraña razón siguen llegando con fechas actuales. Los borro todos, excepto el de Agnes; quizás en algún momento lo lea. Me entretengo un poco en esta acción, pero cuando termino y voy a apagar la computadora porque aun no me adjuntan la factura, noto que la aplicación de chat que utilizaba con Arthur tiene un mensaje reciente de él. Una tercera acción inesperada.
Medito si verlo o no, y al final termino leyéndolo.
"¿Maggie, estás allí?"
Me causa gracia, pero es muy remoto que él estuviera atento a si me conectaba al chat o no. No obstante, respiro hondo y contesto, teniendo claro que ya no voy a dejarme insultar nunca más.
Solo revisaba algunas cosas, pero ya que estás allí, aprovecho para decirte que dejen de enviarme trabajo que ya no me compete.
Eso es porque tu puesto sigue vigente. Por favor, no te vayas. ¿Podemos hablar un momento?
Esto sí que no me lo esperaba, Arthur rogándome tiempo. Algo debo estar haciendo bien para que el karma le llegue pronto.
¿De qué? O ¿qué? No creo que haya nada de qué hablar, lo has dejado claro.
Nosotros, Maggie.
¿Qué demonios con él?
Ya no hay ningún nosotros. Eso es historia. Tú lo dijiste; ¿u olvidaste lo decepcionado que estás de mí?
#332 en Otros
#148 en Humor
#1104 en Novela romántica
romance, comedia y drama, comedia humor enredos aventuras romance
Editado: 28.07.2025