Estuve tan ensimismada en mis pensamientos que no me di cuenta que alguien me acariciaba la mejilla.
Me sobresalte.
Totalmente me asusté.
No creí que fueras tú, no creí que delante de nuestras familias tu me mirabas con ternura, cariño y otro sentimiento que quiero descubrir.
-No quiero que te aleje de mí- y después de decir eso, simplemente me beso.
Un beso que nunca esperé.
Un beso que siempre desee.
Un beso que me hizo despertar de este sonambulismo en el que vivía.
Un beso con sabor a dulce.
Y sólo se separa de mí un poco, con nuestras narices rozando, para decir:
-Quieres salir conmigo?- y no pude evitar soltar una risita, para ahora está vez besarlo yo.
***
Ahora cuando abro los ojos me doy cuenta que todo estuvo en mi imaginación, y estoy en mi habitación soñando despierta.
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Editado: 17.02.2021